I Los nuevos esquemas geopolíticos, económicos y sociales desde el control neotecnológico: la suprageocomunicacionalidad y el cosmoestadismo
El siglo XXI está asociado con los constantes e indetenibles avances tecnológicos donde el uso de la computadora y sus componentes se han convertido en los elementos esenciales del quehacer humano, en los términos donde se encuentran los grandes centros de producción del planeta; pero que también al estar sujetos al control de unos pocos en las grandes trasnacionales neotecnológicas, desde la composición de los chips que desarrolla Nvidia, sobre todo para las estructuras informáticas que han denominado, “inteligencia artificial” -IA-, hasta las más importantes industrias del área como Apple, Microsoft – Windows, Blizzard – , Alphabet – Google, You Tube – X Corp – X –, Meta – Facebook, Instagram, WhatsApp – Amazon, así como TikTok, Telegram y otras; las cuales en su desarrollo se han venido apoderando por acción y reacción, del espacio geopolítico mundial, aunque en la praxis los Estados, en sus estructuras conocidas, aún mantengan sus dimensiones de poder, aunque cada vez más disminuidas.
Así que los fundadores de estas industrias neotecnológicas han sido realmente quienes aprovecharon la creación de Internet en 1991 por el británico Berners-Lee, el cual definió a la red (2022) como: “vago, pero ilusionante espacio, libre y abierto, para que toda la humanidad pudiera compartir ideas y conocimientos”. (párr. 6); y por ende, han sido las iniciativas de semejantes corporaciones las que han promovido sus alcances en todos los conglomerados de la contemporaneidad, y cuyos enfoques apuntan a superar la lógica del capital, para incorporarnos desde la suprageocomunicacionalidad hasta el cosmoestadismo, esta última como una nueva forma de gobernanza que posiblemente sustituya los niveles que se conocen como Estado-Nación; o como asociaciones de países dentro de los contextos multinacionales.
II Los nudos tecnológicos de la suprageocomunicacionalidad y el cosmoestadismo
No es fácil determinar cómo estos procesos que son complementarios se puedan desenredar en un contexto estrictamente tecnológico, porque básicamente están atados o unidos por los chips que no son precisamente los informáticos, sino aquellos que se generan desde los enfoques del pensamiento, y cuya horizontalidad biológica entre lo axiológico, biológico, complejo, desconocido y emocional, o sea, la horizontalidad del pensar es algo que fluye para que tanto la suprageocomunicacionalidad y el cosmoestadismo, superen los niveles de la llamada “inteligencia artificial”, porque ambos van en amplia conjugación pragmática.
Así, cuando Elon Musk, quien apoya a Donald Trump para las elecciones de Estados Unidos, responde desde su cuenta en X a Taylor Swift, una de las máximas estrellas del canto norteamericano, luego de que ésta en su cuenta de Instagram (Meta) manifestara su apoyo a Kamala Harris, que él podría darle un hijo (a Swift) y cuidar de sus gatos, es porque estamos no en un simple dominio por quien de ellos tienen mayor influencia como figura mundial en el contexto artístico o neotecnológico. ¡No! Es que cada uno de ellos apela a su influencia sobre los segmentos que les siguen o les critican, con el propósito de fortalecer sus preferencias políticas, en este caso, entre demócratas (Swift) y republicanos (Musk); y al final vemos cómo esa suprageocomunicacionalidad queda enlazada con el poder de la geopolítica, que al ser de una elección presidencial en la potencia más importante del planeta, también revela como el poder de las redes, X y Meta, se superponen como escenarios de confrontación política, cuya neotecnología no simplemente está agrupada por el poderío de sus alcances de preferencias, sino en ver hasta qué punto cada palabra confronta los aspectos emocionales y desconocidos del pensar, en cada sentido axiológico y biológico, y desde allí tener el posicionamiento de la complejidad del pensar en su favor político.
Por ello, la suprageocomunicacionalidad y el cosmoestadismo no son simples conjunciones neotecnológicas. Ambas tienen implícitas esquemas de (auto)confrontación, sólo que en el caso de X; pudiéramos decir que su dueño, es quien orienta sus espacios de dominio político; mientras que en relación de las otras redes, Mark Zuckerberg como dueño de Meta, tiene un rol pasivo, sin que esto implique, que detrás de otras figuras no tenga un posicionamiento activo en el campo de la geopolítica, máxime cuando esta red, abarca un amplio extracto juvenil y del llamado adulto contemporáneo en los Estados Unidos. Algo que también resulta muy importante en esta confrontación de pensamientos es que ambos son escritos, pese a tener la posibilidad de generar videos y que son estos los que más han elevado la fama de Taylor Swift, lo que también deja en evidencia que no siempre son las imágenes en movimiento las que tienen más influencia sobre determinados grupos y cuando lo que se busca es un mensaje de marcada tendencia política, económica, social o hasta cultural.
