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Una zuliana de primera línea: Andreína Araujo Belloso

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Arquitecto graduada en la Universidad del Zulia (1983), directora de Comercial Belloso, Cobeca. Fundadora y tesorera de la Fundación Amigos de la Mujer con Cáncer de Mama (Famac) y presidente de la Fundación Belloso desde 2021 

Por LEÓN SARCOS

Una filantropía de profunda y rica raíz

Si algo aprendió de niña para toda su vida, y cumplió María Cruz Nava (1855-1933) –la madre de Luis Emiro, Reyes, Manuel y Samuel Belloso Nava– fue ser fiel al primero de los mandamientos cristianos: amar a Dios por sobre todas las cosas y, después, como resultado de la convicción de ese amor, al prójimo como a sí mismo.

De ahí su bondad cristiana, legendaria, de siempre y puesta a prueba cuando daba el agua para el aseo a los menesterosos y los proveía de vestidos y alimentos, hasta donde alcanzaban sus remuneraciones y sus ahorros de viuda joven, mediante su oficio de costurera y los aportes de la incipiente empresa establecida por dos de sus hijos. 

Una cadena de servidores por amor al prójimo

Así era el talante humano de la madre de esos cuatro seres humanos, que se graduaron de ciudadanos y hoy son ejemplo de creatividad, progreso y generosidad. Heredaron de María Cruz la sensibilidad, el emprendimiento y la vocación de servicio que dejará un legado filantrópico a la sociedad zuliana, de merecido reconocimiento.   

Digna representante de la estirpe Belloso Nava, una de sus nietas, Andreína Araujo Belloso de Bustamante, inteligente, con carácter y mucho modo, hoy presidente de la Fundación que lleva el apellido de los dos hermanos que establecieron en 1908 la firma M.A. Belloso & Hno., nos recuerda la abnegada vocación de servidora a los más desvalidos de su bisabuela en algunos antecedentes, mucho antes de que naciera institucionalmente la fundación: 

El Hogar Santa Cruz, que comenzó en una vieja casona del centro de Maracaibo; la Junta de beneficencia del Hospital Urquinaona; el Instituto Proinfancia, que por medio de La Gota de Leche repartían leche y desayuno a un grupo de niños de la calle; el programa de mantenimiento del leprocomio de la isla de Providencia; el Instituto Josefino, para atender niñas huérfanas, y la Sociedad Anticancerosa son antecedentes filantrópicos de la firma M.A. Belloso & Hno.

A partir del rol que debe cumplir la empresa privada en el desarrollo social, se concibe una fundación que continúe la obra social iniciada por María Cruz para formalizar la labor social de la empresa, inspirada en el pensamiento de don Manuel Belloso Nava –que siempre repitió a sus hijos, a sus empleados de confianza, trabajadores y colaboradores como un mándala–: toda empresa debe basarse en servir para que pueda obtener el auge para fortalecer su economía. Vale decir que el hombre de negocios debe conservar su organización en función de las necesidades que sea preciso atender dentro del medio en el que realiza sus actividades.   

No otra cosa quería decir mi abuelo –dice Andreína–: que la empresa tiene sentido siempre y cuando trabaje en función del beneficio del empresario, pero simultáneamente en función de los intereses de la sociedad donde se funda.  

Una institución para proteger a los más vulnerables

Cuenta la arquitecto Andreína Araujo Belloso que, siendo muy exitosa la compañía M.A. Belloso & Hno., don Samuel decide, de mutuo acuerdo con don Manuel, separar el ámbito de sus actividades; es decir, don Samuel se muda a la capital, donde continua el negocio farmacéutico con sus hijos, y don Manuel permanecerá en occidente con su familia. 

Es así como el 31 de diciembre de 1945, M.A Belloso & Hno. se convierte en compañía anónima, bajo la denominación de Comercial Belloso, C.A (Cobeca). 

Una de las características de esta organización –en palabras de su presidente– ha sido el espíritu que siempre animó no solo a sus fundadores, sino a las generaciones futuras, de ir amoldando sus actividades a los tiempos modernos, evolucionando hacia nuevas y mejores formas, tanto en sus actividades mercantiles e industriales y particularmente en el plano de la solidaridad social.

Nace una fundación para ayudar desvalidos

Es esa la razón por la que don Manuel, siendo consecuente con los principios y valores heredados de su madre, y consecuente con las obligaciones morales como hombre de empresa con los seres más vulnerables de la sociedad, los niños, los ancianos y los sin hogar, decide darle carácter institucional y mayor alcance al compromiso social de la empresa e invita a sus tres hermanos, Luis Emiro, Reyes y Samuel, a constituir el 3 de enero de 1958 la Fundación Belloso, de la cual será su primer presidente desde 1958 hasta 1971, fecha de su fallecimiento.  

