Timor Oriental ha sido la tercera parada del viaje que el papa Francisco está realizando por Asia y Oceanía. El sumo pontífice hace así un guiño a los «países de la periferia», especialmente a este joven estado,que cuenta con una población casi totalmente católica. Sin embargo, la celebrada visita no estuvo exenta de polémica y tensó la «diplomacia vaticana», con la figura del antiguo obispo Carlos Xiemenes Belo, premio Nobel de la Paz y héroe nacional acusado de violar y abusar de menores.
El papa Francisco terminó con una misa multitudinaria su esperada visita a Timor Oriental. En ella tampoco habló de manera específica del caso que ha traído la polémica a este desplazamiento al pequeño país asiático, cuya población es casi absolutamente católica: más de 95%.
Se trata del escándalo del antiguo Obispo de Dili, Carlos Ximenes Belo. Premio Nobel de la Paz en 1996, está considerado un héroe nacional por su activismo durante la guerra de independencia de Indonesia, el Vaticano reconoció posteriormente que cometió numerosos casos de pederastia en los 80 y 90 y le sacó del país, prohibiéndole regresar y entablar contactos con menores.
La visita del papa Francisco a Timor Oriental
En esta visita, el papa Francisco se limitó a pedir a su llegada vigilancia para evitar que los jóvenes sufran abusos, pero nunca mencionó al exobispo. Una oportunidad perdida para Anne Barrett Doyle, co-fundadora de la ONG Bishop Accountability, que documenta los abusos sexuales de autoridades de la Iglesia Católica.
El Papa, a su juicio, deja a las víctimas indefensas ante la popularidad de Belo: «Las víctimas del obispo Belo se encuentran en una situación muy sombría en Timor Oriental. La mayoría de la población no los cree o se considera que esos crímenes no son importantes en comparación con lo que el obispo Belo hizo por el pueblo durante la ocupación indonesia».
«Creo que esas víctimas están en peligro y el Papa tiene el poder de declarar que sus afirmaciones son válidas y que el obispo Belo es un hombre culpable. El Papa debe declarar de manera inequívoca y específica que el obispo Belo es culpable de delitos sexuales contra niños y que el pueblo de Timor Oriental debe prestar atención a las víctimas, respetarlas y hacerlas sentir seguras en su propio país», añade.
De hecho, el presidente de Timor Oriental José Ramos Horta llegó a advertir públicamente al Vaticano que no era el momento de remover el pasado.
Anne Barrett Doyle destaca igualmente el contraste con el caso en Francia del fallecido Abate Pierre, el fundador de Emaus, a quien su propia fundación ha condenado públicamente por sus decenas de casos de abuso sexual: «Es absolutamente impactante cuando se revela que un héroe es un depredador sexual. Un héroe o un santo, porque algunos consideraban que el abate Pierre era un santo. Ahora vemos que era un depredador sexual en serie. Es realmente fantástico que ahora esté saliendo a la luz».
«No puedo evitar comparar la reacción en Francia con la reacción popular en Timor Oriental, con las revelaciones de que el antiguo obispo Belo es un depredador sexual. Desde la distancia parece que las víctimas de abate Pierre están recibiendo afirmación, validación y apoyo de la Iglesia, aunque sea tardíamente, y de la gente», concluye al respecto.
La ciudad-estado de Singapur será la última etapa del papa Francisco, que comenzó el pasado 3 de septiembre y que concluirá el próximo día 13.
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional