No es fácil aceptar la muerte de un familiar, de un ser querido. Y más difícil aún es enfrentar los costos que genera el ritual de velación, cremación o entierro en Venezuela. El pasado mes de agosto, Eduardo José Vallés, presidente de la Asociación Profesional de la Industria Funeraria de Venezuela, aseguró en entrevista con Unión Radio que los servicios funerarios de Venezuela son “los más económicos de toda América. Se consiguen desde 350 dólares”, dijo.
Sin embargo, destacó que la crisis económica en el país ha afectado considerablemente el pago por el servicio.
Enterrar a una persona en Venezuela implica costos que varían según las características y preferencias de los familiares de quien ha muerto. Los precios oscilan entre 300 dólares las opciones básicas hasta más de $7.000 las más exclusivas y personalizadas.
Las variables que influyen en los costos incluyen, entre muchas otras, la parcela en el cementerio, cuyo precio varía según la ubicación y demanda, afectada hoy por la falta de terrenos; el ataúd, que depende del material y diseño; el servicio de entierro, que abarca la preparación del cuerpo, el transporte y la ceremonia; así como los trámites legales, la documentación necesaria para llevar a cabo el servicio, sea inhumación (depositar los restos de la persona fallecida en una sepultura) o cremación.
Servicios funerarios, un negocio redondo
La realidad de las funerarias en Caracas refleja también las transformaciones sociales y económicas que vive el país.
En la Funeraria El Rosal, en el este de la capital, pueden organizar hasta cinco velatorios en un mismo día. “Se está muriendo mucha gente”, se le escucha decir a una de las personas que asiste a uno de los rituales la mañana de un caluroso martes.
Para contratar los trámites del servicio funerario solicitan el certificado de defunción válido, sellado y firmado, donde se especifiquen nombre, apellido, descendencia y motivo de la muerte del difunto.
El costo del servicio que incluye buscar el cadáver, transporte fúnebre, exposición del cuerpo por 12 horas y ayuda en los trámites legales es de 450 dólares. Con cremación aumenta a 550.
En la tercera transversal de Los Palos Grandes con primera avenida se encuentra lo que algunos usuarios denominan la “esquina freudiana” de Caracas. Una boutique sexual, diagonal a una licorería, frente a una funeraria. De eros a tánatos con solo cruzar la calle.
Se trata de la Funeraria Los Palos Grandes o Pompas Fúnebres Sur América, actualmente en remodelación, donde el servicio por velación es uno de los más económicos de la ciudad. Incluso más que en zonas como Petare, donde adyacente al casco colonial se ofrece en 300 dólares y 400 la cremación.
En Pompas, paradójicamente, la velación cuesta 200 dólares e incluye todos los servicios y apoyo en los trámites legales. El servicio de cremación ronda los 500 dólares.
Esta última es la opción más económica, la más buscada, aunque no la favorita entre los difuntos en su lecho de muerte.
Todo menos las flores
Popular entre los caraqueños, por tradición y calidad del servicio, está la Funeraria Vallés, actualmente también en remodelación.
Trabaja las 24 horas del día. Para contratar el servicio se necesita, además del certificado de defunción, el certificado médico, la cédula de identidad del difunto y del familiar directo. En caso de no ser familiar directo, se necesita una autorización firmada o comprobante consanguíneo, con el acta de nacimiento consignada.
El monto aproximado del servicio de cremación es de 1.420 dólares y todo está incluido. Preservación de cuerpo, ataúd, traslado funerario, acompañamiento en los trámites legales, cafetín durante el velorio, que se realiza por 12 y hasta 24 horas, y carroza fúnebre antes de la cremación.
El precio de la velación varía según el estilo de capilla y el ataúd. El precio base es de 600 dólares. Pero en este momento, en la Funeraria Vallés no tienen ataúdes. Trabajan en un modelo estándar, pero no llegan todas las semanas pues, según registran, se está muriendo mucha gente.
