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Construcción epistemológica entre la suprageocomunicacionalidad y cosmoestadismo (I)

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El derrumbe final de la Unión Soviética en 1990 puede explicarse, en definitiva, como el resultado de un empobrecimiento del acervo experimental de la gente, causado por el carácter negativo de la retribución material, y de la incapacidad del sistema para incorporar el acervo cultural pautas de conductas más adaptativas, como consecuencia de la rigidez estructural de esa retribución. El colapso final del sistema vino a probar su fracaso retributivo

Luis Zaballa – Polis

I El fin del capitalismo ortodoxo y la demagogia socialista: la aparición de la suprageocomunicacionalidad y el cosmoestadismo

Las caídas del Muro de Berlín (1989) y la extinción de la URSS (1991), casi que en tiempos simultáneos, son parte de los hechos cíclicos de la historia, los cuales convergen en el desgaste o debilitamiento de procesos políticos, militares, económicos y sociales, y que en ese entonces, basados fundamentalmente en los procesos industriales, al no poder dar respuestas en relación con las demandas de sus propias estructuras, colapsaron en todos sus esquemas hegemónicos, y tuvieron que abrir hacia nuevos espacios geopolíticos para garantizar la propia supervivencia tanto de los derrotados, y por supuesto, con la evolución de liderazgos y posicionamientos de los pensadores en lo que sería aquella nomenclatura de formación ideológica, que echaba por tierra el fracaso de un sistema socialista, y con un eje de Estados centralistas, que terminaron por (auto)disolverse, luego de años de fracasos.

A partir de ese entonces, la hegemonía capitalista ha sido una constante, máxime si vemos que hasta en aquellos países ortodoxos de estructuras políticas de Asia, como la China que emergió desde finales de los 70; en buena medida, destruyó cualquier sistema de estatismo en las líneas de producción que el socialismo promovía como ejes de producción y retribución social; razón por la cual, más que un colapso económico, lo que devino fue el fracaso de sistemas políticos centralizados que eran “autosostenibles”, intentando mantener per se, el control de las economías, algo que obviamente, los chinos comprendieron, y separaron sus ejes de control societario del desarrollo económico, es decir, el capitalismo en su génesis de no intervención del Estado – salvo como orientador – en los asuntos del manejo agrícola, industrial, financiero, comercial, inmobiliario, servicios, arte, cultura, y cuya cima ha sido en una efervescencia tecnológica que también ha originado el fin del capitalismo clásico, y desnudado la demagogia “socialista” en aquellas naciones que aún se declaran como tales, sin poder ocultar sus máximas de fracasos económicos, o sea, de retribución social, agravadas con equivocadas fundamentaciones ideológicas, que aún intentan prevalecer con sistemas políticos neototalitarios, que en algún momento, acabarán como aquellos hechos que pusieron fin a los espacios de fracasos políticos después de la II Guerra Mundial.

Por ello, cuando Zaballa (2010) sostiene el concepto de empobrecimiento de las sociedades de la extinta URSS, asume que todo componente político, aunque mantenga de manera forzosa sus equipolencias y ejes de sometimiento social, en el fondo son sistemas que terminarán derrumbándose, no sólo por las posibles rupturas sociales, sino porque tales espacios resultan incompatibles con las resultas de producción de cada ciclo histórico, y que en este siglo XXI, tanto la suprageocomunicacionalidad, es decir, el dominio absoluto de las grandes trasnacionales de las empresas neotecnológicas: Apple, Microsoft –Windows y Blizzard–, Alphabet –Google, YouTube, Play Store–  X y Starlink, Meta –Facebook, Instagram, WhatsApp– Amazon, y en menor medida, pero también con gran impacto geopolítico y geocultural, Telegram y TikTok, sin obviar las corporaciones de los criptoactivos, las cuales a su vez, dependen o están sujetas a la construcción de semiconductores o chips de las más importantes productoras de estos circuitos, como lo son: TSM y Nvidia con sedes en Taiwán y Estados Unidos, esta última como creadora de los principales soportes para la llamada Inteligencia Artificial (IA).

