Señores generales, Hugo Chávez tenía una fuerza que provenía de tres fuentes: inmenso apoyo popular por un tiempo, apoyo militar y simpatía internacional. Maduro no tiene ninguno de los tres; lo que posee es el soporte que ustedes, generales y almirantes, le dan. De tal modo, que si bien Maduro es el principal culpable actual del crimen contra la patria, ustedes son los que le han brindado el andamio.
Esta semana pasada han ocurrido tres acontecimientos que condensan la tragedia a la que ustedes han conducido a la institución militar. El primero es el desafío que los colectivos paramilitares del régimen han hecho públicamente, armados y a metros del Palacio de Miraflores. Al general ministro de la Defensa, Padrino López, no se le ha ocurrido mejor cosa que lamentarse del hecho cuando tiene la potestad constitucional y legal de organizar una operación de desarme de esos grupos paramilitares. Para mayor vergüenza de la oficialidad, los jefes paramilitares le han respondido pintándole una paloma con público atrevimiento; saben que nada tendrán que temer de esos mandos.
El segundo acontecimiento es la degradación de 24 oficiales de la FAN. Esos oficiales, de distintas trayectorias y posiciones políticas, representan una parte de la memoria institucional de la Fuerza Armada. En su momento fueron símbolos –incluso para ustedes– y Maduro, de un gacetazo brutal, los degrada, cuando en realidad –al hacerlo– los convierte en emblemas. Cuando Maduro se vaya, ustedes se irán también, pero esos oficiales degradados volverán a ser reconocidos como símbolo de lucha y resistencia.
El tercer acontecimiento es la redada de comandantes en distintos lugares del país que se ha denunciado; es decir, de jóvenes oficiales, forjados con y bajo el chavismo, que al parecer han mostrado descontento –¿fueron más allá?– con el régimen. Descabezaron unidades y oficinas en las cuales esos oficiales se desempeñaban y se lanzan dos mensajes: jóvenes militares, la guillotina los espera aunque sean –o hayan sido– chavistas.
Adoptar una actitud contemplativa frente a los grupos armados ilegales que se ríen en las barbas de ustedes, generales y almirantes; actuar contra oficiales retirados que representan una porción importante de la historia militar reciente y, al mismo tiempo, embestir contra jóvenes militares, configura un cuadro dramático del cual ustedes son directos responsables al comunicarle la única y precaria fuerza de la cual dispone a quien es autor de las tropelías: Nicolás Maduro.
Triste papelón, camaradas. ¿No les da pena?
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