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La Paz, sinónimos y antónimos

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En el libro Filosofía Política de Nicolas Tenzer leemos que para “la práctica democrática el mejor gobierno es aquel cuyo objeto es el bien común”. Pero, también, se adiciona que la forma del régimen ha dejado de ser tema de indagación, pues “la democracia es ya indiscutible”. Es así como inicia sus clases de derecho constitucional y ciencias políticas la profesora Nicoletta De Nicola, en la Universita di Pisa, fundada en 1343 y en principio la más antigua de Italia. Es sobrina de Enrico de Nicola, primer presidente de la República italiana en l948, a quien se reconoce, como político liberal, un papel determinante del salto a “la libertad” en sustitución del fascismo, liderado por el dictador Benito Mussolini, fundador del Partido Fascista Nacional.

Héctor Pérez, graduado con honores en la Universidad Central Venezuela, es alumno de PhD bajo la rectoría de la académica italiana. Posee los títulos de licenciado y doctorado con altas calificaciones. Y por cuanto desea regresar a su patria lo más pronto, se adentra en la elaboración de su tesis “La Paz, sinónimos y antónimos”, título que no deja de llamar la atención a Nicoletta De Nicola, así como a otros docentes.

El venezolano aprovecha la pausa en la clase de la académica, para plantear en perfecto italiano: «En qué medida puede hablarse de una “democracia insustituible”, cuando a la humanidad la tenemos “arrumbada” por conflictos permanentes, tanto interiores, como en lo referente a agudas confrontaciones de índole bélica, políticas y económicas. Y todas las hipótesis con lamentables y hasta insuperables consecuencias sociales. Es un mundo, estimada profesora, sin armonía, conciliación, ni avenencia. Es más bien de combate, lucha y pelea. Pero, sin lugar a dudas, fuente de tendencias contradictorias, angustia y trastornos neuróticos. Moramos en una “neurosis colectiva”». La profesora, demandando de Pérez que le permita continuar, expresa que la paz supone sosiego, tranquilidad, quietud, virtudes que se nutren en “la bonanza de los pueblos”, por lo que lo opuesto pasaría, entre otras manifestaciones, por “la miseria, la violencia y las guerras”. Lo hace con el Diccionario de la Real Academia Española, por supuesto, la versión en italiano.

Un Pérez exaltado, interrumpiendo de nuevo, demanda de la docente cuál es su apreciación en lo relacionado a “la dominación individual”. Me refiero a la de unos con respecto a otros. Pero, asimismo, en lo atinente a constituciones, tratados y leyes encaminadas a vivir en paz. Y opuestamente lo que confrontamos es la explotación por parte de los ricos a los pobres, antagónico a la convicción de los últimos quienes piensan en la legitimidad que han de tener a una vida decente. Terminan, estimada profesora, acota el venezolano con ofuscamiento, en “una presunta voluntad divina” que depende de un Dios que vendría a “juzgar a vivos y a muertos”. ¿Está usted Pérez, acaso, en contra de las religiones?, pregunta la profesora De Nicola, ante lo cual el caraqueño apela al National Geographic que extrae de un pesado maletín que siempre carga, expresando que “la religión es resultado del esfuerzo para saber qué es el mundo, pero, también, como ha de ser, pedimento que encomendamos a Dios conforme a las pautas de un denominado mundo espiritual, el cual nos rodea”. El Ser Supremo, admirada profesora, desea proveernos de progreso y paz. Y la pregunta que habría de preocuparnos es como nos sancionaría por la que hemos edificado, cuyas falencias son, como no pueden negarse, numerosas y dañinas. La tendencia al deterioro demanda gobiernos serios, eficientes y honestos. Y no podemos dejar de manifestar que merodeamos con la antítesis. No tememos, ni siquiera, a la presunción, que entiendo usted plantea,  de que humanidad es obra de un ser superior. Y que rendiremos cuenta. Y una gran verdad es que las constituciones, las leyes, ni ninguna otra normativa ha servido para enderezar un rumbo tan caótico,  por lo que poseemos cualidad para preguntarnos ¿Qué hacer? El salón de clases aplaude de pie al venezolano. La docente, no sabemos si de buena o mala fe, convoca a Héctor Pérez a un encuentro con el jurado a las 6 de la tarde, a fin de que haga una exposición inicial con respecto a la disertación para optar al PhD. La reunión  con un único tema “La Paz, sinónimos y  antónimos”, preocupada no únicamente en lo relacionado al título. También y mucho más, con lo que el graduando escribiría en el desarrollo de un tema tan cuestionable. A la profesora se le nota “displicente”.

