Esta siguiente semana aprovecho para saludar a los asiduos lectores y darles las gracias por estar ahí. En esta ocasión quiero comenzar con la idea de que toda transformación requiere de un tránsito y que dicho tránsito requiere de una gama de trabajadores.
Al mismo tiempo, dentro del tránsito cultural o de cualquier tipo, existen constantes movimientos y cambios; sin embargo, dentro de todos los cambios perviven los desafíos de toda transición, tales como guerras, crisis energéticas, económicas, conflictos políticos, sociales, entre otros sectores y áreas del sistema.
No obstante, por simple ley de contraste, a todos los desafíos, le preceden múltiples oportunidades, de hecho las crisis por mucho que oscurecen el panorama, son la antesala de todos los grandes cambios y revoluciones culturales, políticas, científicas, médicas, tecnológicas, industriales de ayer, hoy y el futuro de cara al desarrollo, el entendimiento, la paz, el consenso, la estabilidad social, económica, política, artísticas o de cualquier contexto cultural en todas las áreas del saber de la humanidad.
Una vez que se hace consciencia de la progresión del desarrollo humano, se es capaz de superar los cambios naturales presentes en toda transformación.
Por tal razón, es errónea la observación de las zonas de conflictos como un fin último, cuando en realidad son los medios para realizar los grandes cambios de la humanidad.
Por ejemplo, después de una guerra, se posiciona la paz y el desarrollo entre las personas, reconociendo que todos los motivos y causas que desencadenaron el conflicto son nimiedad ante todo el espectro de oportunidades para la solución de dicho conflicto.
A propósito de las guerras, como dice el adagio de la sabiduría popular, hay guerras que perdiéndose se ganan y viceversa; en estas frases claves han de verse los gobiernos en conflictos bélicos, políticos o de cualquier índole, por qué en el fondo de todo aquellos desacuerdos esta primero el ser humano, la paz y el bienestar entre todos sin excepción alguna.
Otro escenario que bien vale la pena observar es el sistema parlamentarista, tan vital como cualquier otro órgano del sistema, donde afloran las propuestas, por medio de demandas y necesidades de los ciudadanos a través del sistema de partidos, y grupos políticos, entre otros actores, donde unos proponen y otros tienen el papel de discernir si es conveniente para los ciudadanos o para los intereses mismos del partido o grupo político al que pertenezcan; en resumidas cuentas, después de cortos o largos debates se llegan a los acuerdos unas veces acertados y otras no, pero entre esos bemoles el desarrollo siempre, siempre, avanza por encima de los contratiempos e inconvenientes del desarrollo.
Para finalizar, todos tenemos un papel determinante en el destino de las naciones, de cada persona depende qué rol y en qué escenario va a participar para los destinos de la paz y la estabilidad mundial.
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