«Una victoria de todos los sirios» que repercutirá en todo Medio Oriente.
Así calificó Abu Mohammed al Jawlani, el líder del grupo Hayat Tahrir al Sham (HTS, Organización para la Liberación del Levante), el derrocamiento del presidente sirio, Bashar al Assad.
La cabeza de la organización fundamentalista que lideró la coalición opositora que este domingo puso fin a más de cinco décadas de la familia Al Assad en el poder, ofreció estas declaraciones desde la emblemática mezquita de los Omeyas, en el centro de Damasco.
«Esta victoria marca el inicio de una nueva historia para toda la umma (nación) islámica y para toda la región«, afirmó el líder rebelde.
Críticas a Al Assad y sus aliados
Al Jawlani aprovechó su discurso para atacar al exgobernante, a quien responsabilizó de las miserias que millones de sus compatriotas viven dentro y fuera del país.
«¿Cuántas personas se han visto desplazadas en todo el mundo? ¿Cuántas personas viven en tiendas de campaña? ¿Cuántas se han ahogado en el mar?», inquirió, para luego recordar que el régimen de Assad «encarceló a miles de sus ciudadanos injustamente, sin que hubieran cometido ningún delito«.
Pero como si lo anterior no fuera suficiente, el líder rebelde también acusó al exmandatario de haber convertido a Siria en «una finca para las ambiciones iraníes» y de propagar «el sectarismo y la corrupción».
El régimen de los ayatolás apoyó financiera y militarmente a Al Assad desde que el país se sumió en la guerra civil luego de la represión a las protestas de 2011. Apenas la semana pasada el ministro iraní de Exteriores, Abbas Araghchi, visitó Damasco y le ofreció al ahora depuesto presidente el respaldo de su gobierno para luchar contra las fuerzas «terroristas» que operan en Siria.
Al Jawlani también hizo un llamado a la unidad entre todos sus compatriotas.
«La gran revolución siria ha pasado de la etapa de lucha para derrocar al régimen de Al Assad a la lucha para construir juntos una Siria que esté a la altura de los sacrificios de su pueblo«, afirmó.
Más de medio de millón de personas han muerto en los 13 años que ha durado la guerra y 6,8 millones se encuentran refugiadas en otros países, de acuerdo con datos de las Naciones Unidas.
Un gesto simbólico
El sitio escogido por Al Jawlani para realizar su primera gran intervención en Damasco tras derrocar a su enemigo no ha podido ser más emblemática: la gran mezquita de los Omeyas.
El templo, ubicado en el centro de Damasco y que data del siglo VIII, es considerado como el cuarto sitio más importante para el islamismo tras las mezquitas de la Meca y Medina (Arabia Saudita) y el llamado Domo de la Roca de Jerusalén (Israel).
La mezquita, donde, según la tradición, están los restos de San Juan Bautista, era utilizada por Hafez al Assad y su hijo Bashar, quienes son miembros de la minoría alauí (una de las ramas chiismo) para sus grandes ceremonias.
Precisamente las protestas de 2011 tuvieron en este recinto religioso uno de sus epicentros.
«Hoy se ha limpiado Siria, gracias a Dios y a los muyahidines (combatientes)», declaró Al Jawlani mientras sus seguidores le interrumpían con gritos de «Dios es grande, Dios es grande».
Un líder que genera dudas
Las primeras palabras de Al Jawlani sonaron bastante conciliadoras. Sin embargo, no han sido suficientes como para despejar todas las dudas en relación con sus planes.
¿Por qué de los recelos? El HTS es una organización tiene sus orígenes en Al Qaeda.
La agrupación nació en 2012 con un nombre diferente, el Frente al Nusra, y juró lealtad al movimiento creado por el fallecido Osama Bin Laden un año después.
En 2013, Estados Unidos incluyó a Al Jawlani en su lista de terroristas y ofreció una recompensa de US$10 millones por cualquier información que conduzca a su captura.
Pero el líder rebelde ha intentado durante años cambiar la percepción de su organización para que los sirios puedan aceptarla como una alternativa al régimen de Assad.
Así, en 2016, Al Nusra rompió vínculos con Al Qaeda y adoptó el nombre de Hayat Tahrir al Sham (Organización para la Liberación del Levante) cuando se fusionó con otras facciones un año después.
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