Víctor Martínez acaba de cumplir 39 años de nacido. El fin de semana disparó su segundo jonrón del Spring Training y el alto mando de los Tigres habla con entusiasmo sobre su condición física. Empezará la temporada como el designado de Detroit. Y aunque todo luzca bien en esta primavera boreal, el solo hecho de estar cerca de cumplir los 40 le plantea un desafío en esta zafra.
Martínez es el más longevo integrante de la expedición nacional en las Grandes Ligas. Viene de tres cosechas a la baja, con malestares de salud que le costaron unos 80 juegos desde 2015. Fue operado del corazón a finales del campeonato pasado y se sometió a una segunda intervención en la rodilla hace poco más de 36 meses.
Su hoja de servicios es brillante. Tiene promedios de .298/.364/.462, con ocho justas sobre .300 de average y cinco con más con 100 empujadas. A pesar de las ausencias por motivos médicos, ha compilado registros que le ubican entre los mejores bateadores criollos de todos los tiempos, con 1.124 carreras impulsadas. Pero ¿qué le aguarda en 2018?
Los felinos han ratificado al guayanés como su bateador designado y esperan que entre él, Miguel Cabrera y Nicholas Castellanos sumen los extrabases que permitirán a Detroit conseguir un balance aceptable en medio de la reconstrucción que vive la divisa.
¿Hacen bien los bengalíes? ¿Qué es capaz de hacer V-Mart?
Hay algo obvio: el gerente general Al Ávila no puede hacer otra cosa que esperar por un rebote del oriundo de Ciudad Bolívar. Su contrato expirará después de la Serie Mundial, pero le garantiza 14 millones de dólares antes de caer el último out en el Clásico de Octubre. Están obligados a cruzar los dedos y darle el chance de desplegar sus habilidades, en el anhelo de verle desafiar a la historia.
Sí. Porque es un desafío a la historia tener 39 años de edad o más y seguir repartiendo batazos en las Mayores.
Apenas siete matusalenes venezolanos han visto acción en la MLB después de soplar tantas velitas en el pastel. La lista la integran Bob Abreu, David Concepción, Andrés Galarraga, Henry Blanco, Luis Aparicio, Melvin Mora y Víctor Davalillo. Para Concepción, Aparicio y Mora fue la despedida. Abreu se iría muy poco después. Blanco, Davalillo y Vizquel perdurarían como suplentes.
Martínez es un especialista del bateo, con la virtud de pararse a ambos lados del home y dominar la zona de strike. En 2015 lideró la Liga Americana con .409 de promedio de embasado. Nunca se ha ponchado más de 90 veces y en tres ocasiones ha sumado más boletos que abanicados.
Galarraga es el único ejemplo a seguir en el contingente local. En 2000 acababa de vencer el cáncer y regresó al lineup de los Bravos con 39 años de nacido. Sacó 28 pelotas, empujó 100, largó 25 dobles y ligó para .302/.369/.526.
El Gato no volvió a jugar como titular. Perdió su estatus en 2001, al sufrir un slump con los Rangers, y se convirtió en un pelotero de rol. Cumplió 42 en 2003 y lo celebró con .301 de average y .841 de OPS, con 12 bambinazos y 15 tubeyes.
Ese es el reto del bolivarense: al menos emular lo hecho por el inicialista de Chapellín en su última temporada con Atlanta. Lo que vino después para él y para sus compatriotas demuestra que jugar a diario y producir con poder son verdaderos desafíos.
A eso se enfrenta Martínez en 2018.
@IgnacioSerrano
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