Hubo un tiempo en que recibir una invitación a una fiesta organizada por Sean “Diddy” Combs era recibir una de las entradas más codiciadas en la industria del entretenimiento.
Con listas de invitados que incluían a Justin Bieber, Mariah Carey, Paris Hilton y Jennifer Lopez, sus eventos eran la oportunidad para codearse con algunas de las celebridades más importantes del mundo.
Hasta Jay-Z y Beyoncé lanzaron nueva música en sus eventos.
«Cuando Diddy te guiñaba un ojo y te decía que entraras a la sección VIP, sabías que te esperaba una muy buena noche», dijo en una entrevista exclusiva con BBC News Rob Shuter, quien trabajó como publicista del rapero en el apogeo de su fama.
Ahora el excliente estrella de Shuter está sentado en una celda de la cárcel de Brooklyn, a poca distancia de los Hamptons, el balneario en el que organizó en el pasado fiestas para las celebridades.
La caída en desgracia de Combs ha sido rápida, con un extenso caso penal federal en el que lo acusan de conspirar para cometer tráfico sexual y extorsión.
También se han presentado más de una docena de demandas civiles, acusando al magnate de la música de agresiones, violaciones y extorsión sexual. Un abogado dijo que representa a más de 100 presuntas víctimas que afirman haber sido abusadas sexualmente.
El rapero oriundo de Harlem ha negado en repetidas ocasiones haber actuado de manera incorrecta, ya sea en relación con las acusaciones penales o civiles.
Un portavoz negó las acusaciones contra Diddy y le dijo a BBC News para esta historia que «el señor Combs sigue siendo fuerte, saludable y disciplinado, totalmente comprometido con su defensa con el apoyo inquebrantable de su familia, su equipo legal y la verdad».
Está previsto que vaya a juicio en mayo de 2025.
Ascenso meteórico
Según Shuter, quien trabajó para Diddy de 2002 a 2004, cuando empezó a trabajar para el rapero, este se encontraba en un momento crucial de su carrera.
Combs fundó en 1993 Bad Boy Records, un sello que representaba a algunos de los nombres más importantes del hip hop, incluidos artistas como Notorious B.I.G. y Usher.
En 1998 creó la línea de ropa Sean John que luego se convirtió en un fenómeno cultural. A partir de ahí, se sumergió en las fragancias, el alcohol e incluso montó una empresa de medios, convirtiéndose en presentador de múltiples reality shows en los que descubriría nuevos talentos y convertía a personas anónimas en estrellas.
Shuter dijo que cuando por primera vez se unió al mundo del rapero, Combs estaba buscando transformar su personalidad y elevar su carrera, usando sus fiestas para mantenerse en el centro de la industria del entretenimiento.
«Estaba descubriendo que la forma de conseguir la mayor atención era convertirse en el rey de la fiesta de Nueva York».
Shuter dijo que Combs estaba obsesionado con el poder y tenía un profundo deseo de seguir siendo famoso. Dijo que a la estrella le encantaba que le tomaran fotos y quería mostrar su estilo de vida, por lo que su trabajo consistió en ayudar a mantener a «Diddy» en la cima.
Ser parte de su séquito, dijo, era como ser parte de un circo: el rapero era el “maestro de pista”.
Dijo nunca haber sido testigo de conductas sexuales inapropiadas: «He visto el desequilibrio de poder», dijo. «Lo que no he visto es lo que se dice ahora, que es simplemente horrible».
“La razón por la que fue una superestrella es porque sólo piensa en Diddy. Desde el momento en que se despierta hasta el momento en que se va a la cama”, dijo Shuter a BBC News. «El pasatiempo de Diddy es Diddy».
También afirmó que Combs sentía una profunda fascinación por la familia real británica. Shuter dijo que recuerda que le pidieron más de 10 veces que llamara a los príncipes Harry y William para invitarlos a fiestas, ofreciéndose a cubrir sus viajes, alojamiento e incluso su seguridad.
Shuter explicó que el rapero guardaba fotografías enmarcadas de los príncipes en su lujoso apartamento de Nueva York: «Él se consideraba un rey, por lo que tiene mucho sentido que le hubiera gustado tener dos príncipes en su séquito».
Ni Harry ni William aceptaron las distintas invitaciones de Combs, añadió.
Pero decirle “no” al magnate de la música no fue algo que muchos otros hicieran.
“Siempre había armas alrededor de Diddy”, dijo Shuter, describiendo los detectores de metales en su apartamento como parecidos a los de un aeropuerto. «Era extraño».
Shuter describió haber visto armas de fuego por toda la casa del rapero. En su vivienda privada, los guardias de seguridad portaban armas escondidas en los tobillos.
El señor Combs mantenía un círculo estrecho y se tomaba tanto su seguridad como su imagen muy en serio.
“No puedes ser Diddy… a menos que la gente que te rodea sea hermética. No había nadie descuidado a su alrededor”.
