Reflexionar sobre temas como la voluntad desde diversas perspectivas hace posible aproximarse a la complejidad de los procesos mentales, y hasta donde se ven influenciados por el entorno en el que nos desenvolvemos. Determinarse en la ejecución de cierto tipo de tareas que sin duda requerirán un esfuerzo mayor al de algunas opciones paralelas menos demandantes, eso requiere voluntad.
La gracia se ha derramado para todos con absoluto beneplácito y favor otorgándonos la capacidad de experimentar la expresión de dones y talentos que nos habilitan para servir, ayudar y aportar en la vida de los semejantes. Curiosamente, esto ocurre mientras todos, casi sin excepción, experimentamos el constante encuentro comprensible o no, con la esencia de un propósito de vida que busca manifestarse. Considero que cuando ya se han alcanzado ciertas comprensiones de asuntos cruciales puede que sea tiempo de partir, o quizás no, tal vez se harán preguntas y se cuestionarán realidades hasta el último minuto.
Lejos de alcanzar a reconocer mi propia huella dactilar, la cual además de única es perecedera, entiendo que una valorización intrínseca, subjetiva y sesgada hasta cierto punto reposa entre las fibras constitutivas de la voluntad que ejercemos, confluyendo en las decisiones simples y cotidianas tanto como en las importantes y trascendentales que cambian vidas.
Meditaba en todo aquello como la razón y las emociones que confluyen con sus danzas de circuitos que logran encontrarse entre los nichos de la motivación. Expectativas acerca del futuro, imágenes de lo que sin duda se viste en la gala de los resultados, o simples rutas alternas que impliquen la autopreservación de aquello que se percibe digno de ser atesorado.
La vida va transcurriendo escurridiza como arena entre los dedos mientras el corazón sigue haciendo preguntas al regente de los cielos. En la interrogante que todo peregrino gesta dentro de sí, intentando poder confirmar si sus obras son agradables al creador; y en momentos de angustia o presión asegurarse de poder ser guiado en el camino más idóneo. Por ello, en esta noble y única oportunidad pretendo compartir una oración longeva del salmista que dice: “Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios, que tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud”. Salmo 143:10
@alelinssey20
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