A don Manuel lo relevará en el cargo su hijo Mario Belloso Villasmil, entre 1972 y 1992. Luego seguirá al frente de la institución su hermano Alfredo Belloso Villasmil en el periodo 1992-2007, fecha de su fallecimiento. A él le sustituirá una mujer entregada a la noble tarea de servir a los otros: doña Vilma Vengoechea de Belloso (2007-2016). A ella le sucederá Alfonso Araujo Belloso, 2016-2021, y desde el 2022, la actual presidente. 

Su objetivo humanitario –comenta la arquitecto Araujo Belloso– no es otro que retribuir a la sociedad con aportes solidarios enmarcados en el logro de soluciones a problemas sociales de la región y el país. El Grupo Cobeca ha creado esta institución para que sirva de brazo ejecutor de la Responsabilidad Social Empresarial haciendo posible una de las máximas más sentidas de su creador: Parte de los beneficios obtenidos corresponden a la comunidad a la que se sirve, y a ella debe retribuirse en obras de bien social, benéficos o culturales.

Responsabilidad social interna

Como venezolanos, dice la carta de presentación de la fundación, somos sensibles frente a las demandas sociales del país. Convencidos de la imperante necesidad de que el sector privado debe desempeñar un real protagonismo, como contribuyente, para aliviar en parte los urgentes requerimientos de la población en condiciones más vulnerables de nuestra sociedad.

Nuestra misión principal –comenta– se centra en auspiciar obras que promuevan la ayuda y mejoramiento de la salud; la educación, cuidado y protección de la niñez; esparcimiento y cuidado de la ancianidad desvalida; difusión de la cultura y el deporte; mejoras de la calidad de vida y el bienestar social de los empleados de la empresa, así como de las comunidades adyacentes a las filiales del Grupo, contribuyendo con la colectividad. Para ello cuenta también con el valioso apoyo de un voluntariado compuesto por todas las empresas que conforman el grupo Cobeca, el cual participa en las actividades benéficas.

Con el fin de contribuir a la salud de los venezolanos y actualizar su red de farmacias tradicionales, se crean las Farmacias SAAS en el año 1986 y las farmacias Botiquerías en el año 2006, que convierten al grupo Cobeca en el líder en el mercado nacional.

Debemos sumar –dice la presidenta de la fundación– de acuerdo con las habilidades, características, fortalezas y oportunidades de cada actor. Tenemos que ser coherentes y consistentes con la estrategia y las acciones en el tiempo. La acción debe traducirse en soluciones para nuestro entorno interno y externo. En lo interno mediante programas de suministros de atención médica y medicamentos, becas para los hijos de los empleados y ayudas para formación académica. Esa una de las divisas de nuestro fundador, dice la arquitecto presidente: 

El personal es la piedra angular, por lo cual es necesario cuidar celosamente de su bienestar a través de una política sostenida de promoción, y estímulo y reconocimiento a su capacidad, preparación continua y dedicación.

Esa es la razón por la que muchos trabajadores, aun llegado el momento de su jubilación, enamorados de lo que hacen, prefieren continuar dando su vida útil a la empresa y a la fundación, con verdadera mística laboral. Es el caso de Manuel Rosado, Néstor Olivares, Flor Becerra y Guillermo Gómez.

Responsabilidad social externa

Tres aspectos fundamentales están presentes en la visión y atención de la fundación desde su inicio, según su presidente: el sector salud, el educativo y el cultural, siempre bajo el pensamiento y la égida principista de su fundador don Manuel Belloso: Siempre he estado listo para trabajar en toda obra de necesidad o calamidad pública, sin esquivar jamás mi cooperación, porque siempre he considerado que ello constituye una obligación insoslayable de todo ser humano.

En salud

La Fundación ofrece el Programa Dispensario, que data de 1996, y está orientado a suministrar medicamentos a ambulatorios, dispensarios, residencias para ancianos y fundaciones de varios estados del país. Este programa beneficia a centros asistenciales a nivel nacional, los cuales reciben dotación periódica de medicamentos, los cuales son suministrados a los pacientes atendidos.

Programa Jornadas de Salud. Esta actividad se lleva a efecto, desde el año 2008, en las instituciones educativas adyacentes a los centros de operación de cada una de las filiales. Ofrece atención médica primaria en las áreas de medicina general, pediatría, control de talla y peso, despistaje de hipertensión arterial, entre otras. Asimismo, este programa contempla la dotación gratuita del tratamiento indicado.

