Introducción
La situación en Venezuela ha generado un intenso debate sobre el momento en que Nicolás Maduro consolidó su golpe de Estado. Muchos observadores y actores políticos afirman que el golpe se materializará con la toma de posesión del 10 de enero de 2025. Sin embargo, esta tesis sostiene que el golpe ya se consumó el 28 de julio de 2024, fecha en la que Maduro, en coordinación con las Fuerzas Armadas y órganos del Estado afines, desconoció el resultado electoral y se autoproclamó presidente. A continuación, se argumenta desde una perspectiva jurídica y política que el golpe no debe entenderse como un acto futuro, sino como una ruptura del orden constitucional ya consolidada.
Definición
Un golpe de Estado es una alteración violenta del orden constitucional por parte de un actor estatal o paraestatal que se impone en el poder sin legitimidad democrática y sin respetar los procedimientos constitucionales. Según la doctrina clásica, un golpe de Estado puede ser formalizado a través de una usurpación del poder, la suspensión de garantías constitucionales o la instauración de un gobierno de facto. Las características de un golpe de Estado fueron desarrolladas por autores como Karl Loewenstein, quien define el golpe como «la apropiación ilegítima del poder por un grupo o un individuo, mediante el uso de la fuerza o la amenaza de fuerza, quebrando la legalidad vigente». En el caso venezolano, Maduro perdió las elecciones presidenciales frente a Edmundo González el 28 de julio de 2024, momento en el cual se iniciaron una serie de eventos que constituyen un golpe de Estado:
𝐃𝐞𝐬𝐜𝐨𝐧𝐨𝐜𝐢𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝐫𝐞𝐬𝐮𝐥𝐭𝐚𝐝𝐨 𝐞𝐥𝐞𝐜𝐭𝐨𝐫𝐚𝐥: Maduro, apoyado por las Fuerzas Armadas y el Consejo Nacional Electoral (CNE) presidido por Elvis Amoroso, manipuló y desconoció los resultados. El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), otro órgano del Estado, convalidó mediante sentencias las actas falsas presentadas por el CNE para proclamar a Maduro, lo que demuestra la colusión entre los poderes del Estado para legitimar un acto ilegítimo.
𝐏𝐫𝐨𝐜𝐥𝐚𝐦𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐝𝐞 𝐟𝐚𝐜𝐭𝐨: A pesar de no contar con la mayoría de votos, Maduro fue proclamado por el CNE y recibió el respaldo del alto mando militar. Represión masiva: Desde esa fecha, el régimen ha intensificado la represión, deteniendo arbitrariamente a miembros de la oposición y restringiendo las libertades de expresión, circulación y reunión.
𝐃𝐞𝐬𝐜𝐨𝐧𝐨𝐜𝐢𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐚𝐬 𝐚𝐜𝐭𝐚𝐬 𝐞𝐥𝐞𝐜𝐭𝐨𝐫𝐚𝐥𝐞𝐬: Actualmente, se desconoce la ubicación y el estado de las actas físicas, lo que sugiere que podrían haber sido destruidas para encubrir el fraude electoral. Esta situación pone de manifiesto una clara intención de subvertir la soberanía popular y socavar la integridad del proceso democrático.
Argumentos jurídicos. El golpe de Estado se materializa con la proclamación. Jurídicamente, un golpe de Estado no depende únicamente de la fecha de toma de posesión de un presidente ilegítimo, sino del momento en que se produce una ruptura del orden constitucional. Hans Kelsen, en su teoría pura del derecho, explica que el golpe de Estado se caracteriza por la imposición de un nuevo orden político que reemplaza al anterior, independientemente de su formalidad. Kelsen señala que «cuando un grupo, con o sin legitimidad, impone un nuevo conjunto de normas, ese grupo se convierte en el nuevo poder constituyente». En el caso venezolano, el golpe se formaliza en el momento de la proclamación de Maduro, porque:
𝐃𝐞𝐬𝐜𝐨𝐧𝐨𝐜𝐢𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐯𝐨𝐥𝐮𝐧𝐭𝐚𝐝 𝐩𝐨𝐩𝐮𝐥𝐚𝐫: El artículo 5 de la Constitución de Venezuela establece que la soberanía reside en el pueblo. Al manipular el CNE y proclamar a Maduro, se vulnera este principio fundamental, afectando el derecho a gobernar del pueblo según lo estipulado en el artículo 228.
