Ya se sabe que, con la llegada del chavismo al poder, el periodismo era el primer objetivo de destruir y desaparecer. A pesar de las advertencias, los periodistas y los periódicos siguieron adelante. Al pasar los años, el asedio era cada vez peor: amenazas, negar las ventas de papel a los periódicos y creando leyes absurdas tan solo para controlar los medios audiovisuales. Hasta que pasó lo que todos sabemos, es decir, la toma y el control completo de todos los medios y el periodista no quería someterse a los nuevos dueños, todos testaferros del chavismo; el periodista era botado de inmediato. Hoy día hay muchos lectores que recuerdan con agrado y nostalgia aquella cultura exquisita de comprar múltiples periódicos en físico donde el principal era El Nacional y que fue el más perseguido y el más asediado y sus sedes tomadas por la dictadura de Maduro… Luego de las elecciones del 28 de julio, en las que ganó Edmundo González Urrutia con una mayoría aplastante, el dictador divorciado de la realidad ha puesto preso a periodistas y a otros les han puesto orden de captura por tan solo hacer su trabajo de informar. En Venezuela, el periodismo se ha convertido en el oficio más peligroso del mundo, y pensar que hemos tenido una cantera de maravillosos periodistas reconocidos en toda Latinoamérica.
Maduro y su claque persiguen a reporteros, camarógrafos, etc. Mandan a allanar casas, a vigilar a padres de los periodistas haciendo una estrategia de psicoterror. Por eso cada vez que veo una supuesta “Asamblea Nacional” haciendo leyes sobre el odio, sobre el fascismo, es una imagen patética y circense que transmite Jorge Rodríguez, donde solo imbéciles se creen ese espectáculo, pero como decía el general De Gaulle cuando alguien gritaba ante él: “¡Muerte a los imbéciles!” Él replicaba “Vasta programa”. Y con la palabra favorita de Maduro “Fascistas”, debemos preguntarnos ¿Quiénes son los fascistas? ¿Quiénes los perseguidores y quiénes los perseguidos? ¿Quién tiene todo el poder y abusan del poder? ¿Quiénes van a la cárcel y quiénes no van a la cárcel a pesar de que sus cabezas tengan precio? Si los pocos tontos que quedan en Venezuela que creen en todo lo que dice Maduro se hicieran estas preguntas, de ipso facto se alejarían para siempre del lado macabro de Maduro. Antes se podía juzgar a los expresidentes del periodo democrático de Venezuela con excesiva rudeza y criticando su mala administración. Hoy, en 2024, estamos viendo lamentablemente un episodio vergonzoso para todos los venezolanos: ¿cuándo en la historia de Venezuela 31 expresidentes solicitaron a la CPI una orden de arresto con el presidente en función? Algunos se alegran de que 31 expresidentes soliciten a la CPI en un documento la captura de Maduro, pero hay otros que se avergüenzan de lo que está pasando. Y es aceptable que algunos sientan vergüenza con todo lo que está pasando porque Venezuela nació para ser libre y líder en el continente, y digo esto sin caer en el chovinismo. ¿Qué significa ser venezolano? Es una inmensa pregunta que necesita una inmensa respuesta que no cabría en este artículo; lo único que sé es que el venezolano es todo lo contrario a esta gentuza que tiene hoy secuestrada a Venezuela. El venezolano es un ser más elevado que todos ellos, que se rehúsa a dejarse convertir en un cuidado de arepa, maíz, bolsa de Clap y miseria. El venezolano no es eso. Por eso me pregunto cuando veo al dictador y su claque: ¿serán venezolanos? Yo no lo creo.
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