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¿Qué es de la vida de los partidos políticos?

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No es una interrogante ociosa en una  sociedad política presidencialista como la venezolana, donde no solo se es comandante en jefe de la Fuerza Armada, otorgando ascensos que la Constitución de Bolívar facultaba al Senado de la República, sino también el recoge bate en un estadio de beisbol, por lo que vamos al grano. Es de Perogrullo, la vocación presidencialista venezolana, al imponerse por encima de las organizaciones políticas que le elevaron a ese cargo, con lo cual se disminuyen sus propósitos, que deben responder a sus bases programáticas y a la sociedad civil, que al desvirtuarse, comenzarían a perder el apoyo de militantes y ciudadanos en general, lo que nos motivó a la precedente interrogante, convencido de que es, por responsabilidad de ellos  sin excepciones, la debacle de la democracia pautada en la Constitución de 1961, de cuyas deficiencias se comenzaron a denunciar en la década de los años ochenta del siglo XX, entre otros por el profesor  Andrés Stambouli…

«Como los partidos políticos han monopolizado la acción política frente a una sociedad pasiva, se ha empobrecido el proceso de la vida social y la sociedad no tiene una orientación sobre lo que debe ser su cuota de sacrificios para enfrentar la magnitud de los reas…Solo se ve una sociedad pasiva y paternalista, con partido oligarquizados y ciudadanos desencantados, que se puede deslizar hacia la dictadura». (Revista Plural N° 2 enero de 1980. “Politólogos  reflexionan sobre un país llamado Venezuela en la década del 80”).

La sucesivas elecciones generales corroborarían aquella verdad, porque a la muerte de los promotores de la democracia constitucional, con sus aciertos y errores, pero admirados y reconocidos como líderes históricos de un largo proceso, no fueron los sustitutos – con honrosas excepciones – los llamados a dar continuidad al pensamiento de aquellos, muchos ya presas del compañero “testaferro” que minaría a buena parte de la dirigencia política del país y la abstención sería la respuesta, subestimada por las calificadas maquinarias partidistas, que para 1998, de un total de 1.013.0612 electores, Hugo Chávez Frías, candidato presidencial obtendría 3.675.855, mientras su inmediato contendor Henrique Salas Römer, 2.862.5454, con una abstención de 4.023. 654. Un año después, sería la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente, cuyo proponente, el mismo Chávez Frías, ya como presidente en funciones obtendría 3.630.616 votos con una abstención, de 6.892.480 ¿Alguna organización política  dijo algo de aquellos resultados?

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