Q𝐮𝐢𝐞𝐛𝐫𝐞 𝐝𝐞𝐥 𝐨𝐫𝐝𝐞𝐧 𝐜𝐨𝐧𝐬𝐭𝐢𝐭𝐮𝐜𝐢𝐨𝐧𝐚𝐥: El acto de proclamación del 28 de julio invalidó la normativa electoral y dejó sin efecto el artículo 233 de la Constitución, que regula la falta absoluta del presidente y la sucesión presidencial.
𝐄𝐬𝐭𝐚𝐛𝐥𝐞𝐜𝐢𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐮𝐧 𝐠𝐨𝐛𝐢𝐞𝐫𝐧𝐨 𝐝𝐞 𝐟𝐚𝐜𝐭𝐨: A partir del 28 de julio, Maduro ha gobernado mediante el uso de la fuerza y con el respaldo de sectores militares, lo cual se corresponde con el concepto de un gobierno de facto definido por Jean-Jacques Rousseau como aquel que ejerce poder sin legitimidad del contrato social.
𝐀𝐫𝐠𝐮𝐦𝐞𝐧𝐭𝐨𝐬 𝐏𝐨𝐥𝐢́𝐭𝐢𝐜𝐨𝐬: 𝐋𝐚 𝐂𝐨𝐧𝐬𝐨𝐥𝐢𝐝𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐝𝐞𝐥 𝐏𝐨𝐝𝐞𝐫 𝐀𝐮𝐭𝐨𝐫𝐢𝐭𝐚𝐫𝐢𝐨 Políticamente, la consolidación de un golpe de Estado ocurre cuando el actor usurpador asume de facto el control del aparato del Estado y se impone por la fuerza, independientemente de las formalidades que puedan ocurrir posteriormente. Para Juan J. Linz y Alfred Stepan, en «The Breakdown of Democratic Regimes», los golpes de Estado no son un evento aislado, sino un proceso en el cual las acciones de fuerza y la instauración de un nuevo régimen se hacen evidentes con el uso del poder coercitivo. En el caso de Venezuela, los siguientes eventos políticos marcan el momento del golpe:
𝐑𝐮𝐩𝐭𝐮𝐫𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚𝐭𝐨 𝐬𝐨𝐜𝐢𝐚𝐥: Maduro se autoproclamó el 28 de julio sin respetar los procedimientos democráticos, anulando así la validez del proceso electoral.
𝐋𝐞𝐠𝐢𝐭𝐢𝐦𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐯𝐢𝐨𝐥𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚: La represión iniciada inmediatamente después de la proclamación, con decenas de muertos, miles de detenidos y la militarización del país, consolidó el poder de facto de Maduro, en números reales se tiene la cifra de 25 fallecidos, más de 2500 arrestados y decenas de desaparecidos.
𝐂𝐨𝐧𝐭𝐫𝐨𝐥 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐩𝐨𝐝𝐞𝐫𝐞𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐄𝐬𝐭𝐚𝐝𝐨: Desde el 28 de julio, Maduro ha subordinado al poder judicial, la Asamblea Nacional, y ha utilizado al Tribunal Supremo de Justicia para anular la autoridad del presidente electo, Edmundo González.
La confusión internacional y las consecuencias de la inacción de la oposición
Es crucial señalar que, a pesar de la gravedad de la situación en Venezuela, actores internacionales continúan tratando a Maduro como un gobernante legítimo. Un claro ejemplo de esto es el embajador de Alemania, quien fue recibido por Maduro para entregar sus «cartas credenciales». Este acto constituye un reconocimiento formal al gobierno de Maduro. Si se hubiera denunciado su carácter golpista a tiempo, en lugar de un embajador, hubiéramos visto a un representante de negocios.