A la hora establecida se presenta Héctor Pérez, en traje azul, camisa blanca y corbata amarilla, azul y roja ante el jurado, el cual integran Nicoletta De Nicola, quien lo preside y los profesores Leonardo Guarino y Tomasso De Cesare, siendo este último quien más cuestiona el título, calificándolo de genérico, pero al mismo tiempo simple y carente de sentido. Guarino afirma que el desarrollo del tema no conducirá a nada, más que a reiterar el criterio de aquellos impregnados de pesimismo para concluir que el mundo se acabará. La docente De Nicola plantea que lo mas conveniente es que el graduando exponga sus consideraciones. ¡Avanti! se le escucha a los dos académicos y casi al unísono. Tiene usted la palabra licenciado Pérez y un plazo de 2 horas para su explicación. Tenga en cuenta que podrá ser interrumpido por cualquiera de nosotros. “Grazie, grazie, grazie” se le escucha tres veces al venezolano.

Es así como Héctor Pérez, con pose de aquilatado “researcher”,  manifiesta que proseguimos en un sistema estructurado bajo la apreciación  de que el pueblo, por ser soberano, se gobierna a sí mismo, pero que dada la pluralidad que lo conforma cede esa legitimación a autoridades escogidas en libres comicios. Sin ánimo de ser redundante, la apreciación final, es, por tanto, que el poder popular (valga la redundancia) “corresponde al pueblo”, pero que este ha de conceder su ejercicio bajo el mecanismo de una susodicha “representación”. Estaremos de acuerdo, pregunta el graduando, pero sin respuestas.

El problema que me he propuesto investigar, respetados miembros del jurado, es en qué medida pudiéramos arbitrar una fórmula más idónea que coadyuve a resolver el dilema de que “el pueblo no se siente representado por los elegidos y ello potencia “gobiernos mesiánicos”, con respecto a los cuales leemos: “Esta actitud es propia de un gobierno mesiánico y autoritario, que se cree investido de una misión divina y que no tolera la disidencia ni la pluralidad”. Con el perdón de ustedes, Pérez aclara, nos reservamos la fuente.

Permítanme preguntarles excelsos académicos, si  negarían que tales gobiernos terminan en “dictaduras oprobiosas”, pues los gobernantes al percatarse de que el pueblo sufragó, pero ya no cuenta, se apegan al mando a través de las más variadas escaramuzas, entre ellas, maniobrando resultados electorales o actuando como dictadores, sin admitir que son.

El venezolano, después de una breve pausa, se dirige a la profesora Nicoletta de Nicola: «En la obra que usted recomienda, si la analiza bien, percibirá que en unos cuantos países, no sé si los más o los menos, numéricamente hablando, estaríamos cerca de “pueblos con sus dueños”. Pero lo más preocupante es que en la mayoría de los casos “la modalidad de la representación” se ha aplicado. Pero, adicionalmente, que no defienden “el interés común”. Permítanme el favor de entregarles una cuartilla en la cual explico con más claridad nuestra apreciación. Que Dios les guíe por el camino adecuado, en aras de fórmulas que contribuyan a un ejercicio verdaderamente democrático de la soberanía popular».

Le sarei molto grato!, expresa el profesor Tomasso De Cesare, integrante del jurado. La expresión no deja de ser irónica.

