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¿Se equivoca Amazon? Por qué el teletrabajo no termina con la colaboración entre compañeros

No se puede obviar el efecto que el experimento masivo del teletrabajo durante la pandemia de covid-19 ha tenido en las preferencias de los trabajadores por la opción remota
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El gigante del comercio electrónico Amazon ha anunciado recientemente que sus empleados deberán regresar a la oficina cinco días a la semana a partir de enero de 2025. Entre las principales razones para esta decisión, su director ejecutivo, Andy Jassy, argumenta que es crucial estar juntos para mantener la cultura de trabajo colaborativo, facilitar la resolución de conflictos y promover el crecimiento de la compañía. Pero ¿hasta qué punto está en lo cierto?

Uno de nuestros estudios recientes desmonta los motivos que alega la empresa para el retorno forzoso a la oficina, e invita a la reflexión sobre fórmulas alternativas para cubrir sus intereses.

Los resultados de la investigación, basada en datos de teletrabajadores experimentados, ponen de manifiesto que es posible sentirse muy conectado y cercano a los compañeros de teletrabajo, a pesar de la distancia física. Esta conexión psicológica permite a los empleados remotos colaborar tan bien o mejor que los que están físicamente en la misma oficina.

Más que estar, sentirse cerca

La mayoría de los 542 trabajadores encuestados pertenecían al sector servicios (56,4 %) y a empresas de gran tamaño (71,6 %). El estudio sigue la estela de trabajos previos, que persiguen la hipótesis de que la colaboración en entornos virtuales no está condicionada por la distancia física, sino por la psicológica (sentirnos cerca). Es decir, de poco vale estar físicamente próximos en la oficina si no nos sentimos mental o emocionalmente conectados los unos a los otros.

Las investigaciones sobre la paradoja lejos-cerca han demostrado que los desarrolladores de software, incluso de países distintos, pueden llegar a sentirse más conectados que aquellos que trabajan en la misma oficina. La clave está en la calidad de la comunicación remota y en la identidad compartida (edad, intereses o aficiones) entre los compañeros.

Además, este reciente estudio pone de manifiesto que los teletrabajadores “conectados” se sienten más felices y mejoran su bienestar emocional. Por tanto, no sólo es probable que los teletrabajadores se sientan más conectados desde sus casas que forzando un retorno completo a la oficina, sino que también pueden sentirse más felices.

En busca de la cultura colaborativa virtual

A Amazon no le falta razón a la hora de buscar que sus empleados estén conectados y colaboren de manera efectiva, pero parece olvidar dos aspectos importantes. El primero, que es posible esa colaboración efectiva en entornos de trabajo remoto o híbrido. En segundo lugar, la importancia de la experiencia del empleado en sus resultados empresariales.

Los resultados de nuestro estudio abren paso a una alternativa al retorno a la oficina a través de la cultura colaborativa-virtual de éxito, una que ponga el foco en la experiencia del empleado. ¿Será que lo que ha fracasado es la fórmula de llevar al mundo virtual una réplica del modelo de gestión en oficina?

En el estudio analizamos también el uso de redes sociales internas de la empresa (como Yammer, Oracle y Slack) y su relación con el sentimiento de conexión. Estas redes sociales, que proliferan entre las grandes empresas, facilitan que los empleados se encuentren y se sigan en las redes, y eso, a la luz de los resultados, sí les hace sentirse conectados.

Lo que el CEO de Amazon cree que sólo se consigue estando físicamente juntos en la oficina parece, otra vez, no aplicarse entre los teletrabajadores de la investigación. ¿Por qué entonces insisten las empresas en volver a llenar las oficinas? Amazon no es la única: otras grandes compañías, como CitiGroup o Barclays, aplicaron la misma medida meses atrás. Prueba de ello es el descenso de ofertas de trabajo remoto completo de LinkedIn en los últimos meses (de 20 % en abril 2022 a 8,3 % en diciembre 2023).

Anuncios como el de Amazon en realidad van en contra de algunas de las megatendencias del momento: la digitalización, la reducción de emisiones de CO₂, el bienestar mental y físico y la inclusión e igualdad. Es cierto que no existe un enfoque único para regular el teletrabajo y que la oficina compite con otros espacios como la casa, las bibliotecas y los centros de coworking.

Reacciones en redes

No se puede obviar el efecto que el experimento masivo del teletrabajo durante la pandemia de covid-19 ha tenido en las preferencias de los trabajadores por la opción remota. El 46 % del talento prefiere optar a puestos remotos o híbridos. Y el talento se irá allá donde mejor se cumplan las necesidades de los empleados.

La reacción de los trabajadores de Amazon a la medida ha sido rápida, negativa y pública. Empleados de la compañía han manifestado su descontento en LinkedIn. Precisamente, esta expresión pública en redes sociales es otro de los descubrimientos del reciente estudio, que advierte de los peligros de las reacciones de los empleados ante su descontento con las condiciones de trabajo. Este empeoramiento del bienestar tendrá un reflejo en el rendimiento y en las ganas de colaborar de sus empleados, justo el efecto contrario que persigue cualquier compañía.

La historia del teletrabajo está llena de avances y retrocesos desde que su inventor, Jack Niles, acuñó el término durante la crisis del petróleo (1973). Las visiones contrapuestas con respecto a sus beneficios y formas de adopción han estado siempre presentes en el debate empresarial y académico.

El experimento del teletrabajo con la pandemia de covid-19 ha puesto el contador del conocimiento a cero. Los estudios de teletrabajo pos-covid coinciden en que no se puede recurrir al conocimiento del pasado para diseñar los escenarios de trabajo del futuro. Por esta razón, confiemos en que decisiones como la de Amazon sean reversibles y que sus dirigentes y empleados encuentren una fórmula efectiva de alinear los objetivos de la compañía con las necesidades de sus empleados.


Una versión de este artículo fue publicada originalmente por la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI) de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).The Conversation


María Isabel Labrado Antolin, Profesor Ayudante Doctor Organización de Empresas, Universidad Complutense de Madrid

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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