Chávez nunca estuvo de acuerdo con la toma del gobierno a través de las elecciones. Fueron José Vicente Rangel y Luis Miquilena quienes lo convencieron. Después que ganó comenzó a asesorarse de cómo mantenerse en el poder a pesar de las elecciones.
Se entregó a Cuba y Rusia para que le explicaran cómo hacerlo. Venezuela sirvió entonces de “Prueba de Ensayo” de este experimento. Para ese fin contrataron a los mejores operadores de informática de América y del mundo. Lograron incorporar en sus planes a muchos profesionales de la computación y alentaron la creación de la empresa Smartmatic para que implementaran un programa que les permitiera no perder elecciones
Prepararon y delegaron en un hombre inteligente , sin compasión alguna y le asignaron la responsabilidad y muchos millones de dólares para ese fin. Así aparece Jorge Rodríguez en escena comprometiéndose con Chávez y el régimen de manejar los asuntos electorales. Jorge trasladó a todo su equipo al CNE con Tibisay Lucena a la cabeza, pero también con Sandra Oblitas y uno que otro opositor previamente trabajado para que no obstaculizara su misión.
El modelo funcionó a la perfección no solo en Venezuela sino en muchos lugares del mundo, pero principalmente en América. Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador y Perú fueron ejemplos claros del funcionamiento del sistema.
Pero como hasta la maldad debe vestirse de bien, Chávez murió y enseguida las cosas empezaron a cambiar y bien pronto la revolución perdió en Ecuador, Argentina, Brasil, Honduras, y fue muy fuertemente cuestionada por ese monumento de la ética y la moral que es José “Pepe” Mujica, quien temprano se dio cuenta de que los sueños y esperanzas habían sido sustituidas por la maldad, la ambición, el odio y el crimen. El planteamiento de adornar la revolución con ética y moral había dado paso al crimen y al vale todo.
Mientras el proyecto trastabillaba en América, en Venezuela, donde ya habían logrado comprar a la mayoría de la dirigencia opositora, los ciudadanos que se mantenían unidos y que no podían creer lo que estaba sucediendo voltearon hacia una joven que -desde su aparición con Súmate- había iniciado el plan de descubrir “cómo un gobierno criminal, declaradamente incompetente, que había arruinado al país y sus instituciones no paraba de ganar elecciones”.
Aguantó todo tipo de burlas y amenazas, lesiones físicas y atropellos legales, para luego desarrollar una impecable estrategia que culminó con el triunfo de Edmundo González Urrutia el pasado 28 de julio. Y hoy, cuando esto escribo, ha logrado que el régimen se quite la fachada dejando entrever que a partir de ahora le importan un carajo las elecciones.
En efecto, el jefe del gobierno, Nicolás Maduro, ha ordenado al Poder Judicial a través de la presidenta del TSJ que se desconozcan los resultados electorales y, apartado de lo legal y de la moral, el heredero y guardaespaldas de Hugo Chávez ha dado el zarpazo final.
¿Cuál será la respuesta del mundo y especialmente de Estados Unidos y de la ONU ante esta jugada “Topo a todo” del señor Maduro? Creemos nosotros que el mundo no convalidará este acto, tampoco se hará el pendejo y la diplomacia del micrófono y de los comunicados pasará a la acción. Corresponderá hablar a las armas, Maduro no deja otra opción.
Especialista en gobernabilidad. Abogado y analista político.
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