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La ficción de la inflación

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En esta oportunidad, se va a retomar una variable de la economía que desde hace tiempo no se ha mencionado en este espacio.

La humanidad lleva largos siglos lidiando contra este fantasma que recorre todo el mundo, al que se ha denominado inflación. Desde las observaciones de Confucio por un lado hasta el Pentateuco y la misma caída del Imperio romano,  mencionan esta anomalía del sistema económico financiero, como aquel evento que terminó derrumbando todo el sistema político y económico.

Se han escrito varias recetas para trascender estos errores del desarrollo, pero poco se ha hablado de las causas que generan esta enfermedad del sistema, y como en todas las observaciones se sostiene que conociendo las causas del problema se pueden evitar sus consecuencias.

Algo que sí es determinante es que no se puede vivir aislado, en un mundo globalizado que siempre ha existido, este es uno de los factores en los que siempre se tropieza cuando se trata de una variable como la inflación.

La emisión desequilibrada de monedas.

El aislamiento comercial y del sistema económico financiero mundial.

Los conflictos políticos, sociales y bélicos sin soluciones, basados en sistemas de pensamiento limitado.

Las intolerancias religiosas sociales como políticas públicas.

Entre otros factores monetarios y políticos son causantes de la inflación, estos factores y otros son astronómicos en países con economías sumergidas y flagradas de conflictos.

Lo que se trata de explicar al sostener que la inflación es pura ficción es que ella es el resultado de equivocadas decisiones en asuntos de Estado, que descansan en causas reales más sus consecuencias son la ficción de tales formas de conducir la política de Estado de una nación.

A todas, como se viene sosteniendo a lo largo de la línea del tiempo, la paz no sólo es beneficiosa para los pueblos, sino que es rentable, además de ser la causa del desarrollo, y entendiendo ¿si la inflación es una ficción que tiene repercusión en las relaciones sociales, en la democracia, por qué no revertir el programa desde la raíz para la solides de una democracia, sana, próspera y en paz con todo el mundo de relaciones?

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