Ante la sobria reacción internacional, el régimen venezolano ha seguido aparentando la fuerza de un cojo para caminar, pero tratando de convencer que puede golear como Messi. La falta de formación se revela así en cada desacierto cotidiano que lucen los mandones actuales. Es la misma de los vecinos -el lelo y el potro- bien rotulados. Ello confirma su rusa putinesca.
En este trastoque ha cabido otra vulneración de la constitucionalidad que ellos han hecho y deshecho, pues mientras un mandón dijo «yo sé de eso» -y metió la pata, como siempre por carencia de formación- el otro amplió -sin facultad legal- la noción cívico-militar al decir «cívico-militar-policial», que no es el concepto dado por la Constitución.
Esto es grave porque destruye la tradicional figura del policía amigo en áreas pobladas, que él siempre ha cuidado para mantener tranquila a la vecindad, aunque se le usa actualmente como parte de la lucha contra el crimen, pero sigue siendo tratado por la población con respeto y amistad. Este régimen lo quiere convertir en agente inamistoso contra los opositores políticos que son legales.
Ya no hay más masa para esta clase de bollo. Lo que al régimen le viene va a ser -a lo cubano- «enea con burundanga». Cosa ma’ grande.
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