Verbigracia, la amplitud de los mecanismos que tienen tanto la suprageocomunicacionalidad y el cosmoestadismo, no se limitan al contexto de dominio de geoglobalidad de sus proponentes. Elon Musk es un empresario de la neotecnología que pudiera buscar sus efectos de influencia geopolítica con sus éxitos empresariales, pero que recurre hasta cierto punto con la ironía o farandulerismo, para llegar con sus líneas en contraofensiva de preferido Trump; y Taylor Swift toda una artista mundial, no graba un video con música de fondo para inicialmente apoyar a Harris, y por el contrario, escribe una misiva para intentar acercarse hasta sus potenciales seguidores, y que éstos a su vez, la sigan o apoyen en sus palabras.
III La geopolítica como dependiente de la suprageocomunicacionalidad: El cosmoestadismo será la nueva estructura de los Estados y las trasnacionales neotecnológicas
La geopolítica contemporánea y futura depende de la suprageocomunicacionalidad. Hoy, no es quien gana una campaña política, económica, social, publicitaria, o cultural en la televisión. Se gana en las redes, y éstas a su vez logran el triunfo con artífices que tengan más influencia y credibilidad, debidamente segmentados por estratos de edades y sociales. Cualquier mensaje puede ser fundamental, y tener un impacto positivo o negativo; pero en la política tiene su efervescencia no sólo medida, sino conjugada con cada palabra, cada oración y cada orientación, porque de éstas dependen el resto de las estructuras de los Estados y las sociedades.
La suprageocomunicacionalidad es una influencia que trastoca los escenarios planetarios. Si la radio y la televisión construyeron espacios de dominio pensativo en términos de la historia, las redes han consolidado la internet como indispensables en la vida ciudadana. De allí, que el cosmoestadismo, se convierta en el próximo escenario de confrontación geopolítica, el cual comienza a expandir sus aberturas con rupturas del pensar entre quienes poseen ese dominio de fuerzas en las diferentes redes. Es algo que, en este momento, no tiene una precisión sobre sus alcances, pero si sobre el desplazamiento que tendrán los Estados en sus conformaciones tradicionales, y éstos a su vez, en el cómo podrán ejecutar sus políticas públicas, todas asociadas con los principios de una avasallante neotecnología.
De hecho, que existan alianzas de la suprageocomunicacionalidad, entre los ejemplos de Swift y Musk con Harris y Trump por la presidencia de Estados Unidos, o así, en otros espacios de la geoglobalidad, y más aún, que estas fuerzas hasta mitiguen, o puedan arrodillar al poder político de cualquier régimen neototalitario, o llegar al extremo de prohibirlas por razones “judiciales” o “políticas”, es signo de debilidad de los Estados convencionales, los cuales serán en algún momento arropados por el cosmoestadismo en lo que será una nueva forma de gobernanza que va a trascender o trasponer los excesivos centralismos; porque el cosmoestadismo no está en el poder de los políticos, sino en el poder de las sociedades, siendo esa la razón por la cual, se intentan imponer restricciones jurídicas o económicas (multas) a sus dueños, ante sus distintas ejecuciones, cuando la acción de fondo de éstas se encuentra en sus campos de acción geopolítica, que está vinculada con la realidad virtual, que por ende, se motoriza hacia la realidad humana.
La suprageocomunicacionalidad y el cosmoestadismo están unidad. La geopolítica está dependiente de su existencia de la primera., y en el mediano plazo será desplazada por la segunda. Los Estados han llegado a su fin; y las naciones van hacia nuevos esquemas de desconcentración de poder, aunque no faltarán los autócratas que ante cada fracaso piensen que con la represión o las imposiciones podrán evitarlo. Tal vez logren retrasar tales cambios, pero no podrán impedirlos. La suprageocomunicacionalidad y el cosmoestadismo: la lucha neotecnológica del siglo XXI.
@vivassantanaj_
Referencias
Clarín. (17 de junio de 2022). Quién inventó Internet y en qué año. Recuperado 11 de septiembre de 2024 de https://www.clarin.com/tecnologia/quien-invento-internet-y-en-que-ano_0_FfY7MYpjUQ.html?srsltid=AfmBOopwpdkZK4z0TV6Pxic1BqYP9y3O5XdGZ_-BJXS96rAl3bGIu812
Infobae (11 de septiembre de 2024). Elon Musk atacó a Taylor Swift por apoyar a Kamala Harris: “Puedo darte un hijo y cuidarte los gatos” . Recuperado 11 de septiembre de 2024 de https://www.infobae.com/estados-unidos/2024/09/11/elon-musk-ataco-a-taylor-swift-por-apoyar-a-harris-puedo-darte-un-hijo-y-cuidarte-los-gatos/
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