El «lado oscuro» de las fiestas blancas
En el área de Los Ángeles, el rapero vivía en lo que se conoce como la calle más cara de Beverly Hills.
Las altas vallas permiten a las celebridades esconderse de miradas indiscretas. La mansión Playboy de Hugh Hefner se encuentra un par de puertas más abajo.
Las imponentes puertas de la finca de Combs tienen antorchas encendidas día y noche.
Los vecinos le dijeron a la BBC que a menudo llamaban a la policía durante sus fiestas.
Revisando los registros públicos, la BBC reveló que la policía envió a agentes a fiestas en la mansión en 14 ocasiones durante siete años.
En una calle donde la discreción y la privacidad son de suma importancia, nadie quiso ser identificado, pero los vecinos describieron en privado a la BBC lo que presenciaron, diciendo que estaban hartos y perturbados por lo que vieron.
«Durante seis o siete años hubo sólo fiestas, fiestas, fiestas», dijo una vecina, añadiendo que veía mujeres a todas horas y «gente que salía y se sentaba en la calle, sin saber dónde estaban».
Dijo que parecían «perdidos» y «se les veía la ropa interior».
La mansión de Combs en Beverly Hills fue uno de los varios lugares que utilizó para organizar su “Fiesta Blanca” anual, un evento emblemático que celebró de 1998 a 2009.
Comenzó las fiestas en la exclusiva zona de los Hamptons de Nueva York con un estricto código de vestimenta exclusivamente blanco, reuniendo a la élite adinerada de East Hampton y las estrellas en ascenso del hip hop.
Combs describió una vez a las fiestas como una forma de derribar barreras raciales y generacionales.
Pero la fiesta más candente del año fue una «fachada» que le permitió una conducta «siniestra», alega una demanda reciente.
En una demanda presentada esta semana, un hombre, que en ese momento tenía 16 años, describió la emoción de asistir a la primera “Fiesta Blanca” de Combs en 1998. Al entrar en la mansión de los Hamptons, vio a celebridades y ejecutivos del entretenimiento por todas partes. En la demanda, dijo que creía que la fiesta podría abrirle las puertas a una carrera musical.
Aseguró que iba camino al baño cuando se topó con el rapero. Comenzaron a hablar y luego pasaron a otra área más privada. Fue entonces cuando Combs le dijo que tenía la “apariencia” adecuada y que podía convertir a cualquiera en una estrella, afirma la demanda.
Entonces las cosas dieron un giro. Combs ordenó abruptamente al entonces adolescente que se bajara los pantalones para que pudiera examinarlo y tocarlo, alega la demanda.
Según el documento, Combs dijo que era «un rito de iniciación» y «el camino para convertirse en una estrella». También afirma que dijo que era una forma de demostrar su valía y le preguntó al adolescente: “¿No quieres entrar en el negocio?”
Al menos otras dos demandas se centran en las fiestas.
«Claros intentos de obtener publicidad»
La exestrella de cine para adultos Adria English afirmó que con el tiempo fue «preparada para el tráfico sexual» después de trabajar en múltiples fiestas blancas, en las que alega que el alcohol estaba mezclado con drogas.
Otra demanda, presentada de forma anónima esta semana por un hombre, hace acusaciones sobre una fiesta blanca en 2006. El hombre dice en la demanda que estaba trabajando en la seguridad del evento, en el que supuestamente las bebidas estaban mezcladas con drogas, y dijo que fue violado por Combs.
Se han presentado más de una docena de demandas civiles en total acusando al magnate de la música de agresiones, violaciones y extorsión sexual.
En estas demandas, tanto hombres como mujeres dicen que fueron coaccionados u obligados a tener relaciones sexuales, ya sea por Combs o por personas de su entorno. Otros dicen que lo hicieron porque se sintieron intimidados por Combs y el poder que tenía en la industria del entretenimiento. Algunos describieron que sus carreras se descarrilaron o que les quitaron oportunidades cuando no cedieron a los caprichos de Combs.
El equipo legal de Combs ha desestimado las demandas como «claros intentos de obtener publicidad». En respuesta a esta historia, un portavoz del rapero le dijo a BBC News que las acusaciones de irregularidades en sus famosas fiestas eran infundadas.
«Las fiestas blancas y otros eventos de Sean Combs fueron icónicos, una verdadera convergencia de hip hop, Hollywood y la excelencia negra», se lee en el comunicado.
«Es decepcionante ver a los medios y a los comentaristas sociales convertir estos momentos culturales en algo que no fueron. Avergonzar a las celebridades que asistieron, sacar videoclips y fotografías fuera de contexto e intentar vincular estos eventos con acusaciones falsas simplemente no tiene validez».