Donativos

La Fundación Belloso –afirma Andreína Araujo– brinda apoyo a terceros mediante el otorgamiento de donativos mensuales y anuales los cuales tienen el perfil de beneficiar a personas de tercera edad y niños, orientados en temas de salud. Todos los casos son fundamentalmente avalados por el Comité Corporativo de Responsabilidad Social Empresarial.

Anuales

1) Fundación Amigos de la Mujer con Cáncer de Mamas (Famac)

2) Liga Anticancerosa del edo. Zulia

3) Hogar Clínica San Rafael (Sociedad Benéfica de la Paz)

4) Asociación Zuliana de Padres y Amigos de Niños Excepcionales (Azupane)

5) Pequeñas Ligas de Beisbol de Venezuela.

6) Fundación de Higiene Mental del edo. Zulia (Cetro)

7) Ancianato San José, edo. Aragua

8) Asociación Zuliana de Ciegos

9) Seminario Santo Tomás de Aquino de Maracaibo.

10) A.C. Religiosa Oblatas del Santísimo Redentor (Maracay, edo. Aragua)

Mensuales

1) Hogar Santa Cruz.

2) Escuelas arquidiocesanas.

3) Centro de promoción integral del niño. (Cepin)

Además de estos aportes se realizan importantes aportes extraordinarios a lo largo del año.

Alianza con el Dividendo Voluntario para la Comunidad

En alianza social con el Dividendo Voluntario para la Comunidad, la Fundación Belloso se convierte en socio implementador, en la región zuliana, para la ejecución de programas con organismos multilaterales en las áreas de nutrición, alimentación escolar y salud reproductiva, entre otras.

En educación

Bajo la premisa de su fundador, para quien Cobeca ha sido fiel testimonio de la dedicación del gran número de personas que han pasado por ella, siempre unidos en la voluntad de triunfar y contribuir al progreso de la comunidad, la fundación lleva adelante dos hermosas iniciativas. 

La primera, desde 2016, promovida por nuestras filiales a nivel nacional, consistente en adoptar bajo su cuidado una escuela ubicada dentro de su entorno inmediato y apoyarla en el mantenimiento y reparación de su infraestructura y otros gastos pertinentes. Esta iniciativa se lleva a cabo en cinco ciudades del país: Maracaibo, San Cristóbal, Barcelona, Maracay y Barquisimeto.  

La segunda, el convenio con la Universidad de los Andes, que lleva tres décadas, mediante el cual se crea el premio Humberto Belloso Villasmil, que consiste en el reconocimiento mediante un estímulo monetario a los estudiantes egresados de la escuela de Farmacia como Cum Laude, Magna Cum Laude y Summa Cum Laude.  

En cultura

Para la arquitecto Andreína Araujo, hay tres grandes obras que llenan de satisfacción y orgullo a la directiva de la Fundación Belloso. El primero, por supuesto, el Hogar Santa Cruz, uno de los logros más importantes del fundador, construido en terrenos de La Rinconada, fundo de propiedad de Manuel Belloso, con una capacidad para atender 300 ancianos y entregado a la administración de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados que tienen su casa principal en Valencia, España. 

Hoy la fundación sigue brindando ingentes aportes, en conjunto con el comité en pro del Hogar Santa Cruz, y otras instituciones, para lograr su mantenimiento y permanencia en el tiempo, atendiendo diferentes áreas tales como: alimentación, esparcimiento e infraestructura.

El segundo, la apertura de la primera biblioteca pública: Biblioteca Baralt, creada en una casa cedida por la compañía Shell, fundada el 5 de julio de 1963. Su primera directora será la poetisa Mercedes Bermúdez de Belloso. Para finales de la década llegó a tener más de 40.000 ejemplares, y era la que contenía, a juicio del director del Acervo Histórico del Zulia, Jesús Ángel Parra, la más completa bibliografía de autores zulianos.

Nació –según Jesús Ángel Parra– del perenne espíritu de servicio de don Manuel, que vio la urgente necesidad de una biblioteca pública para Maracaibo. Esta iniciativa se hizo posible gracias a las donaciones privadas de las bibliotecas de Héctor Cuenca, Santiago Hernández Yépez, Ciro Nava, Adalberto Toledo, Aniceto Ramírez y Astier, Guillermo Trujillo Durán, Pedro Guzmán Hijo, David R. Iriarte y la propia de Manuel Belloso. La Biblioteca Baralt, se convirtió en la biblioteca de la Zulianidad que Maracaibo siempre necesitó tener.