A su vez, todas éstas empresas mencionadas de las telecomunicaciones han originado los inicios hacia el cosmoestadismo, o sea, la lucha del poder en hegemonía de este siglo entre tales compañías y los Estados, episodios que hemos comenzado a ver, con lo que actualmente se está gestando entre X (Elon Musk) y la justicia brasileña, con la suspensión de tal plataforma en el gigante amazónico, y la detención de Pavel Durov (Telegram), en Francia, en ambos casos, por supuestamente violar leyes de tales naciones, es simplemente el preludio de ese contexto de una nueva forma superior al capitalismo clásico, pero que está acompañado del poder político en todas sus manifestaciones; y en donde, los grandes derrotados terminarán siendo las naciones en sus estructuras convencionales, en virtud que los jueces y políticos sólo tienen una enorme ignorancia operativa y epistemológica ante lo que se enfrentan en los espacios de acción-reacción de la suprageocomunicacionalidad que está de manera implícita en cada sociedad, y en todos sus estamentos.

II La suprageocomunicacionalidad y el cosmoestadismo: China y Estados Unidos, presionan a Japón, y marcan una nueva lucha geo-tecnológica         

En este contexto tenemos dos noticias recientes, una de educación digital con IA en China y otra de restricciones a la venta de producción de chips que pueda hacer Japón, presionada por Estados Unidos sobre China, citada por Bloomberg {1}, y que nos habla de lo que sería esa construcción epistemológica de lo que hemos denominado la suprageocomunicacionalidad y el cosmoestadismo, porque ambas se complementan, pero la primera necesita de la segunda, para avanzar en su contexto geopolítico, mientras que la primera es el ancla del desarrollo mundial para que la segunda alcance sus fines económicos y de influencia societaria a escala global.

En todo caso al ser ampliamente complementarias, ninguna puede actuar de manera independiente porque son las que mueven el mundo contemporáneo en todos sus órdenes a través de la digitalidad y la computación, ahora enmarcada en lo que llaman IA.

Un hecho que hemos venido recalcando ha sido que el dominio de la llamada IA -definida así por los grandes trasnacionales de las neotecnologías por efectos de suprageocomunicacionalidad, es decir, para el efecto del dominio pensativo- está implícita, en esa creación de los chips, que a su vez son los que impulsan la creación del hardware y el software para que lleguen a nosotros las aplicaciones que tenemos en programas como Play Store, de la otra gigante y acusada de monopólica de Alphabet, es decir Google, que a su vez, mantiene en los celulares Android, todos los espacios digitales de nuestros equipos.

Así, el cosmoestadismo en este caso de las compañías digitales, que responde a una gran red, y muy compleja de descifrar porque está constituida por muchas variables, algunas que ni siquiera pudiéramos materializar, las tenemos que intentar agrupar en tres grandes bloques:

1) Materias primas y producción neotecnológica: Esta dada por comprender que los chips tienen como materia esencial el silicio, siendo China, Rusia y Brasil los principales productores, pero esto no implica que sean los proveedores para la construcción de esos materiales porque la clave está en la pureza de ese componente para la ingeniería digital de estos, incluso China es importadora, y en este contexto los principales exportadores durante 2022 con un 99,99% de peso han sido: Alemania, Estados Unidos, Malasia, Japón y la propia Taiwán {2} – siendo autosuficiente – y eso explica porque en un país tan pequeño en relación con China, y reclamado por esta por su condición de «satélite», se haya desarrollado allí, la Taiwan Semiconductor Manufacturing, quien produce, según cifras de consultoras, más del 60% de chips y más del 90% de los más avanzados, y cuyo principal cliente es Nvidia, que a su vez produce alrededor del 90% de los chips procesados para IA, y cuyos principales clientes son las más importantes plataformas de la suprageocomunicacionalidad es decir, Apple, Microsoft, Meta, X, Google, Amazon, sin obviar que entre ellos, están los procesadores sobre las empresas militares, incluyendo a China