Drogas y sexo forzados
La cantante Cassie, que salió intermitentemente con el rapero durante casi una década a partir de 2007, acusó al magnate en una demanda de controlar todos los aspectos de su vida, obligándola a tomar cantidades excesivas de drogas y a tener relaciones sexuales con otros hombres, golpeándola durante años y amenazándola a ella y a quienes estaban en su círculo cuando intentó romper la relación.
En una demanda, que inició una avalancha de acusaciones contra el rapero, la cantante dijo que mientras salía con Combs se dio cuenta de que él tenía una «red tremendamente leal» que haría cualquier cosa que él le pidiera.
«Ella reconoció que era impotente y que denunciar al señor Combs ante las autoridades no alteraría el estatus o la influencia del señor Combs, sino que simplemente le daría al señor Combs otra excusa para lastimarla», afirma la demanda.
Cassie, cuyo nombre completo es Casandra Ventura, dijo que después de intentar dejar a Combs, su sello discográfico amenazó con «no publicar su sencillo si no respondía las llamadas telefónicas de Combs», afirma la demanda.
Los abogados de Combs han vuelto a negar las acusaciones y dijeron en una declaración a la BBC a principios de esta semana que él «nunca ha agredido sexualmente a nadie, ya sea adulto o menor, hombre o mujer».
«El coraje es contagioso»
Si bien varias demandas detallan supuestas agresiones sexuales en fiestas celebradas en las propiedades de Combs, las llamadas fiestas «Freak-off» en habitaciones de hotel parecen ser un foco de atención para las autoridades federales.
El Departamento de Justicia lo acusó de conspiración para extorsionar, tráfico sexual y transporte para dedicarse a la prostitución en una acusación de 14 páginas el mes pasado.
Los fiscales han acusado a Combs de grabar actos sexuales durante las “Freak Offs”, que las autoridades federales describen como fiestas sexuales de varios días de duración en las que participan varias trabajadoras sexuales.
La acusación alegaba que Combs y sus asociados reservaron habitaciones de hotel y las abastecieron de narcóticos como ketamina, lubricante, ropa de cama adicional e iluminación para poder grabar las orgías.
Durante las «Freak Offs», Combs supuestamente «golpeó, pateó y arrojó objetos a las víctimas», lo que provocó lesiones que a veces tardaban semanas en sanar, según los documentos judiciales.
Según la acusación, los participantes supuestamente fueron coaccionados con drogas y amenazas para que permanecieran «obedientes y complacientes».
Posteriormente, los involucrados supuestamente recibían líquidos por vía intravenosa para recuperarse, alegan los fiscales.
La demanda de Ventura, presentada en noviembre de 2023, casi un año antes de su acusación en Nueva York, incluye detalles gráficos de estas supuestas fiestas “Freak-Off”.
La demanda afirma que Combs organizaba estos eventos semanalmente en hoteles de Nueva York y Los Ángeles, transportaba en avión a trabajadoras sexuales, suministraba drogas que incluían éxtasis, cocaína y ketamina y obligaba a la cantante a realizar actos sexuales.
Durante una redada en las mansiones de Combs en Los Ángeles y Miami, los agentes del orden confiscaron armas estilo AR-15, cargadores de gran capacidad y miles de botellas de lubricante y aceite para bebés.
El arresto de Combs y las consecuencias que rodearon su carrera han despertado la esperanza entre activistas y sobrevivientes de violencia sexual de que su caso pueda impulsar un cambio significativo dentro de la industria musical.
Gloria Allred, una destacada abogada de los derechos de las mujeres que ha defendido a varias ellas en el marco del movimiento #MeToo, cree que el mundo finalmente está viendo un «ajuste de cuentas» en la industria de la música.
Ella representa a Thalia Graves, quien alega que el rapero la drogó y violó violentamente en 2001. Dijo que fue amenazada por Combs y no habló, temiendo que él «arruinara su vida», dijo Allred.
Pero Allred le dijo a la BBC que cree que las consecuencias del arresto de Diddy están lejos de terminar.
«El coraje es contagioso», dijo.
Y los fiscales y abogados de la creciente lista de acusadores de Combs han insinuado que hay más por venir.
“Combs no hizo todo esto por sí solo”, dijo Damian Williams, fiscal federal para el Distrito Sur de Nueva York. «Utilizó su negocio, los empleados de ese negocio y otros asociados cercanos para salirse con la suya».
La investigación del caso aún está abierta, dicen las autoridades.
Cuando Combs salió de su comparecencia más reciente ante el tribunal vestido con un mono beige de prisión, le dijo a su familia «Te amo» y repetidamente se llevó las manos al corazón, haciendo un signo de oración.
Cuando terminó la audiencia, un grupo de fanáticos se apiñó junto a las puertas de la sala del tribunal con la esperanza de verlo y mostrar su apoyo al rapero.
Para su exasistente, la tormenta mediática que ahora rodea al rapero no está exenta de una pizca de ironía.
«Quería convertirse en la persona más famosa del mundo e, irónicamente, ahora lo es», dijo Shuter.
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