Apóyanos

De la justificación del exilio de EGU

    • X
    • Facebook
    • Whatsapp
    • Telegram
    • Linkedin
    • Email
  • X
  • Facebook
  • Whatsapp
  • Telegram
  • Linkedin
  • Email

Hace años, un hombre de profesión biólogo y de ocupación agricultor, que había comprado 290 hectáreas al gobierno y que fueron sembradas y cosechadas con una significativa productividad, fue despojado de esas tierras por el gobierno chavista, fue despedido de la escuela donde trabajaba sin justificación alguna y frente a los reclamos hechos una y mil veces, fue hostigado y amenazado de muerte. 

Este hombre protestó mediante una huelga de hambre que finalmente causó su muerte. Días antes de su deceso, el ministro de Comunicación de entonces, Andrés Izarra, soltó una de las frases por la que habló, y sigue hablando, hoy por otras bocas, la naturaleza criminal, despótica y deshumana del régimen: “Franklin Brito huele a formol”.

Ya Chávez había aportado las frases más célebres de la falta de escrúpulos y de humanidad de su régimen, que paradójicamente decía ser un gobierno profundamente humanista, por ejemplo, ante el asesinato de los niños Faddoul. Le dijo a la madre de estos que dejara de lloriquear. 

Son las expresiones de un régimen que tiene poco aprecio por la vida de los otros, y podemos hacer todo un inventario de las formas en la que el régimen relaciona su manera de hacer política con la vida y la muerte de los otros.  

Lo del agricultor Brito fue un verdadero crimen de Estado, realizado por un régimen que, muy temprano de su llegada al poder, concibió la política, la hizo y, obviamente, hoy la hace, más que nunca, como “guerra”, en la que la vecindad de la política con la tortura, la desaparición, el encarcelamiento y la muerte son demasiado cercanas hasta llegar a confundirse, pues para el “ser sujeto (chavista) depende de que el otro sujeto (opositores, disidentes e indignados) no sea”.

En este contexto político, donde la política se concibe como un orden autoritario y como guerra, donde no hay adversarios políticos, sino enemigos a los que hay que suprimir, incluso físicamente, el exilio de Edmundo González Urrutia se justifica humana y políticamente. 

En esa lógica política del régimen (como guerra), tanto MCM como Edmundo González Urrutia son los enemigos que hay que eliminar, que hay que suprimir porque ellos son los artífices de la tarea fundamental que hoy encara la oposición, esto es: “No solo resistir a la dictadura, sino también derrocarla”. 

Es posible que la salida al exilio de Edmundo González Urrutia a España y la persecución brutal que el régimen hace a MCM haya podido producir un cambio en el “estado de ánimo” de la mayoría de la población. Esto es obvio, pues la experiencia fundamental que ha vivido el venezolano en los últimos cuarenta días que han seguido al 28 de julio está marcada por el miedo. El miedo a la persecución, a la prisión, a la tortura y la muerte, pero también “se teme a la vida” ofrecida por el régimen, “una vida vivida sin lazos de continuidad”, donde ésta se interrumpe, produciendo el peor de los miedos que solo la presencia del liderazgo compartido de MCM y Edmundo González Urrutia ha impedido: el miedo a la discontinuidad, a la discontinuidad de una vida de anhelos, esperanzas y certezas básicas. 

De tal manera que, de concebir la política sólo en términos de la relación amigo vs enemigo, la vida de Edmundo González Urrutia corría peligro (la de él y su familia). De allí la necesidad de blindar su seguridad. 

Tanto él como MCM garantizan la capacidad de dirección política de la lucha por la democracia y con el triunfo aplastante de Edmundo González Urrutia, el 28 de julio, han producido una recomposición al interior del bloque en el poder dominante, puesto que al quedar en evidencia la carencia de liderazgo del, hasta ahora, principal líder del régimen, Nicolás Maduro, quien no tiene reconocimiento de sus gobernados y por tanto carece totalmente de legitimidad.

La vulnerabilidad o la carencia de liderazgo por parte de Maduro evidenciado en su nula interpelación de los sectores que habían sido la base de apoyo del chavismo, ha dado lugar a la exacerbación de la lucha interna por el control del poder al interior de dicha coalición y comienza a perfilarse  un desplazamiento del poder al interior del régimen, dejando como elementos dominantes, por un lado a Vladimir Padrino López, quien tiene en sus manos la prueba fáctica de la derrota de Maduro: el llamado sobre número 1 que contiene el resultado oficial de las elecciones del 28 de julio, donde se revela que la derrota de Maduro fue humillante y que socava definitivamente su liderazgo y, por otro lado, Diosdado Cabello, el jefe de la policía y que tiene a su cargo ejecutar la represión de los sectores opositores. 

Estas fisuras marcan la profunda crisis que la dictadura sufre y, el régimen, ha optado por una huida hacia adelante y comienza a expresarse con la única arma que todavía le queda: la violencia y la fuerza que acercan, mucho más, la política a la práctica de aniquilamiento de “los otros”. 

Así que hay razones de vida que justifican el exilio de Edmundo González Urrutia. Adelanto, como hipótesis, que la crisis de la dictadura se tornará terminal al no poder ser administrada con eficiencia y producirá una ruptura interna del aparato chavista y para ello, no solo es vital la conjugación de fuerzas internas, sino que también es necesario el apoyo de la comunidad internacional y el papel que desempeñará Edmundo González Urrutia, en este frente, justifican, también, en el ámbito de la política, el exilio de Edmundo González Urrutia.

Solo esperamos que la vocación de “trapiche” que tienen sectores políticos, sociales y económicos venezolanos muy significativos que han demolido todo el liderazgo surgido en estos veintitantos años de lucha contra la dictadura, no se dediquen a destruir el liderazgo que tanto ha costado construir.

 

El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!

Apoya a El Nacional