Lula en la crisis venezolana

La magnitud de la crisis política venezolana es tal, que el liderazgo político nacional e internacional no ha logrado, hasta ahora, vislumbrar una posible salida política e institucional a pesar de los esfuerzos de Estados Unidos, la UE, Petro y fundamentalmente de Lula, profundizándose aún más la crisis después del 28J.

Es una realidad que al gobierno jamás le paso por la cabeza que podían perder las elecciones, como también era cierto que nunca estuvieron dispuesto, en el caso negado de perder las elecciones, entregarlo; de allí, que terminaron por no mostrar las Actas de un supuesto triunfo que la oposición y la comunidad internacional exigen para su reconocimiento.

Frente a esta realidad, no nos queda otro camino que continuar trabajando de aquí al 10 de enero en un Creativo Acuerdo Político con Garantías para las Partes, para tratar de encontrar una salida política e institucional, porque de lo contrario, nos dirigimos inevitablemente a una complicada salida forzada por la crisis económica y social.

Lula ha arriesgado su liderazgo político regional e internacional acompañando el proceso electoral venezolano e intentando mediar con un gobierno que desde los tiempos de Chávez han sido aliados, pero en el entendido, que la izquierda que él ha impulsado se sustenta en los valores fundamentales de la democracia por encima de los ideológicos, a lo cual Lula se ha expuesto a la crítica de la extrema izquierda de base de su partido, su país y la región. En este sentido, en cuanto al gobierno venezolano, Lula ha intentado hacer que Maduro y el PSUV entiendan lo que le reclamó previo a las elecciones “Maduro tiene que aprender, que cuando ganas, te quedas, cuando pierdes, te vas”. Este respeto de Lula a las reglas de la democracia ha forjado su poder moral y político como un actor confiable para Estados Unidos, la UE, la región y principales líderes de la oposición venezolana como un mediador confiable.

La situación de Lula con Maduro no es nada fácil pues tiene que mantener una cierta estabilidad en su relación sin perder la firmeza en sus reclamos y exigencias democráticas, además, de mantener un equilibrio entre las partes y es por ello, que no firmo el documento de los 10 países en las ONU que tanto la oposición le reclama. No obstante, sus opiniones han estado subiendo de tono después del 28J, al tiempo que ha incrementado gestiones diplomáticas y ha reducido sus opiniones en público, sin embargo, le ha dicho con firmeza a Maduro en dos oportunidades “Si quieres contribuir a resolver la vuelta del crecimiento económico en Venezuela, el regreso de las personas que salieron del país y establecer un Estado de crecimiento económico, tiene que respetar el proceso democrático”.

Incomprensible y torpemente la oposición venezolana, de una u otra forma, ha venido cuestionando toda mediación de los sectores de la izquierda democrática ya sea Lula, Petro, Zapatero, Boric, AMLO, etc sin terminar de entender que sin un interlocutor o mediador que tenga canales abiertos de comunicación y además escuchado por ambas partes, no se puede llegar a un Acuerdo Político Negociado y, para colmo, la comunidad internacional ya ha hecho todo lo que puede hacerse y ahora dicen. que le corresponde a los venezolanos sentarse a buscar una solución a la crisis política e institucional en la que están inmersos y sin duda alguna, Lula puede ser ese personaje que facilite esas conversaciones porque es urgente llegar a acuerdos.

En la reciente reunión de los BRICS en Rusia, al que el gobierno de Venezuela quiere ingresar, Lula no ha apoyado su ingreso, en un movimiento de ajedrez político táctico, en respuesta al altercado por el no reconocimiento democrático de los resultados electorales del 28J y el empeño de Maduro de no mostrar las actas e intentar asumir un nuevo gobierno de facto, fracturando las reglas democráticas y de paso, magullando su liderazgo.

A pesar de los desencuentros de Lula con el régimen, ha continuado expresando “su deseo de reanudar conversaciones con el gobierno venezolano en el interés de que se retomen las conversaciones para que Venezuela vuelva a la normalidad democrática en el convencimiento de que “mientras más paz tenga Venezuela, más paz tendrá Suramérica”. Ojalá que tanto el gobierno como la oposición, con todas las atribulaciones por la que han pasado, aprovechen la buena voluntad de Lula de encontrar una solución política y de paso piensen en el país y la gente, y se termine concretando un mecanismo que permita llegar a acuerdos civilizados que contribuyan a la normalización política y democrática del país.