Por equipo editorial
Desde hace más de una década la destrucción sistemática de la carrera docente comenzó su curso en Venezuela, y luego de lo sucedido el 28 de julio, independientemente, de lo que pueda ocurrir, posterior a esa fecha, está inmersa una nueva oleada de emigrantes, donde los pocos educadores que aún quedan en las aulas, la mayoría de ellos, y valga el oxímoron, también terminarán de abandonar lo poco que aún queda de «educación».
En efecto, según cifras propias, de 400.000 docentes que habría para 2012, en la actualidad ese número ni siquiera llega a los 100.000 educadores, y lo más probable es que más de 70% de ese grupo concluya que no solo dejaran los espacios donde se formaron y fueron formadores de valiosos ciudadanos, sino que ante una desdicha colectiva, y presentir que el futuro será peor en estas condiciones políticas, pues será preferible buscar nuevos esquemas de supervivencia, que continuar transitando un camino de arenas movedizas, donde toda la institucionalidad fue arrasada y execrada.
Ante ello, es imposible para los educadores venezolanos, continuar sobreviviendo con «salarios» que apenas promedian los 10 dólares mensuales, y cuyo contexto esta vinculado con la ruina absoluta de la infraestructura educativa y una deserción estudiantil que hace mucho tiempo supera el 40% por efectos de la misma emigración.
El madurismo sabe que el país no tiene futuro con ellos forzando una gobernabilidad que solo ha generado fracasos, fracasos y solo fracasos. Del mismo modo, una Venezuela (auto)aislada, no tendrá probabilidades de éxitos, y menos de establecer inversiones foráneas, porque nadie invertirá capitales en una nación donde solo basta la palabra de un burócrata para decir que es «verdad» y que es «mentira», y lo más grave, desatar una persecución política, contra quienes solamente se expresen por cualquier diferencia, podrán ser acusados de «odio» y terrorismo, es decir, que si un docente reclama la situación salarial o de abandono de escuelas y liceos, podría terminar en la cárcel ¡Barbarie!
México, Brasil y Colombia ni siquiera llegaron a la mitad del sendero político que acordaron posterior a los resultados electorales. O sea, el madurismo se atrinchera en Miraflores, aunque exista un país y un mundo que saben perfectamente qué ocurrió en aquella jornada electoral. Pero, simplemente decidieron tomar otro camino.
La realidad de Venezuela, comenzará a verse en los próximos días. El luto político estará en otra estampida de millones de emigrantes que preferirán morir exiliados, que con tantas amarguras y tristezas en su propio país. No será posible rescatar una nación sin educadores y sin educación, porque la educación es el alma de los pueblos con espacios de libertad, prosperidad y democracia. Hoy, la patria de Bolívar está herida de muerte, y sin posibilidad de curarse de tan profunda tragedia. Ojalá estemos equivocados.
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