2) Geoeconómicas, geopolíticas y geoglobales: Son los vértices del cosmoestadismo. Lo explicamos sencillo: la empresa más poderosa de fabricación de chips en el mundo está en Taiwán y vende la mayoría de su producción a otra empresa de origen asiático, con sede en Estados Unidos, Nvidia, que es la mayor productora de chips de IA en el planeta y para las trasnacionales de la suprageocomunicacionalidad, pero también del desarrollo nuclear, espacial y de armas, y por supuesto la biotecnologia, donde China es un protagonista fundamental ¿Quién tiene la razón sobre a quién  pertenece la producción o la clave de los estamentos geopolíticos y geoglobales donde se encuentra estos centros de producción para aplicar limitaciones de venta?

Entonces, vemos una nota como la de Bloomberg exigiendo a Japón que limite sus ventas a China sobre la producción de chips que están siendo procesados en ese país {3} con la extensión de Taiwan Semiconductor Manufacturing (TSM), una filial en una Zona de Desarrollo Económico Especial (ZEDE) que busca simplemente generar producción de chips en otros espacios, ante la siempre amenaza que tiene Taiwán de ser invadida por China, y se derivarían otros problemas, como la producción del silicio, y que si China llegara a hacerlo, habría un gran conflicto de intereses con Nvidia que sigue vendiendo chips al gigante asiático a través de revendedores, y estos a su vez fundamentalmente van a centro de investigación y educación

3) Educación intra y extratecnológica: por ello, cuando vemos que China refuerza su educación con el ejemplo de pizarras digitales {4} para las escuelas primarias y básicas, o busca que los chips comprados por vías geoglobales vayan a sus centros de investigación, es porque reconoce sus debilidades en ese campo y genera una máxima de competencia en esa capacitación. Por ello, sabe que «invadir» Taiwán con esa inmensa debilidad no le generaría beneficios, porque su economía depende en máxima de los chips que produce Nvidia en IA, pero a su vez, resuelto ese asunto, tiene las mayores reservas de silicio del planeta, cuya pureza entre 75% y 80% no sería problema en después procesarlo para futuras producciones, en contraste, mientras eso ocurre, Japón ha logrado en solo tres años que se establezca una sucursal o extensión de Taiwan Semiconductor Manufacturing en sus espacios geográficos.

III Conclusiones

Resumiendo, hay un inicio de la consolidación del conocimiento sobre chips y la inteligencia artificial, entre ambos bloques, y cuyo centro lo vemos cuando Japón aprueba becas con salarios competitivos para estudiar maestrías sobre este nivel de especialización, y muy pronto doctorados en ese contexto digital de elementos para la producción de los equipos digitales, lo cual apunta a la distancia educativa entre China y los aliados del mundo occidental en Asia por el cosmoestadismo, donde las grandes empresas neotecnológicas son las protagonistas. Tanto China, como Japón y Estados Unidos quieren precisar la tecnología de la suprageocomunicacionalidad y el cosmoestadismo con Taiwán en el medio ¿Qué hacen la Unión Europea y América Latina?

Hay que construir la epistemologia de la suprageocomunicacionalidad y el cosmoestadismo para ir descifrando los orígenes, los contextos contemporáneos, y el porvenir de la humanidad.

@vivassantanaj_


{1} https://www.bloomberg.com/news/articles/2024-09-02/china-advierte-a-japon-de-represalias-por-restricciones-a-chips

{2} https://oec.world/es/profile/hs/silicon-9999-pure

{3} https://www.google.com/amp/s/amp.expansion.com/empresas/2024/02/24/65d9b6d5e5fdeaef088b45a7.html

{4} https://es-us.finanzas.yahoo.com/noticias/colegios-chinos-vuelven-abrir-aulas-065208859.html

Referencias

Zaballa, L. (2010). Polis. Historia natural de la sociedad. Alfa

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