Muchos se y me preguntan si Venezuela logrará esta vez la ansiada libertad y el cambio de gobierno. Les digo que según los signos y señales que estamos observando todo parece indicar que esta vez sí será posible.
¿Cuáles son estos signos y señales?
Primero: Todos estamos convencidos de que en las elecciones del 28 de julio don Edmundo González Urrutia logró derrotar por una diferencia de más de treinta puntos porcentuales al candidato del gobierno, Nicolás Maduro.
Segundo: Como si fuese parte del guion, los poderes públicos han dado muestras de una subordinación sin disimulo al Poder Ejecutivo. La puesta en escena (muy pirata por cierto) del presidente del CNE inventándose unas cifras copiadas minutos antes en una servilleta blanca, con las que aseguraba que Nicolás Maduro había resultado ganador con 51% de los votos. Para nunca más dar la cara y cumplir con la ley del Consejo Nacional Electoral de mostrar las actas que avalaban esa proclamación.
Hoy no sabemos dónde anda el pobre hombre, si sigue en Venezuela o está en el exterior.
Tercero: La reacción del fiscal del régimen, que sin meditar la conveniencia o no intensifica la represión y las detenciones indiscriminadamente buscando imponer el terror y el miedo, lo que a la larga despertó la reacción de la América toda y Europa para condenar, sancionar y exigir al régimen que reconozca el triunfo de don Edmundo González Urrutia, hecho que cada día es más notorio a medida que se conocen más y más casos de corrupción. El convencimiento incluso en gobiernos que comparten la ideología del de Venezuela como Petro en Colombia, Lula en Brasil y Gabriel Boric en Chile.
Cuarto. La coacción al candidato electo, obligándole mediante amenazas y advertencias a marcharse al exilio bajo la tesis colotordiana de Jorge Rodríguez de que con Edmundo fuera del país se acabaría el problema, pero que resultó todo lo contrario porque la huida de don Edmundo González logró que Europa y el Congreso español reconocieran al candidato opositor como el legítimamente electo. Acción esta que ha inspirado a muchos parlamentos de América a darle un espaldarazo al presidente escogido en un proceso electoral por la inmensa mayoría de los venezolanos.
Quinto. La publicación de un nuevo informe de la Organización de las Naciones Unidas sobre el carácter dictatorial , tiránico y usurpador del gobierno de Maduro, en el que se detallan los horrores que sufren los detenidos por parte de los organismos policiales.
Sexto: La Constitución Nacional establece que el nuevo presidente tome posesión el 10 de enero de 2025. Pensamos que para esa fecha Maduro ya no debería estar obstaculizando la asunción del nuevo gobierno y si así fuere, las fuerzas democráticas del mundo estarían organizadas y dispuestas a evitar que Nicolás Maduro se juramente para un tercer periodo.
Así las cosas, esta vez estoy convencido de que los pillos no se saldrán con la suya, independientemente de los resultados electorales en los Estados Unidos donde pareciera que existe un convencimiento bipartidista que ya Maduro debe dejar el poder.
El sentimiento de que en Venezuela gobierna una asociación delictiva cada día es mayor y hasta la misma izquierda que ve en el voto una opción condena y reclama enérgicamente que Maduro no continúe gobernando.
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