Latinoamérica enfrenta una crisis energética sin precedentes, marcada por apagones prolongados, sequías históricas y redes eléctricas al borde del colapso. Desde los cortes de hasta diez horas diarias en Ecuador, agudizados por la falta de suministro desde Colombia, hasta los apagones de veinte horas en Cuba, que evidencian la obsolescencia de su infraestructura, la región vive un sistema energético débil.
Aunque la crisis energética afecta de distinta forma a los países de América Latina, hay un patrón que se repite y agrava la situación: la falta de inversiones y el impacto de la crisis climática.
Venezuela, apagón en medio de la crisis política
Con problemas de conectividad y un amplio operativo de vigilancia policial y militar, Venezuela vivió el apagón más largo desde marzo de 2019 -cuando la nación petrolera pasó varios días a oscuras-, tras sufrir una falla eléctrica que alteró la cotidianidad del país, en un momento en que atraviesa una crisis política.
Ecuador, apagones programados diez horas
Ecuador atraviesa una crisis energética debido a la dependencia de sus centrales hidroeléctricas, que constituyen 72% de la matriz nacional. Las sequías han llevado al país a realizar apagones programados de hasta diez horas al día desde septiembre, una situación que se espera que dure hasta enero.
Colombia, que solía exportar electricidad a Ecuador, dejó de hacerlo en octubre debido a su propia crisis energética. Hasta ahora, Ecuador solo ha podido alquilar una planta flotante de 100 megavatios de la empresa turca Karpowership, lo que representa menos de 10% del déficit de más de 1.000 megavatios que enfrenta el país.
Cuba sufre la peor crisis en años
Cuba también sufre una profunda crisis energética, la peor en años, con déficits de hasta 50%. Esto significa que cinco de cada diez bombillas del país se apagan por la falta de electricidad. En algunos municipios los apagones duran hasta veinte horas diarias.
La red de generación está obsoleta, con siete centrales termoeléctricas construidas hace más de cuatro décadas, de las cuales siete unidades estaban fuera de servicio recientemente por averías.
El consultor Emilio Romero estima que se necesitarán 10.000 millones de dólares para modernizar el sistema. El director general de Electricidad del Ministerio de Energía y Minas, Lázaro Guerra, comenta a Efe que esa cifra «no era disparatada», aunque no aportó datos propios.
En Brasil, la peor sequía en 74 años ha reducido considerablemente el nivel de los embalses de las hidroeléctricas, que proporcionan la mayor parte de la energía. Las tres grandes hidroeléctricas de la Amazonía (Belo Monte, Santo Antonio y Jirau) están operando a entre 3% y 10% de su capacidad. En respuesta, el gobierno ha activado plantas térmicas alimentadas con gas y diésel.
La participación de las hidroeléctricas ha caído de 74,5% en marzo a 43,5% en octubre, mientras que la generación térmica ha aumentado de 5,6% a 18,7%, aunque el gobierno descarta la posibilidad de apagones y no ve necesario reinstaurar el horario de verano para ahorrar energía.
México, dependencia energética de Estados Unidos
México sufrió apagones significativos en mayo debido a una ola de calor que incrementó la demanda energética y afectó a 18 de los 32 estados del país. Esta situación evidencia la vulnerabilidad del sistema energético, que depende de la generación hidroeléctrica y del gas natural, que importa en 70% de Estados Unidos.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha recibido críticas por priorizar la energía de hidrocarburos en detrimento de fuentes más limpias y sostenibles.
En Argentina, el gobierno de Javier Milei ha anunciado el Plan Verano 2024-2025 para evitar apagones durante la temporada estival. El sistema eléctrico está «al borde del colapso» debido a la falta de inversiones y mantenimiento en las últimas dos décadas.
Venezuela enfrenta fallas diarias en el suministro eléctrico, especialmente en regiones alejadas de Caracas. Aunque el gobierno culpa a la oposición, aun cuando los militares vigilan las instalaciones.
Los expertos atribuyen el problema a la mala gestión y la falta de mantenimiento. A pesar de la crisis, Venezuela se presenta como un país clave para la estabilidad energética global, toda vez que cuenta con las mayores reservas de crudo del mundo y una de las mayores de gas.
En Colombia, el nivel de los embalses se encuentra 16 puntos por debajo de la media, lo cual ha llevado al Ministerio de Energía a activar la generación térmica y poner en marcha un plan de medidas anticrisis. «No hay riesgo de un apagón energético», asegura.
Bolivia ya no envía gas a Argentina
Bolivia, que el año pasado recibió 875 millones de dólares procedentes de las exportaciones de gas a Argentina, no le envía gas desde septiembre pasado debido al descenso de sus reservas.
Con el fin de aumentar las reservas energéticas, se están invirtiendo cien millones de dólares para la exploración y explotación en la región de Santa Cruz, con el objetivo último de duplicar la capacidad de generación eléctrica a 6.773 megavatios para 2033.
Resiliencia chilena gracias a las renovables
Chile se mantiene resiliente en la crisis energética gracias a su capacidad instalada de energía solar y eólica, pero enfrenta desafíos para estabilizar su suministro debido a la dependencia del gas natural argentino.
Perú atraviesa problemas de suministro energético en sus zonas rurales, donde los apagones afectan principalmente a las comunidades andinas y amazónicas, limitando el acceso a servicios básicos.
En Honduras los altos costos de la energía eléctrica y la falta de infraestructura adecuada siguen afectando a miles de hogares, con cortes de suministro intermitentes que se intensifican en las zonas más vulnerables.
A finales de 2023, la capacidad de generación eléctrica en Nicaragua era de 1.648,7 MW, con demanda máxima de 808,07 MW. La capacidad instalada incluye 888,3 MW de fuentes no renovables y 760,4 MW de renovables (hidroeléctrica, geotérmica, eólica, biomasa y solar). El país tiene un gran potencial hidroeléctrico, pero ha aprovechado menos de 5%.
Uruguay, que posee una matriz energética predominantemente renovable, ha logrado evitar los apagones, pero sufre por el aumento en los precios de importación de electricidad de Brasil durante los períodos de sequía.
Y en el caso de Puerto Rico, uno de los retos es la recuperación de la infraestructura eléctrica tras los huracanes, lo cual se suma a los apagones frecuentes debido a una red envejecida y mantenimiento deficiente.
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