El graduando, preparado y leído, no se amilana. Más bien reafirma que Nicolas Tenzer, académico, como advierto, preferido por la profesora De Nicola, pareciera corroborar nuestras inquietudes, pues afirma “que si el pueblo se limita simple y llanamente a obedecer, “ratio de las dictaduras”, perdería su condición de tal, ya que pasaría al poder de un propietario. Desearía que este jurado nos negara si esta no es la realidad de más de la mitad del mundo. Por no decir, de todo. “Please, continue”, es la reacción de Tomasso De Cesare. “Senz’ altro”, se le escucha al venezolano, acudiendo de nuevo a su maletín de donde extrae algunas de las consideraciones que su juicio son favorables a la realidad que investiga. Una del premio Nobel de Economía Paul Krugman, quien ha puesto el lápiz con respecto a la desigualdad en Estados Unidos, el Gigante del Norte, manifestándonos que “la era conservadora (Reagan – Busch) estuvo marcada por una enorme expansión de la distribución de los ingresos, pero en la que los ricos se volvieron mucho más ricos, los pobres mucho más pobres y la clase media no llegó a ninguna parte en particular”. Y la otra del profesor Luis Fleischman, quien se refiere a “las rebeliones violentas”, con respecto a las cuales la politóloga Barbara Walter en su mas reciente libro How Civil Wars Start, como nos dice, afirma que “después de que todos los medios no violentos fracasan en lograr el objetivo, los elementos más extremos toman el control y recurren a la violencia. Es esta la humanidad estimados profesores en la cual moramos».

«¿No cree usted Pérez que Fleischman se está refiriendo a su país?». El venezolano no responde. Los tres académicos tienen decidido demandar del graduando alternativas con relación a la crisis  venezolana y de otros países de América Latina. Planteamiento que al formularse por Nicoletta De Nicola produce satisfacción en Héctor Pérez, quien implora a Dios que le permita ser acertado. Es así como expresa que en Caracas el escenario permite identificar, en principio,  tres quehaceres políticos, “el gobierno, una oposición (la nueva – de las décadas más recientes), la cual obtuvo en las elecciones presidenciales  de julio un numero determinante de sufragios, legitimándole para ejercer la Presidencia y “por ahora” una tercera fracción, para nuestro amigo Carlos Sánchez Berzaín  (director del Interamerican Institute for Democracy) “una oposición funcional”, cuyos integrantes se autocalifican como no afectos a lo que acontece, pero que trata de entenderse con el último, bajo la apreciación de que no tiene cabida en la que resultará beneficiada por el sufragio en julio.  En política pareciera que hay que actuar realísticamente y menos quimérica, idealista y utópicamente. Pero casi irrefutable ha sido históricamente atractiva la cercanía con aquellos que ejercen el poder. Una diversidad de prebendas lo justifica. Es así como razona el más identificado con “la oposición funcional”. Nos perdonen, por favor, que sea tan parco en lo concerniente a Venezuela. Es así como el graduando da las gracias al jurado por haberle permitido referirse a su “patria querida”. Aunque con temores.

Los pueblos, acota el profesor De Cesare, acuden a las guerras, como está sucediendo actualmente en la tierra más conflictiva de la humanidad y a pesar de que páginas de la historia revelan que Jesucristo, el hijo de Dios, les dejó mensajes dirigidos a morar en paz y a cada paso que dio cargando aquella pesada, ordinaria y vetusta cruz. Una guerra impregnada de agresividad, pareciera que va camino a convertirse en una confrontación mundial. Ante lo cual el venezolano contesta: ¿Es a la redefinición de la humanidad, que se nos ha ido de las manos, la tarea a la cual deberíamos avocarnos? Manos a la obra, por favor. La tarea es enrumbarnos, pero con franqueza y de manera definitiva, a materializar el bien común. Así lo plantea Nicolás Tenzer, respetada profesora Nicoletta De Nicola en su obra La Filosofía Política, sin dudas, “la de su cabecera”. 

Los profesores Nicoletta de Nicola, Leonardo y Tomasso De Cesare aplauden al unísono, acercándose a abrazar al venezolano, calificándole de genio. Pero, asimismo, quienes lograron ingresar al paraninfo de la Universidad de Pisa, no obstante las restricciones aplicables en estos casos. Todos se acercan, aunque en forma no muy ordenada a felicitar a Héctor Pérez, quien con la cordialidad que le caracteriza agradece el gesto con franqueza, alegría y satisfacción.

La profesora Nicoletta De Nicola reitera al venezolano que asume y a plena dedicación la tutoría en la tesis. «Segura estoy de que será excelente».

Héctor se desabrocha el paltó para que se le vea más completa la corbata con líneas amarillas, azules y rojas

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@LuisBGuerra 

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