Me atrevería a afirmar que la Inteligencia Artificial, con sus algoritmos, representó el inicio de una nueva era como lo fueron la Edad de Piedra o la Revolución Industrial. La Inteligencia Artificial plantea un conjunto de preguntas éticas y morales cada vez más complejas a medida que se integra en nuestras vidas. Moralmente sus capacidades de aprendizaje pueden instalar prejuicios en nuestras sociedades: Los algoritmos aprenden de los datos que le son suministrados. Si estos datos contienen sesgos sociales, políticos, económicos, la IA reproduce esa data amplificándola y proveyendo al final una información parcializada y errada, lo cual conlleva a un segundo cuestionamiento: la “toma errada de decisiones”. Las decisiones tomadas por sistemas de la IA, como la selección de un candidato para un empleo o la concesión de préstamos, pueden ser erradas o injustas, si los algoritmos son sesgados. La toma de decisiones, igualmente afecta la “privacidad y seguridad”. La recopilación masiva de datos requiere de una gran cantidad de información para funcionar, lo cual plantea preocupación sobre la privacidad de la información personal, lo cual hace “vulnerable a la sociedad” o al individuo de ataques o violación de su privacidad.
Los sistemas de IA pueden ser vulnerables a ataques cibernéticos, lo cual podría comprometer información sensible o causar daños importantes desde la integridad personal hasta los patrimonios. Igualmente, la “autonomía y el control humano”, se ven afectados por la “dependencia” excesiva de los sistemas de IA, al poder reducir la capacidad de las personas de tomar decisiones autónomas, como cuando juega a la Bolsa de Valores, lo cual significa una pérdida de su capacidad de arbitrio. Si los sistemas de IA se vuelven demasiado complejos, puede ser difícil comprender y controlar su comportamiento.
Las preguntas que se plantean son: ¿Quién es responsable, en caso de que un sistema de IA cause daños: el desarrollador, el usuario o la propia IA? Hasta ahora no hay respuesta; pero me atrevería a decir que el usuario. En todo este contexto, la “transparencia” es fundamental, es necesario que los sistemas de IA sean transparentes y explicables, de modo que las personas puedan entender cómo se toman las decisiones. No obstante lo dicho, existen otras consideraciones: uno de los efectos socio-económicos de la IA es el “desempleo y cambios en el mercado laboral». La automatización impulsada por la IA conduce a la pérdida de empleos y a cambios significativos en el mercado de trabajo. La capacidad para el análisis de datos permite obtener distintos puntos de vista y conclusiones “insights” valiosos a partir de grandes volúmenes de la información capturada.
No hay duda de que la IA es un sistema innovador para el desarrollo de nuevas tecnologías y soluciones con efectos multidimensionados, como es el caso de la educación. La Inteligencia Artificial está revolucionando el sector educativo de diversas maneras, transformando tanto la forma tradicional en que se enseña como la de aprender, como es la personalización del aprendizaje. La IA permite adaptar los contenidos y el ritmo de aprendizaje a las necesidades individuales de cada estudiante, haciendo que la educación sea más efectiva y motivadora. El uso y recurso de herramientas de aprendizaje interactivas a través de plataformas y aplicaciones, crean nuevas experiencias de aprendizaje más dinámicas y atractivas como tutores virtuales, simulaciones y juegos educativos, los cuales son de gran ayuda en el campo académico; es así que la automatización, al encargarse de tareas repetitivas como la calificación de exámenes o proporcionar retroalimentación, libera tiempo a los docentes para que se enfoquen en actividades más creativas y personalizadas junto con el análisis de datos, el cual permite analizar el rendimiento de los estudiantes; a su vez, una gran ayuda para identificar áreas críticas y tomar decisiones más ajustadas a la enseñanza. Sin embargo, la IA también tiene que enfrentar serios desafíos. La brecha digital, el acceso a la tecnología y a una buena conexión a Internet son fundamentales para aprovechar los beneficios de la IA en la educación. De igual forma, el sesgo con los algoritmos pueden perpetuar y amplificar los errores en la data, lo cual puede llevar a resultados injustos e inequitativos.
En resumen, la IA ofrece grandes oportunidades, pero también plantea importantes desafíos éticos y morales, como es el plagio de ideas en el área académica. Es fundamental abordar estos desafíos de manera proactiva para garantizar que la IA se desarrolle y utilice de manera ética y responsable, que mitigue los riesgos y que beneficie a toda la sociedad.
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