La diferencia entre un embajador y un representante de negocios es significativa. Un embajador es un representante diplomático con la autoridad y el respaldo para establecer relaciones formales y tratar asuntos de importancia estatal. Su recepción por parte de un gobierno implica un reconocimiento de su legitimidad. En cambio, un representante de negocios actúa en el ámbito comercial y no posee el mismo nivel de reconocimiento diplomático. Al presentar a un embajador, se envía un mensaje claro: se considera al régimen de Maduro como un gobierno legítimo. Lamentablemente, Alemania eligió enviar a un embajador, lo que indica que no se comprende que en Venezuela hay un golpe de Estado. Nadie ha comunicado esto adecuadamente, y ningún miembro calificado de la oposición ha denunciado la situación.
Es preocupante que un embajador de Alemania, representante de un país miembro de la Unión Europea, actúe con esta falta de información. Además, el embajador Francisco Palmieri, al ser cuestionado sobre las próximas elecciones regionales en Venezuela, afirmó que «es totalmente urgente que abramos más espacios democráticos en el país». Estas declaraciones reflejan una perspectiva que no se corresponde con la realidad política en Venezuela, donde Maduro ejerce el poder como un gobernante de facto que dio un golpe de Estado.
Es fundamental que la comunidad internacional reconozca esta realidad y actúe en consecuencia, en lugar de validar un régimen que ha subvertido la democracia y la voluntad del pueblo venezolano. La denuncia del carácter golpista de Maduro es esencial para desacreditar su legitimidad y apoyar un cambio real hacia la democracia en el país.
Sin embargo, la confusión en estos conflictos diplomáticos no es responsabilidad de los diplomáticos, quienes opinan en base a la información que reciben. Si la oposición venezolana, liderada por María Corina Machado y Edmundo González, no ha comunicado adecuadamente el golpe de Estado, estos embajadores carecerán del contexto necesario para entender la situación.
La responsabilidad de esta confusión recae sobre la oposición, que ha pasado demasiado tiempo defendiendo el fraude electoral mientras el régimen de Maduro ha consolidado su golpe de Estado. Desde el punto de vista de las víctimas de la represión, es fundamental brindarles un marco jurídico adecuado para reclamar su estatus. No pueden ser vistas simplemente como víctimas de un fraude electoral, ya que la gravedad de los hechos que han enfrentado no se corresponde con el nivel de violencia que han sufrido.
La negligencia de la oposición al no haber denunciado el golpe de Estado ha dejado desamparadas a estas víctimas, quienes necesitan ser reconocidas en el contexto de un golpe de Estado. Quiero enfatizar la gravedad de la situación. Yo participé activamente de manera independiente en la campaña que llevó a Edmundo González a la presidencia, dedicando muchas horas a desarrollar contenido digital que impulsara su candidatura, lo que se tradujo en más de 10 millones de reproducciones de publicaciones en tres meses.
Siempre fui consciente de la posible reacción violenta de Maduro ante su derrota. Siento una profunda conexión con las víctimas de esta represión, quienes, solo por ejercer su derecho al voto y defenderlo, han sido arrestadas y torturadas, incluidos niños y menores de edad. Las atrocidades que han sufrido, como el abuso sexual de niñas, son indescriptibles.
Debemos esforzarnos por mostrar al mundo la verdadera dimensión de la dictadura de Maduro, tanto desde el punto de vista jurídico como político. Es fundamental que las instituciones canalicen medios que permitan actuar en un marco multilateral para obligar a Venezuela a regresar al redil democrático. Por eso, insisto en que se declare y denuncie el golpe de Estado y que lo hagan los principales actores, en este caso el presidente electo Edmundo González.
𝐀𝐜𝐭𝐮𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐝𝐞 𝐥𝐚𝐬 𝐅𝐮𝐞𝐫𝐳𝐚𝐬 𝐀𝐫𝐦𝐚𝐝𝐚𝐬
Padrino López se convirtió en un protagonista central del golpe de Estado en Venezuela al jurar lealtad de manera pública a Nicolás Maduro junto a un grupo de militares, en una transmisión por cadena nacional. Este acto fue llevado a cabo con pleno conocimiento de que estaban violando la Constitución, y Padrino, siendo el Ministro de Defensa, sabía que se estaba tomando partido en un proceso ilegítimo. El CNE, liderado por Elvis Amoroso, proclamó de manera fraudulenta a Maduro como ganador, sin ofrecer pruebas ni permitir el acceso a las actas a los representantes de la oposición, lo cual constituye un claro acto de delito electoral.
