El amigo de la vicepresidenta Delcy Rodríguez es el empresario español Víctor de Aldama, señalado como el “nexo corruptor”, por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, de un conjunto de tramas sospechosas de corrupción que ha salpicado al gobierno de Pedro Sánchez.
Aldama fue la figura en España de la semana que pasó, y promete seguir siéndolo, con sus explosivas declaraciones voluntarias ante un juez, en las cuales se inculpó al confesar el pago de mordidas a altos personeros del Ejecutivo español.
El empresario, que estaba preso por un presunto fraude contra la Hacienda pública de nada menos que de 182 millones de euros en un negocio petrolero, fue el hombre que subió, junto al entonces ministro de Transportes José Luis Ábalos, al avión que llevó a Barajas el 20 de enero de 2020 a Delcy Rodríguez, cuando ésta tenía prohibida su entrada al espacio Shengen, un área que abarca a 29 naciones europeas.
El denominado Delcygate nació aquel lunes de enero y casi cinco años después sigue dando de qué hablar. Lo que en apariencia se sabe es que la visita era secreta pero planificada, que incluía una cena a la que asistiría el presidente del gobierno español y cinco de sus ministros y para la que estaba reservado un lugar fuera del Palacio de la Moncloa. Aldama se presenta como el organizador de tal encuentro que nunca se concretó pero que desmiente la “sorpresa” que causó a voceros del gobierno español la presencia de Delcy en el aeropuerto de Barajas.
Nadie sabe si lo que dice Aldama sobre tantas cosas es verdad o no. Por lo pronto, el empresario recobró su libertad, bajo medidas cautelares, porque el juez y la Fiscalía entienden que está colaborando con la justicia en el esclarecimiento de una serie de casos que, según el propio diario El País, muy cauteloso con el poder al mando, expone que “manchan gravemente al gobierno y el PSOE”. La respuesta oficial consistió en descalificar lo aportado por Aldama por tratarse de “un presunto delincuente”, como lo identificó Sánchez.
Pedro Sánchez llegó al poder por primera vez en 2018 mediante una moción de censura presentada por los socialistas contra Mariano Rajoy, amparada en el denominado caso Gürtel, que reveló una red de corrupción política que afectaba al Partido Popular. El diario El País, también El Mundo, fueron clave en el destape de esa historia que incluyó la confesión de Luis Bárcenas, gerente y tesorero del PP, y que fue a la cárcel, dando veracidad a las denuncias sobre sobresueldos pagados en negro a altos cargos del PP. Los populares, como hacen ahora los socialistas, negaron los hechos.
El Delcygate evidencia ese mar de fondo de las relaciones entre el PSOE y sus gobiernos socialistas, desde los mandatos de José Luis Rodríguez Zapatero, con el régimen venezolano. Aunque el caso fue archivado judicialmente no desaparece de la pesquisa periodística y pública, que Aldama avivó con sus declaraciones a días del Congreso del partido socialista, al que Sánchez llega tocado por esa sensación creciente de que su gobierno no es tan limpio como se vende.
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