No solo hicieron fotos. También lo grabaron todo dentro de la embajada de España en Venezuela, con dispositivos ocultos. El presidente de la Asamblea Nacional, electa en 2020, Jorge Rodríguez, hizo públicos en la tarde de este jueves varios audios sobre la supuesta negociación con Edmundo González previa a su expatriación.
El último giro de tuerca evidencia que el régimen de Nicolás Maduro utilizó la embajada española en Caracas para tender una trampa al candidato opositor. Cuando, en teoría, los hermanos Delcy y Jorge Rodríguez ni siquiera podían estar ahí, porque ambos tienen prohibida la entrada en territorio de la UE y, por tanto, en cualquier embajada de los Veintisiete en cualquier parte del mundo. Durante su comparecencia, un periodista preguntó al presidente del Parlamento venezolano si González Urrutia fue consciente de que le estaban grabando. Él dio la callada por respuesta.
Y hay más. Porque cada detalle que va trascendiendo compromete más al embajador español. Ramón Santos en persona fue quien recibió en su residencia a los hermanos Rodríguez, obviando las sanciones de la UE. No solo eso, sino que además condujo a la vicepresidenta de Venezuela y al presidente de la Asamblea Nacional hasta Edmundo González, que estaba dentro.
Así lo reveló el propio Jorge Rodríguez en una entrevista en Telesur, en la que utilizó al embajador español como coartada. Con el argumento de que cómo iban él y su hermana a coaccionar y chantajear al opositor venezolano si el documento fue firmado en presencia del diplomático español. «Cómo ocurre que la vicepresidenta ejecutiva de Venezuela y el presidente de la Asamblea Nacional van a la embajada de España, son recibidos por el embajador y el embajador los conduce a la reunión con González Urrutia», describió Rodríguez, hablando de sí mismo en tercera persona.
Según la versión del Ministerio de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares dio «instrucciones directas» al embajador de «no inmiscuirse en las gestiones que pudiera realizar el líder opositor» con el régimen de Nicolás Maduro para salir de Caracas. Pero, atendiendo a las declaraciones del presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Santos no fue un mero observador.
El diplomático español no es ningún advenedizo. Fue embajador de España en Bolivia entre 2008 y 2013, con José Luis Rodríguez Zapatero, que lo tiene en alta consideración. Santos llegó a Caracas en enero de 2023 para ocupar un puesto que llevaba vacante desde 2020 por distintas desavenencias de la dictadura chavista con España.
El papel de Zapatero es más turbio aún. El Mundo publica este viernes que el expresidente español animó al opositor a marcharse a España y que llamó a Delcy Rodríguez antes de que ésta se presentara en la embajada española. Zapatero envió a un interlocutor al encuentro. Un emisario cuya identidad no ha querido revelar el régimen de Maduro. De hecho, en las grabaciones difundidas su voz aparece distorsionada.
Las preguntas en torno a lo sucedido intramuros de la embajada española el 8 de septiembre sacudieron ayer la Moncloa, precisamente el día en el que los socialistas volvieron a votar en contra del reconocimiento de González Urrutia como vencedor de las elecciones y presidente electo. Esta vez, en el Parlamento Europeo. El miércoles había sido en el Senado y, una semana antes, en el Congreso.
Alberto Núñez Feijóo pidió desde Roma la dimisión del ministro Albares y el cese del embajador, al que el día de autos -8 de septiembre- se vio acompañando a Edmundo González hasta la escalerilla del avión de las Fuerzas Armadas española que lo trajo a Madrid, con gesto amigable. «El Gobierno ha mentido. La diplomacia española, pilar esencial de la diplomacia europea en Iberoamérica, no puede estar al servicio de un régimen dictatorial», señaló el líder de los populares.
El Gobierno de España lleva dos semanas aferrándose a la versión de que su papel fue, única y exclusivamente, acordar con el Ejecutivo de Caracas el papeleo sobre el coche que trasladó a González al aeropuerto y el avión que lo condujo directo al exilio. Pero la imagen de Edmundo González firmando lo que le ponen delante en la embajada de España vale más que mil palabras, a decir del PP y Vox. «La diplomacia española no puede estar al servicio del crimen», sentenció la diputada popular Cayetana Álvarez de Toledo.
La polémica pilló a Albares en Bruselas. El ministro de Exteriores no aclaró los muchos interrogantes, sino que cargó contra el PP por sus «acusaciones falsas de desestabilización», que comparó con las realizadas por el propio régimen de Maduro. También pidió a Feijóo que desautorizara a Esteban González Pons por decir «cosas que son absurdas, pero tremendamente injuriosas para nuestro país». Lo que había dicho el vicesecretario de Institucional del PP fue que el Gobierno de Pedro Sánchez ha sido «cooperador necesario» del «golpe de Estado en Venezuela. Con Zapatero como el «gran urdidor».
Los populares quieren que el titular de Exteriores comparezca en el Congreso cuanto antes, para que dé respuesta a algunas de las cuestiones que hasta ahora no la tienen: cómo es posible que el Gobierno de Pedro Sánchez permitiera a los hermanos Rodríguez acceder a la embajada cuando tienen prohibida la entrada en la UE. Cuál fue exactamente la función del embajador, que aparece en las fotografías. Si Santos sabía que sus invitados lo estaban grabando todo. Si actuó por cuenta propia o Albares estaba informado de todo. Y si, en algún momento de la negociación, el Ejecutivo español se comprometió a no reconocer al líder opositor como ganador de los comicios.
«Yo creo que el PP debería dejar a Edmundo González descansar en paz, tranquilamente, que es lo que quiere ese señor. Me imagino que engrosará la little Caracas del barrio de Salamanca», ironizó el portavoz de Sumar en el Congreso, Íñigo Errejón, en TVE. Una formación que también se sienta en el Consejo de Ministros.
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