Padrino López no solo avaló esta farsa institucional, sino que posteriormente utilizó el poder militar bajo su mando para reprimir las manifestaciones populares que surgieron en protesta por esta flagrante usurpación de poder. Esto resultó en un saldo trágico de muertos, heridos y miles de arrestos, todo bajo su dirección. La mayor ironía y cinismo se evidenció cuando, en un intento de manipulación, el mismo Padrino López afirmó que a ellos les habían dado un «golpe de Estado», refiriéndose a un supuesto “golpe virtual” a través de redes sociales como WhatsApp.
Estas declaraciones, además de ridículas, carecen de cualquier respaldo jurídico o racional, y parecen ser un intento desesperado por distorsionar los hechos y desacreditar la acusación real de golpe de Estado en su contra.
¿𝐏𝐨𝐫 𝐪𝐮𝐞́ 𝐏𝐚𝐝𝐫𝐢𝐧𝐨 𝐋𝐨́𝐩𝐞𝐳 𝐡𝐚𝐫𝐢́𝐚 𝐞𝐬𝐭𝐚 𝐣𝐮𝐠𝐚𝐝𝐚?
Desviar la Atención y Crear Confusión: Al acusar a la oposición y las redes sociales de dar un «golpe virtual», Padrino intenta crear un escenario de caos y confusión que desvíe la atención del verdadero golpe de Estado que él y otros militares consumaron al apoyar la proclamación de Maduro y reprimir violentamente a la población.
𝐏𝐫𝐞𝐯𝐞𝐧𝐢𝐫 𝐮𝐧𝐚 𝐀𝐜𝐮𝐬𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐅𝐨𝐫𝐦𝐚𝐥 𝐲 𝐃𝐞𝐬𝐥𝐞𝐠𝐢𝐭𝐢𝐦𝐚𝐫 𝐚 𝐥𝐚 𝐎𝐩𝐨𝐬𝐢𝐜𝐢𝐨́𝐧: La jugada tiene como objetivo desacreditar cualquier denuncia seria de golpe de Estado en su contra, alegando que fue la oposición la que intentó socavar el orden democrático. De esta manera, buscan aparecer como víctimas en lugar de los perpetradores, reduciendo la legitimidad de las protestas y de las voces críticas a nivel nacional e internacional.
𝐉𝐮𝐬𝐭𝐢𝐟𝐢𝐜𝐚𝐫 𝐥𝐚 𝐑𝐞𝐩𝐫𝐞𝐬𝐢𝐨́𝐧: Al alegar que fueron ellos quienes sufrieron un golpe de Estado, Padrino López y el régimen buscan justificar las acciones represivas como una respuesta defensiva, lo cual les permitiría excusar sus crímenes bajo la narrativa de que están “restaurando el orden”.
𝐏𝐫𝐞𝐯𝐞𝐧𝐢𝐫 𝐮𝐧𝐚 𝐅𝐫𝐚𝐜𝐭𝐮𝐫𝐚 𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐅𝐮𝐞𝐫𝐳𝐚 𝐀𝐫𝐦𝐚𝐝𝐚: Con esta narrativa, buscan asegurar lealtad dentro de las Fuerzas Armadas, para que los oficiales y soldados vean las manifestaciones y denuncias de golpe como ataques a la estabilidad del país, en lugar de reclamos legítimos de justicia y democracia. En resumen, la estrategia de Padrino López y del régimen no solo es un intento de manipulación descarada, sino también un esfuerzo por desacreditar de antemano las pruebas y denuncias de golpe de Estado que surjan en su contra.
Comparación con otros golpes de Estado
Históricamente, se pueden comparar casos similares para entender la naturaleza de este golpe.
