Jóvito Villalba, el mejor tribuno del siglo XX venezolano, no hacía sino repetir hacia el final de su notable carrera política la frase “Aquí va a pasar algo” . Y mire qué pasó, con estos 25 años de horror y de antihistoria que nos introdujo en el atraso sin precedente encarnado por la impresentable corporación criminal, que se impuso por la fuerza bruta y por encima de la soberanía popular.
Ha puesto su énfasis en la sociedad de la mentira, con plomo, sangre y rencor. Se han generado dos relatos extremos con los colaboracionistas en el medio, inclinados hacia el régimen: su mirada de corto plazo los impulsa a hacer negocios con la dictadura. Se les pudiera refutar argumentando que tanto importa ganar el mundo si pierdes el alma. Los venezolanos quieren la democracia mediante el ejercicio de las libertades fundamentales, con todas las garantías que emanan del contrapeso de los poderes públicos. Y basados en sólidos pilares republicanos deseamos llegar a un contrato de convivencia, afirmado particularmente en un sistema de justicia independiente que permita el florecimiento de la nación.
El régimen cada día más desnudo insiste en mentir con todos sus dientes, siempre apostando en su indigno cálculo a la resistencia temporal que es el olvido. En cada matón se esconde un cobarde. Estos farsantes e ilegítimos nunca persiguieron el propósito político del bien común, sino sus intereses corporativos crematísticos. El signo de su actuación es la mentira. El futuro de las sociedades de la mentira, así como las del espectáculo, será su desvanecimiento y la frustración de multitudes que pusieron en ellas su confianza.
Hoy se abren reales oportunidades a las sociedades de la verdad y la educación en valores. Su piso solido estará garantizado por una representación auténtica y genuina. El recambio de esta hora demanda gobiernos que representen verdaderamente a sus ciudadanos. La clave está en la representación. El régimen se enfrenta a una sociedad que lo desprecia con una abierta manifestación de represión.
El ejemplo que ilumina la escena del futuro es el de la líder María Corina Machado, quien ha logrado con conexión, vocación, lealtad, coherencia, disciplina y apego a la verdad, una alianza con el pueblo venezolano a quien representa sin lugar a dudas.
El futuro se vislumbra con gobiernos que dimanan representación legítima, en el que las tareas se desplieguen en sociedades imbricadas en el valor de la verdad, enemigos de la mentira, y que sepan rechazar los fuegos fatuos de las sociedades del espectáculo y de la mentira.
Le apostamos a la verdad porque entraña la potencia de lograr el deseado bienestar colectivo, así como las posibilidades de asegurarnos una vida digna de ser vivida, llevando a cabo nuestros planes de vida.
¡Libertad para Javier Tarazona, los policías metropolitanos, los comandos de Vente, Rocío San Miguel, Dignora Hernández, Henry Alviarez, Carlos Julio Rojas, los menores de edad presos, y los hermanos Guevara! ¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados ni exiliados!
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