La cremación se hace en Cementerio Jardines El Cercado, en Guarenas, o en Hoyo de la puerta, depende de la disponibilidad. Las cenizas se entregan 24 y 48 horas después.
En la Funeraria Los Caobos, el servicio de velación y cremación cuesta 800 dólares. Creman en Hoyo de la puerta y cuentan con servicios de hornos funerarios en Chavaralle. Trabajan desde las 7:00 am hasta las 7:00 pm, pero las 24 horas en caso de emergencia. Solo la velación ronda los 300 dólares.
Ninguna funeraria incluye flores. Entre coronas y arreglos para uso posterior en novenarios, puede llegar a costar entre 100 y 700 dólares, dependiendo del tamaño. Algunos asesores, como los de La Vallés, hacen recomendaciones.
La Funeraria Nazareth, ubicada en la avenida Nueva Granada, cuenta con un servicio básico funerario de velación en 300 dólares, dependiendo del ataúd elegido. Los tienen de madera sencilla, el más económico; los más costosos oscilan entre los 800 y 1.200 dólares, dependiendo de los detalles o herrajes, las catedrales e imágenes angelicales que acompañan el diseño del ataúd.
Pero no solo es la calidad de la madera. También es la profundidad y altura; la comodidad y los acabados.
El servicio incluye traslado y preservación del cuerpo, gastos operativos, la capilla velatoria y la carroza que trasladará al difunto.
La cremación está valorada en 300 dólares y se realiza en el Parque Valles del Tuy. Allí son menos exigentes con la documentación en un momento difícil. Por ejemplo, la autorización, en caso de emergencia, pueden hacerla hermanos y sobrinos del difunto. Solo se piden partidas de nacimiento y cédula.
En algunos casos prestan el servicio con ataúdes de metal porque se los regresan desde el cementerio. Se cobra como “un préstamo” o “alquiler”.
Ceremonia Gold y Premium
Son muy pocas las funerarias que se encargan de gestionar parcelas para el entierro desde que cambiaron procesos administrativos. Y de hacerlo, tiene, por supuesto, un costo. Solicitar una parcela se hace directamente en el cementerio y los precios no son económicos.
En caso de que la familia de la persona fallecida decida enterrar y no tiene parcelas, funerarias como El Rosal se encargan de hacer el enlace con el Cementerio del Este. El servicio cuesta alrededor de 1.000 dólares. A eso hay que sumar alrededor de $3.500, como mínimo, por la fosa.
Pero en el camposanto de El Cafetal aseguran que no se están vendiendo desde hace más de una década. Una persona que trabajó como asesora en el Cementerio del Este aseguró que, dado el caso, se comunican con personas que adquirieron parcelas para familiares para comprar sus espacios y revenderlos.
Comentó, también, que en algún momento corrió el rumor de que se alquilaban fosas por 5.000 dólares. Algo prohibido por las autoridades y el reglamento del cementerio. Aunque nunca se confirmó, se levantó una alerta que derivó en una investigación para evitar la corrupción.
“Para 2016 se vendían las parcelas en unos 1.000 o 1.500 dólares”, señaló Carmen (nombre ficticio para resguardar su identidad). “Hoy cuestan el triple y depende del sitio donde se ubiquen. Si están cerca de la funeraria o de las capillas, son más costosas”.
Aseguró que desde hace algunos años se realizan más cremaciones, no solo por la falta de terreno sino por el espacio. “Antes costaban 100 dólares, hoy no bajan de 1.500”.
En el Cementerio del Este enterrar a una persona cuesta entre 60 mil y 180 mil bolívares. Es decir, entre 1.000 y 4.000 dólares. Los precios de los servicios están sujetos a cambio. Si se paga en dólares, es a tasa del Banco Central y se le suma el 3% de IGTF.
La cremación oscila entre 800 y 2.500 dólares, dependiendo del tipo de servicio escogido: la Capilla Monumental es la más económica; las Gold y Premium, las más costosas. La segunda es la más solicitada.