En el caso del 𝐠𝐨𝐥𝐩𝐞 𝐝𝐞 𝐄𝐬𝐭𝐚𝐝𝐨 𝐝𝐞 𝐀𝐥𝐛𝐞𝐫𝐭𝐨 𝐅𝐮𝐣𝐢𝐦𝐨𝐫𝐢 𝐞𝐧 𝐏𝐞𝐫𝐮́ (1992), la ruptura se consolidó en el momento en que disolvió el Congreso y asumió poderes dictatoriales, no en el momento de la reelección posterior. Similarmente, en Venezuela, el golpe se dio con la proclamación ilegítima y la instauración de un gobierno de facto, no con la toma de posesión formal.
𝐆𝐨𝐥𝐩𝐞 𝐝𝐞 𝐄𝐬𝐭𝐚𝐝𝐨 𝐞𝐧 𝐂𝐡𝐢𝐥𝐞 (1973): El derrocamiento del presidente Salvador Allende por parte del general Augusto Pinochet se consolidó no solo con la toma del poder militar, sino con la implementación de un régimen autoritario que ignoró las elecciones democráticas y desmanteló las instituciones democráticas. Al igual que en Venezuela, la legitimidad de la autoridad fue usurpada por la fuerza y la manipulación, resultando en la imposición de un gobierno de facto que se perpetuó a través de la represión.
𝐆𝐨𝐥𝐩𝐞 𝐝𝐞 𝐄𝐬𝐭𝐚𝐝𝐨 𝐞𝐧 𝐀𝐫𝐠𝐞𝐧𝐭𝐢𝐧𝐚 (1976): La Junta Militar asumió el control del país a través de un golpe violento que no solo depuso a la presidenta Isabel Perón, sino que también instauró un régimen que utilizó tácticas de terror y represión para silenciar a la oposición. Este golpe, similar al de Maduro, no se limitó a la toma de poder en un momento específico, sino que se consolidó mediante la eliminación de la disidencia y la anulación de los derechos democráticos, estableciendo un gobierno de facto que ignoró la voluntad del pueblo argentino.
𝐓𝐫𝐚𝐭𝐚𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨𝐬 𝐚 𝐮𝐧 𝐄𝐬𝐭𝐚𝐝𝐨 𝐂𝐨𝐧𝐬𝐢𝐝𝐞𝐫𝐚𝐝𝐨 𝐆𝐨𝐥𝐩𝐢𝐬𝐭𝐚 El tratamiento que podría recibir un estado considerado golpista varía dependiendo de la comunidad internacional y de las acciones específicas que tomen otros países. Algunas posibles reacciones incluyen:
𝐒𝐚𝐧𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐄𝐜𝐨𝐧𝐨́𝐦𝐢𝐜𝐚𝐬: La imposición de sanciones comerciales y financieras para aislar al régimen golpista y presionar por un retorno a la democracia. Un ejemplo claro es el caso de Honduras en 2009, cuando se impusieron sanciones tras el golpe que derrocó al presidente Manuel Zelaya.
𝐒𝐮𝐬𝐩𝐞𝐧𝐬𝐢𝐨́𝐧 𝐝𝐞 𝐑𝐞𝐜𝐨𝐧𝐨𝐜𝐢𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐃𝐢𝐩𝐥𝐨𝐦𝐚́𝐭𝐢𝐜𝐨: Algunos países pueden optar por no reconocer al nuevo régimen, eligiendo en su lugar enviar representantes de negocios o diplomáticos de menor rango. En el caso de Paraguay, después del juicio político que destituyó a Fernando Lugo en 2012, varios países suspendieron su reconocimiento diplomático.
𝐈𝐧𝐭𝐞𝐫𝐯𝐞𝐧𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐈𝐧𝐭𝐞𝐫𝐧𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐚𝐥: En situaciones extremas, la comunidad internacional puede considerar la intervención militar o misiones de paz para restaurar el orden democrático. Un ejemplo es el caso de Libia en 2011, donde se llevó a cabo una intervención militar para derrocar a Muammar Gaddafi tras la represión violenta de las protestas.
