Es un tema escabroso. Se trata de inquirir acerca de la profesionalidad de un grupo de personas que escogieron como profesión la carrera de las armas. Es tanto como preguntar a un abogado, médico, ingeniero o educador acerca de su profesionalidad. Hemos criticado severamente a los abogados que se han apartado de la recta aplicación y vivencia del derecho, para colaborar y ejecutar actos en la destrucción del Estado de derecho. De igual forma, hemos adversado a diversos profesionales que se salen de la órbita de su lex artis.
El caso es que he visto varios videos de militares que me han dejado estupefacto. Los vi varias veces por lo insólito, como era tan sirviente y ridículo, opté por averiguar su fiabilidad. Lamentablemente, me lo confirmaron. Lamentable, porque nunca pensé que una profesión, cuyo objetivo es la defensa de la patria frente a amenazas externas y resguardar el respeto de la Constitución, se prestase para tal ridiculez que desprestigia a quienes abrazaron la profesión militar.
Un video presenta a un almirante haciendo sancocho y diciendo pamplinadas sobre ese acto; otro militar hablaba desafiante a no sé qué enemigo, supongo que a Estados Unidos, y que se defenderían con las armas, si no podían, emplearían los arcos y las flechas o los cuchillos. Vaya tamaño de papelón e incongruencia con su profesión. Por si fuera poco, el general Padrino, a quien con sorna los mandos medios llaman de hojalata, se pavoneó desafiando al enemigo imaginario para terminar diciendo que Maduro era el presidente electo por la voluntad popular y gritando ¡Chávez vive! Parece que no se ha enterado que el pueblo lo maldice por su nefasto legado que propició la ruina de la patria.
Estos hechos no deben ser examinados en forma aislada sino dentro de un contexto. Debe tenerse presente que el país está gobernado por una pandilla que tiene como objetivo destruir toda institucionalidad para perdurarse en el poder sin obstáculos. No solo se trata de destruir el Estado democrático, liquidando toda forma de manifestación del pluralismo político, como los partidos políticos, gremios y sindicatos, sino acabar con las instituciones que pueden oponerse a la perpetuación del poder en forma fraudulenta y contra la legalidad. Una de estas instituciones que puede exigir el cumplimiento de la legalidad y combatir la delincuencia en todas sus gamas, es, precisamente, las fuerzas armadas, por ser su esencia ajena a la política, responsables de la defensa nacional y respetuosos de la legalidad y constitucionalidad. No hay que hacer mayor análisis para concluir que un objetivo de la pandilla cívico-militar que gobierna ilegítimamente es aniquilar la institucionalidad de las fuerzas armadas.
En su macabro plan, los civiles y militares adoctrinados por los Castro y dirigidos por asesores cubanos, vendieron al interior de las fuerzas armadas la idea de su participación política con el cuento del nacionalismo. Meter en política al Alto Mando tenía como objetivos: comprometerlos en el apoyo al poder y darles parte de la torta mediante la corrupción. A la oficialidad bajos salarios, pero con autorización para que se rebusquen asaltando a la población, por supuesto, que percibieran que las pensiones son de miseria. El mensaje es sencillo: participen en el plan de mantenernos en el poder y serán ricos. Claro, a veces surgen algunos muy ambiciosos presentándose guerra entre mafias, ganando la de mayor poder, los perdidos los presentan como conspiradores y traidores a la patria. El objetivo oculto es desprestigiar a las fuerzas armadas y destruir su institucionalidad.
Esa ridiculez del almirante, la necedad del oficial y la sumisión del general Padrino a los rusos y a los cubanos, no es más que la culminación del siniestro plan de destruir a las fuerzas armadas. Súmese a esto la creación de las milicias, que no es otra cosa que burlarse de la defensa nacional al colocar un poco de gente mal vestida, por lo general torpes, pasados de edad. Se ve a las claras que la finalidad es distinta a la defensa nacional, va dirigida a ridiculizar a la institución armada. Pero, además, algo más cruel poner de burleta a gente popular que se cree el cuento de defensa nacional o que tiene hambre y es la única forma de comer, aunque sea un pobre rancho.
Por eso mi pregunta inicial. O tal vez sea mejor esta ¿Existen militares profesionales dignos? Yo creo que sí los hay. Las evidencias revelan que existen. Las elecciones del 28 de julio muestran que 68% del componente militar votó contra Maduro. Muchos de los custodios del Plan República se apegaron a la ley y presionaron a las huestes maduristas a entregar las actas electorales. Presenciaron el avasallante e inobjetable triunfo de EGU. Lo que exigimos de ellos es que ahora den un paso al frente. Que por su dignidad personal y de la profesión que abrazaron sea respetada y ocupe de nuevo su sitial institucional de respeto y garante de la defensa nacional. Ustedes saben que el Alto Mando Militar actual no representa el sentir y la profesionalidad del militar venezolano. Es momento de decisiones dignas. El pueblo venezolano se los reconocerá. ¡Hasta el final!
Rodrigo Rivera Morales es doctor en Derecho (PHD). Bloque Constitucional
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