Las parcelas pueden llegar a costar entre 3.500 y 5.000 dólares aparte. De esta manera, un servicio de inhumación puede costar entre 7.000 y 8.000 dólares. Solo cuentan con un terreno denominado K8, justo en la entrada del cementerio, para realizar la debida sepultura.
Cuentan con planes de financiamiento de 3, 6 y 9 meses.
El pago de contado es más económico. Si se escoge a crédito, una vez cancelado el monto total, se tiene un lapso de espera de un mes para la garantía de la parcela. Si el deceso ocurrió por emergencia antes de la fecha estipulada, debe pagarse una habilitación. De no haber planes por emergencia, se debe pagar “un extra” para comenzar el proceso. Ese monto lo dan al momento de la contratación y puede variar según el caso.
Fosas comunes
En el Cementerio General del Sur los entierros son muy económicos, pero parece un museo en decadencia.
El camposanto, declarado Monumento Histórico Nacional, sufre un deterioro acelerado debido a la falta de mantenimiento, la escasez de recursos y la inseguridad. Las tumbas han sido profanadas, las instalaciones se encuentran en ruinas y la sobrepoblación ha generado condiciones insalubres. Perros callejeros se pasean entre la basura y, de alguna que otra tumba saneada, sobresalen coloridos globos infantiles y flores recién colocadas.
La situación es un microcosmos de la crisis generalizada que afecta al país, evidenciando la desatención del Estado hacia el patrimonio histórico y la dignidad de los fallecidos y sus familiares.
Una persona puede contar con una fosa sólo si se demuestra que hay un fallecido. En una cartelera, en las oficinas administrativas, se exhibe la lista de documentos necesarios para el proceso. La Funeraria Municipal de Caracas es la encargada de prestar el servicio.
En caso de sepultura, en el Cementerio General del Sur ofrecen bóvedas comunitarias en si no se tiene terreno. Cuestan entre 200 y 300 dólares. La cremación se realiza en El Junquito. Sólo allí dan los precios por el servicio.
Una de las opciones más buscadas al momento de escoger servicios funerarios es el Cementerio Jardines El Cercado, ubicado en la carretera Guarenas-Guatire. Las parcelas costaban en 300 y 400 antes de la pandemia. El precio se ha duplicado, pero no hay terrenos para ampliar el camposanto. Se venden en administración, “en caso de emergencia”.
El negocio informal
En la Venezuela Hispánica y en especial durante el siglo XVIII, y buena parte del XIX, los servicios para dar cristiana sepultura a un difunto se llevaban a cabo en el hogar, en las grandes salas, generalmente durante la noche.
Hoy, aunque dejó de ser tradición, muchas personas la consideran una opción en medio de la crisis, sobre todo en pueblos y zonas alejadas de las grandes ciudades. En la capital comienza a asomarse de nuevo como una posibilidad.
Los familiares en duelo también suelen ser abordados por lo que algunos llaman «funerarias de maletín» y otros «zamuros», que ofrecen sin licencia y mayores pompas resolver el complicado trance de enterrar a un familiar.
Una de las caras más visibles de la informalidad es el uso de vehículos de cualquier tipo, como pickups, para el traslado de cadáveres hasta el crematorio o el cementerio.
“Esto ha afectado significativamente a las empresas funerarias de todo el país con una baja de no menos del 50% de los servicios”, aseguró Eduardo José Vallés, presidente de la Asociación Profesional de la Industria Funeraria de Venezuela.
Destacó que quienes se dedican al negocio funerario deben tener licencias para transportar sustancias químicas y también contratos para la disposición de desechos patológicos, además de tener personal formado en tanatopraxia (conjunto de prácticas que se llevan a cabo sobre un cadáver para desarrollar y aplicar diferentes métodos de higienización, conservación, embalsamamiento, restauración, reconstrucción y cuidado estético del cuerpo). Algo que no se cumple.
En la Venezuela de hoy el fallecimiento de un familiar o ser querido, además de dolor, trae consigo una preocupación. La muerte se ha convertido en un negocio que genera tristeza e impotencia en uno de los momentos más vulnerables del ser humano.
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