𝐀𝐩𝐨𝐲𝐨 𝐚 𝐥𝐚 𝐎𝐩𝐨𝐬𝐢𝐜𝐢𝐨́𝐧: Proveer apoyo político y financiero a los movimientos de oposición para fomentar un cambio de régimen. El caso de Venezuela es notable, donde se han discutido diversas formas de apoyo a la oposición en su lucha contra el régimen de Maduro.
𝐏𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚𝐥𝐢𝐝𝐚𝐝𝐞𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐡𝐚𝐧 𝐝𝐞𝐜𝐥𝐚𝐫𝐚𝐝𝐨 𝐞𝐥 𝐆𝐨𝐥𝐩𝐞 𝐝𝐞 𝐄𝐬𝐭𝐚𝐝𝐨 Entre las voces que han dejado un precedente al referirse a lo ocurrido en Venezuela como un golpe de estado se encuentran:
𝐌𝐢𝐠𝐮𝐞𝐥 𝐇𝐞𝐧𝐫𝐢𝐪𝐮𝐞 𝐎𝐭𝐞𝐫𝐨, @elnacionalweb director del diario El Nacional, quien afirmó: “Maduro hizo un golpe de Estado, de modo que se justifica todo lo que se haga para recuperar la democracia”. Esta declaración fue parte de un análisis profundo sobre la crisis y sus implicaciones, señalando cómo el control militar-policial ha desplazado cualquier vestigio de gobernanza democrática.
𝐅𝐞𝐫𝐧𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐌𝐢𝐫𝐞𝐬, @FernandoMiresOl politólogo de renombre, advirtió antes de las elecciones que “Maduro tiene cartas bajo la mesa, entre ellas un posible golpe de Estado”. Luego de los comicios, concluyó que el gobierno civil-militar fue sustituido por un gobierno militar-policial, configurando un escenario de represión y control absoluto.
𝐏𝐚𝐭𝐫𝐢𝐜𝐢𝐚 𝐉𝐚𝐧𝐢𝐨𝐭, @patriciajaniot reconocida periodista internacional, manifestó en su cuenta de X: “Golpe de estado consumado”, refiriéndose a la ratificación del Tribunal Supremo de Justicia controlado por Maduro.
𝐀𝐧𝐝𝐫𝐞́𝐬 𝐂𝐚𝐥𝐞𝐜𝐚, @ajcaleca opositor y ex candidato, también calificó el acto de Maduro como un “golpe de Estado contra la soberanía popular” y llamó a resistir y organizarse para restituir la democracia.
𝐋𝐞𝐨𝐜𝐞𝐧𝐢𝐬 𝐆𝐚𝐫𝐜𝐢́𝐚 @leocenisoficial sostuvo que la Constitución fue “ultrajada”, llamando al fraude y represión un ataque a la voluntad popular.
𝐄𝐦𝐦𝐚𝐧𝐮𝐞𝐥 𝐑𝐢𝐧𝐜𝐨́𝐧 @EmmaRincon denunció que “Los esbirros de Maduro sostienen este nuevo golpe de Estado”, y llamó a los militares honestos a no permitir ser cómplices de este atropello.
𝐑𝐨𝐬𝐚 𝐌𝐚𝐫𝐢́𝐚 𝐏𝐚𝐲𝐚́, @RosaMariaPaya hija del opositor Oswaldo Payá, expresó que “el régimen de Maduro quiere consolidar el golpe de estado, al igual que en Cuba, el régimen venezolano está usando la ley, las instituciones y las fuerzas del orden para ejercer el terrorismo de Estado”.
𝐀𝐧𝐝𝐫𝐞́𝐬 𝐏𝐚𝐬𝐭𝐫𝐚𝐧𝐚, @AndresPastrana_ expresidente de Colombia, declaró enfáticamente el 29 de julio: “En #Venezuela no hubo un fraude electoral, en Venezuela hubo un golpe de estado”, subrayando la ruptura constitucional y el uso de las fuerzas de seguridad para suprimir la voluntad popular.
𝐉𝐨𝐬𝐞𝐩𝐡 𝐁𝐨𝐫𝐫𝐞𝐥𝐥, alto representante de la UE, afirmó que Venezuela “no era una democracia antes y lo es mucho menos después”, reconociendo el carácter dictatorial del régimen.
