Entre la calle de Alcalá y la Plaza de España hay apenas un kilómetro. La Gran Vía es a la vez la vidriera y la rutina de la capital española. Testigo de modas, épocas, turbulencias, bonanzas y crisis, pero siempre vigente. Es, al final, un kilómetro con trescientos metros donde Madrid es… más Madrid que en cualquier otra parte.
La obras para la Gran Vía empezaron en 1910 y tardaron más de 20 años. Pero su edificio más emblemático ya estaba construido en 1911. El Metrópolis está justo en el lugar donde nace la avenida, como un desprendimiento de la calle de Alcalá. Su cúpula, que sirve de soporte a una gigantesca Victoria Alada, es una de las postales más difundidas de Madrid.
Cuando parte de la avenida estaba todavía en obras y se instauraba la Segunda República. Pedro Chicote abrió su local, respaldado por su renombre como mejor coctelero de la ciudad. El Museo Chicote ha conservado los muebles y la decoración de los primeros tiempos, dándole un lustre retro atemporal que combina con el ambiente que buscan los clientes a la hora de probar los tragos. Sobre una pared, la galería de fotos de los clientes ilustres que recibió aquel museo es impresionante. Ava Gardner, Grace Kelly, Sofia Loren, Salvador Dali, Frank Sinatra, Ernest Hemingway: muchos vips de las letras y demás artes de paso por Madrid se sentaron sobre los sillones de moleskine o las sillas cromadas, atraídos por el ambiente glamoroso y levemente canalla de aquel bar (que abre todos los días a partir de las 7:00 pm).
Al cruzar la calle de Alcalá, se llega a un barrio de pequeñas callejuelas en torno a la Plaza Santa Ana, donde está el bronce de Federico García Lorca. Es el Barrio de las Letras, donde vivió –y murió– Cervantes, para nombrar solamente al más ilustre de sus antiguos residentes ligados al mundo literario. A solo 10 minutos de la plaza está el Hotel de las Letras, que se hace valer de una larga relación con aquel ámbito. Sus habitaciones e instalaciones fueron remodeladas y son muy modernas, pero con vestigios de la historia del edificio en los pasillos y las escaleras, como portones antiguos o paredes cubiertas por azulejos sevillanos.
Luego, en el 22 de la avenida, está uno de los locales más chicos de la Gran Vía. Oink es un pequeño bar que vende bocadillos y sándwiches de jamón ibérico, producidos de patas de cerdos alimentados con bellotas. Es una delicia que se puede probar en todo momento ya que está abierto las 24 horas.
Hitos y tiendas. Gran Casino es uno de los edificios más antiguos de la Gran Vïa, construido a principios de los años 1920. Vale la pena entrar para conocer la majestuosa escalera de mármol y el atrio techado por una hermosa vidriera art déco. Desde la calle, se puede notar su techo, coronado por otra de las cúpulas más emblemáticas de la avenida. Se puede comer en el restaurante o tomar copas en el bar o el ático.
Otra es la historia del edificio Fundación Telefónica, uno de los primeros rascacielos de Europa y el edificio más alto de España hasta los años 1950. Es de concreto y diseñado rectilineamente. La parte superior sirve de soporte a un gran reloj que se ve desde varias cuadras de distancia y que se ilumina por la noche. Además de servicios comerciales de la empresa, hay varias salas de exposiciones y una muestra sobre la historia de las telecomunicaciones.
La mayor tienda de ropa en España (con 12.500 metros cuadrados de superficie y 5 pisos) está también en este kilómetro. Primark es un imperdible para madrileños y turistas de paso.
El número 31 de la calle es un paraíso para los seguidores del Real Madrid. Ahí está la tienda oficial de su equipo. Mientras los simpatizantes hacen compras, sus esposas novias/amigas cruzan la vereda para hacer lo mismo en los locales de H&M o de Zara.
Más o menos a mitad de camino, la Gran Vía gira hacia la izquierda (yendo hacia la Plaza de España), a la altura de la Plaza del Callao. Es uno de los lugares más animados del centro madrileño, de día y de noche. La plaza está bordeada por uno de los cines históricos de Madrid y tiendas emblemáticas como la de Desigual y sedes de la FNAC y del Corte Inglés.
Al final
– El teatro Rialto está ubicado en el Nº 54. A algunos números de distancia hay varios teatros más, como el Gran Vía, el Lope de Vega o el Coliseum. Los madrileños consideran a este tramo de la calle como su pequeño Broadway.
– La Gran Vía se transforma en Calle de la Princesa al pasar entre la plaza y el gigantesco Edificio España (en obras para convertirse en un complejo hotelero). En el centro de la plaza, la ciudad rinde homenaje a Cervantes con un monumento, una estatua y bronces de sus dos inolvidables personajes: Don Quijote y Sancho Panza.
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