La entrega del Oscar clausura la temporada de premios por el año 2018. Varias tendencias se perfilaron en el trayecto. Las desglosaremos en las siguientes líneas para anticipar algunas de las movidas de la ceremonia del domingo 4 marzo.
1) Al Oscar so White lo sucede el acto afirmativo del Times Up. El relato vector del año fue el de la mujer acosada, victimizada, abusada y posteriormente vindicada por el medio. Innumerables dilemas y debates se plantean sobre el particular. Las favoritas visibilizan el tema. Tres anuncios en las afueras toca el problema con un tono de ambigüedad moral y de ánimo de revancha. La sátira redime su aparente esquematismo. Las interpretaciones de los actores quiebran el molde de los estereotipos de la América profunda. Ahí radica el mérito de la cinta de Martin McDonagh, protagonizada por una estupenda y sobria Frances McDormand, quien debería ganarse el galardón por su papel de madre enfrentada a la impunidad de la policía. Las mujeres fuertes, por igual, articulan los discursos de The Post, El hilo fantasma, Lady Bird y The Shape of Water. En cada una de ellas se cifra la esperanza de conseguir igualdad y reconocimiento de una industria afectada por las secuelas del caso Weinstein. Veremos si cambia el juego de roles y géneros establecidos, a partir de ahora.
2) La corrección política y la progresía definen la participación de otros lobbies del Partido Demócrata, cuyos adeptos publicitan sus campañas a través de las nominaciones. En un plan de rollo Unicef o de estructura fantasma de fundaciones caritativas, las categorías brindan respaldo a las agendas de los negros, de los integrantes de la comunidad LGBTI, de los latinos. Así podemos explicar la impronta de títulos como Get Out, Call Me By Your Name, Coco y Una mujer fantástica en el seno de la competencia. El espíritu paternalista quiere integrar a la diversidad del crisol de razas, como en una vitrina modelada a imagen y semejanza de la ONU. Dos cuestiones se desprenden de semejante ambición proteccionista. Primero, existe la tentación de filtrar los contenidos de manera excesivamente condescendiente para no herir susceptibilidades. Entonces se corre el riesgo de imponer un nuevo código de censura. Tácitamente vemos disminuir la crítica en beneficio de una mirada binaria, melodramática y melancólica de propuesta diluida. Segundo, la instrumentación ideológica recibe el trato de una producción especulativa en la conciencia de obtener réditos inmediatos e instantáneos. La sobrevaloración de los académicos instaura un patrón de condicionamiento conductista. Gana la racionalidad del grupo de presión en perjuicio de la espontaneidad y del crecimiento del lenguaje audiovisual, atomizado a límites casi infantiles de seriado televisivo en blanco y negro.
3) Los hispters van por el asalto del antiguo botín de los indies de Miramax. El estudio A24 desea consolidar su liderazgo abonado por el triunfo inesperado de Moonlight. Pero la Lady Bird de A24 será mera comparsa en un triunfo cantado para Fox Searchlight. Tres anuncios en las afueras y The Shape of Water se repartirán el botín de la apuesta del Mee To. Los gafapastas, los geeks y los bohemios empoderados levantarán los trofeos en un remake de la venganza de los nerds.
4) La cultura de lo retro siempre rinde dividendos. Los ingleses conocen del éxito del filón y lo explotan en Dunkerque y Las horas más oscuras, el díptico de la operación dinamo diseñado por la arquitectura del Reino Unido del brexit. La metáfora causa sensación en Venezuela entre quienes van al cine una vez por cuaresma, descubriendo las virtudes alegóricas del séptimo arte. Mientras la intelectualidad criolla se regodea en sus propias tesis de escuelita maniquea, con lecturas a favor y en contra del legado “empático” de Churchill, las cruzadas de los herederos de Gran Bretaña se conformarán con llevarse premios de consuelo, de vuelta a casa. De haber sorpresa, favorecerá apenas a Chistopher Nolan, el único con posibilidad de destronar a Del Toro a último minuto.
5) En la parte baja reside el verdadero espectáculo de la meca. La exclusión realmente aceptada por la Academia es la del mainstream de alto presupuesto, reducido a intervenir en renglones minoritarios. Es el auténtico prejuicio de la selección. No moverá un movimiento afirmativo o demagógico, porque ya goza de suficiente espacio y atención. Sin embargo, engloba las astucias y los logros de un conjunto de blockbusters de autor. Cerramos la nota con su mención: Logan, Blade Runner 2049, Baby Driver, Kong: la Isla Calavera y The Last Jedi. Honestas en su maximalismo y desmesura neobarroca. Mis favoritas del Oscar 2018, detrás de El hilo fantasma.
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