𝐌𝐚𝐫𝐠𝐚𝐫𝐢𝐭𝐚 𝐑𝐨𝐛𝐥𝐞𝐬, Ministra de Defensa de España, sostuvo que Venezuela es una “dictadura” y enfatizó que su opinión sobre el régimen de Maduro “no cambiaría de un día para otro”, dejando en claro que el gobierno de Venezuela ya no cumple con los principios básicos de una democracia.
Estas declaraciones, junto con las de muchos otros analistas y figuras internacionales, confirman la gravedad de los eventos ocurridos y la necesidad de que el mundo académico se pronuncie.
𝐂𝐨𝐧𝐜𝐥𝐮𝐬𝐢𝐨́𝐧
El golpe de Estado en Venezuela no se producirá el 10 de enero de 2025. Para esa fecha, Maduro ya habrá consolidado un régimen de facto que comenzó con la proclamación del 28 de julio de 2024. A nivel jurídico, la ruptura del orden constitucional se formalizó en el momento en que el CNE, las Fuerzas Armadas y otros órganos del Estado desconocieron la voluntad popular y suplantaron el resultado electoral. Políticamente, el control absoluto y la represión sistemática son indicios claros de que ya se ha consumado el golpe. Insistir en la fecha del 10 de enero perpetúa una narrativa que subestima el verdadero alcance de la situación actual y diluye la urgencia de las respuestas necesarias para restaurar el orden democrático en Venezuela.
𝐑𝐞𝐟𝐞𝐫𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐁𝐢𝐛𝐥𝐢𝐨𝐠𝐫𝐚́𝐟𝐢𝐜𝐚
𝐊𝐚𝐫𝐥 𝐋𝐨𝐞𝐰𝐞𝐧𝐬𝐭𝐞𝐢𝐧. Definición del golpe de Estado: «la apropiación ilegítima del poder por un grupo o un individuo, mediante el uso de la fuerza o la amenaza de fuerza, quebrando la legalidad vigente». Hans Kelsen. Teoría pura del derecho: «cuando un grupo, con o sin legitimidad, impone un nuevo conjunto de normas, ese grupo se convierte en el nuevo poder constituyente».
𝐉𝐮𝐚𝐧 𝐉. 𝐋𝐢𝐧𝐳 𝐲 𝐀𝐥𝐟𝐫𝐞𝐝 𝐒𝐭𝐞𝐩𝐚𝐧. «The Breakdown of Democratic Regimes». Definición de golpes de Estado como un proceso en el cual las acciones de fuerza y la instauración de un nuevo régimen se hacen evidentes con el uso del poder coercitivo.
𝐉𝐞𝐚𝐧–𝐉𝐚𝐜𝐪𝐮𝐞𝐬 𝐑𝐨𝐮𝐬𝐬𝐞𝐚𝐮. Definición de un gobierno de facto como aquel que ejerce poder sin legitimidad del contrato social.
𝐄𝐣𝐞𝐦𝐩𝐥𝐨 𝐝𝐞 𝐏𝐞𝐫𝐮́ (1992): Comparación con el golpe de Estado de Alberto Fujimori y su consolidación al disolver el Congreso.
𝐄𝐣𝐞𝐦𝐩𝐥𝐨 𝐝𝐞 𝐂𝐡𝐢𝐥𝐞 (1973): Análisis del derrocamiento del presidente Salvador Allende por Augusto Pinochet y la implementación de un régimen autoritario.
𝐄𝐣𝐞𝐦𝐩𝐥𝐨 𝐝𝐞 𝐀𝐫𝐠𝐞𝐧𝐭𝐢𝐧𝐚 (1976): Contexto del golpe de Estado que depuso a Isabel Perón y el establecimiento de un régimen de terror y represión.
𝐌. 𝐓. 𝐌𝐜𝐆𝐨𝐰𝐚𝐧. «The Impact of Coups d’État on International Relations: The Case of Honduras and Beyond.» International Studies Quarterly, 2014. Francisco Palmieri,
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