La fundación adquirió y restauró el Centro Histórico Cultural de Altagracia y actualmente vela por su mantenimiento y conservación. Situado en Los Puertos de Altagracia, estado Miranda, del estado Zulia. Fue inaugurado el 26 de julio de 1964 por el entonces presidente de la fundación, don Manuel Belloso. Su importancia histórica deriva del hecho de que fue la casa donde pernoctó el Libertador Simón Bolívar y se confirmó la capitulación de la Batalla del Lago.

Este centro histórico atiende a turistas y escolares de la zona, ya que en la misma se encuentra una biblioteca que es referencia en la región, y además sirve de lugar de encuentro para realizar eventos y actividades culturales y académicas.

Una fundación editora

A pesar de no estar registrado entre uno de sus propósitos fundamentales, interpretando el sentir de muchos intelectuales y académicos de la región, la fundación ha desplegado con inusitado empuje la función de convertirse en patrocinante de ediciones especiales de escritores zulianos en temas de interés general, tales como: Rafael María Baralt. Academia Venezolana de la Lengua (1963), Versos y prosa de Rafael Trujillo (1974). El Zulia Ilustrado (1980). Maracaibo un poco de su historia I y II. Adolfo Romero Luengo (1983). Discursos. Mons. Dr. Carlos Sanches Espejo (1985). Biografía de Maracaibo. Alfredo Tarre Murzi (1986). Venezuela en los años del General Rafael Urdaneta. Comité Organizador del Bicentenario de su Natalicio (1988). Árboles Frutales de Venezuela. Jesús Hoyos (1989). Don Manuel Belloso. Adolfo Romero Luengo (1993). Arbustos Tropicales y Ornamentales. Jesús Hoyos (1998). El lago de Maracaibo y su cuenca. Jannette Olier (1998).

En los primeros años de este siglo que transcurre: Cobeca cien años. Una historia. Kurt Nagel von Jess (2008). Familia Belloso de Maracaibo. Kurt Nagel von Jess y Juan Carlos Morales Manzur (2008). Documentos de un cofre. Fergus Walshe Belloso (2010). Mangos verdes, maduros, pintones. Armando y Rafael Belloso (2013). La Casa Histórica de Altagracia. Germán Cardozo Galué (2016). El Milagro de Maracaibo. Ernesto García Mc Gregor (2019). Influencias estadounidenses en Maracaibo. Ernesto García Mc Gregor (2019).

Reflexión

No tengo dudas, no solo de la calidad de emprendedor que fue don Manuel Belloso, de su enorme vocación de servicio, su alto sentido de ciudadanía, su grandeza y profunda sensibilidad como ser humano. Me consta, como a muchos amigos, lo costoso que resulta transmitir en una cadena eterna los valores heredados de nuestros padres y continuar con nuestros hijos y los que vendrán después. Siento que hay ocasiones en que me parece imposible tanta prodigalidad como padre de familia, empresario, ciudadano y filántropo; da la impresión de que todo le salía bien, puede uno imaginarse el esfuerzo que había detrás, y eso es digno de admirar.

Uno que ha estado en contacto con tantos mundos diferentes, con tanta gente buena, útil y sana, pero también con tanta maldad, exabrupto y torpeza de algunos hombres de la política de la empresa y de la cultura, en un subcontinente con tantas limitaciones culturales, no puede uno más que sentirse orgulloso por tanta buena liga.

Aun reconociendo que al Zulia le sobran talentos, porque ha producido grandes médicos, eminentes poetas, calificados académicos, renombrados artistas, ingenieros, juristas de alto vuelo, deportistas fuera de serie y destacados maestros, profesores, rectores, políticos, religiosos, don Manuel Belloso Nava, en mi opinión, es uno de los hombres que por sus virtudes ciudadanas y constructor de ciudadanía, se sale del cuadro.

Sobre su vida y sus aprendizajes merecen conocer más los venezolanos. Él, Antonio Borjas Romero, primer rector de LUZ en democracia (1958-1967), Fernando Chumaceiro Chiarelli, presidente Fundador de Corpozulia (1969) y primer alcalde electo por votación popular (1989), y Ángel Lombardi Lombardi, rector de LUZ (1992-1996) y de la Universidad Cecilio Acosta entre 1998 y 2017, merecen que sus vidas sean escritas y conocidas por el mundo, porque siempre estuvieron un paso más adelante de la gente que los acompañó en su época, y eso debe recogerlo la historia.

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