El Estado debe reparar el daño causado a las víctimas de las detenciones arbitrarias, tratos crueles e inhumanos, torturas y vulneración sistemática del debido proceso. También debe hacerlo con sus familiares, que sufren y luchan sin perder la esperanza de tenerlos en casa para esta Navidad.
Es necesario un decreto ley de amnistía o conceder con medidas de gracia la liberación de los adolescentes, periodistas y demás presos políticos, como un buen gesto de desprendimiento para aliviar el dolor de las madres que se mantienen apostadas frente a los centros de reclusión pidiendo a gritos piedad y clemencia al jefe del Estado, quien ordenó al sistema de justicia revisar y evaluar todos los casos.
Quienes reclamaron el respeto de la soberanía popular que se expresó a través del voto el pasado 28 de julio con motivo de las elecciones presidenciales no deben ser víctimas de la venganza política por parte del Estado y ser enjuiciados por el delito de terrorismos sin derecho a la defensa ni respetar la presunción de inocencia.
El jefe del Estado tiene todos los mecanismos constitucionales para otorgar las liberaciones y la Asamblea Nacional también. ¡Es hora de una tregua política y hacer justicia con humanidad!
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