Su jugarreta con el TSJ le ha salido mal. La sentencia proclamándolo ganador electoral, sin aportar actas probatorias, ha causado el repudio mundial. Ese Tribunal lacayo le ha hecho un flaco favor a Maduro, ahora es más dictador que antes
Doce países de la región, incluida Estados Unidos y Canadá, además de los fronterizos, Brasil y Colombia, han señalado la mentira del Tribunal chavista. También España/UE/ONU/OEA, siguen pidiendo que Maduro muestre las actas electorales, si éste quiere ser reconocido como ganador por las instituciones internacionales. Coinciden en que no confían en el dictamen de un TSJ estrechamente vinculado al régimen y obediente a Maduro. Creen que el pronunciamiento del Tribunal ratifica y comprueba el mega fraude perpetrado por el chavismo, incluso desde antes de las elecciones al obstaculizar la votación exterior. Sólo su fiel Zapatero maniobra para darle aliento a su socio Maduro. Para las democracias del mundo, es evidente que Maduro se esconde tras un supuesto velo democrático, que evidencia su falta de transparencia y que lo señala como un dictador del siglo XXI.
En Estados Unidos, aun distraídos en su próxima elección presidencial, se ven movimientos de congresistas de ambos partidos, que han presentado un proyecto de ley (VALOR) con la intención de “apoyar sin fisuras una transición para recuperar la democracia en Venezuela encabezada por el presidente electo, Edmundo González Urrutia” (Ocando, dixit). El espíritu de esa nueva ley es el viejo consejo de ‘Garganta profunda’ a los bisoños periodistas del Washington Post en los días del Watergate: ‘Sigan el dinero’. Dar cerco, congelando las fortunas del régimen, tanto oficiales como privadas, que los jerarcas del chavismo tienen acumuladas en los paraísos fiscales del planeta.
Asimismo, afirma Ocando, esa ley VALOR (siglas en inglés), recomienda a la administración norteamericana diseñar una especie de Plan Marshall una vez que se inicie dicha transición. EEUU aconseja a Maduro que reconozca los resultados favorables a Edmundo González Urrutia, y que ceda el poder. La misma Kamala Harris, ha enviado una carta a Edmundo/María Corina dándoles su apoyo y advirtiendo a los militares de Maduro que bajen las armas y dejen de agredir a la población.
Maduro, tras saltar eufórico apoyándose en su verborrea propia de un matón mafioso, ha quedado ilegitimado gracias a esa sentencia espuria de su TSJ. Usurpando competencias del CNE y sin aportar las pruebas definitivas, que sí ha publicado el candidato ganador, acta a acta de las 30.000 mesas de votación. Maduro ha caído en su propia trampa. El mundo lo ve a él y a sus cómplices como un ladrón vulgar, que ha robado el voto a más de 7 millones de venezolanos. Su fraude ha destapado su verdadera cara de dictador inadmisible hoy para los países del continente, cuyos gobiernos se proclaman progresistas o representantes de esa neo-izquierda democrática. A ninguno les conviene tener cerca a un tipo que habla de ‘baño de sangre’ o a un dictador que masacra a su propio pueblo e intenta encarcelar al candidato que ganó las elecciones.
Maduro se enfrenta a la maltrecha economía de Venezuela. Economistas de solvencia y fuentes fiables consultados dan este panorama: Las reservas internacionales son de unos 10.000 millones de dólares, aunque el 80% de las mismas las tienen organismos financieros mundiales fuera del país (reservas de oro en Bancos de Londres). El dictador no puede contar con esos fondos, ya que esos entes no lo han reconocido como presidente electo. Lo que está en el Banco Central es apenas unos 1.500 millones/dólares, que se agotarían de aquí a enero/2025 para cubrir salarios públicos y las dádivas en cestas de comidas, que el régimen reparte. El dictador Maduro está inactivado para operar. Tampoco podrá pedir préstamos dada su imagen de presidente ilegítimo. Además, le debe dinero a China, en suspensión de pagos desde 2020. La deuda a terceros países asciende a unos 160.000 millones/dólares, sin que se conozcan pagos desde 2017.
Maduro se enfrenta a embargos masivos, ya que el dinero exige garantías y siempre es miedoso ante un tipo tan tramposo. Ese aluvión está en camino más pronto que tarde. Al empecinado dictador le conviene llegar a un acuerdo, que lo salve en parte y, no sólo a él, sino toda su guardia pretoriana hundida hasta las orejas en el Narco-Estado, que los sostiene aún a flote. El acoso de los acreedores, sin olvidar cazas recompensas (DEA 15 millones/dólares por capturar a Maduro) tienen también arrinconados a esta banda de esquilmadores herederos de su comandante eterno, Hugo Chávez. A este salteador de elecciones, según este panorama, le puede quedar poco tiempo.
Carlos Pérez-Ariza es doctor en Periodismo por la Universidad de Málaga.
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