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Entre ángeles y demonios

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Siempre hay la imagen en los libros y en las películas que el inferno es un lugar horrible, detestable, ardiendo por todos lados, donde el mal es la moneda corriente, donde la discordia y los problemas es lo que reina en el lugar. Dante dice en su Divina Comedia: “La verdad será la primera víctima del infierno”. Luego del 28 de julio, donde vimos a millones de venezolanos votando con alegría y entusiasmo para ponerle fin a 25 años de un inferno que Hugo Chávez comandó hasta el día de su juicio final, y luego vendría Maduro hasta nuestros días; el 28 de julio se le puso punto final a este comunismo que ha destrozado al país y expulsado a ocho millones de venezolanos. Se esperaba que el Elvis Amoroso tomaría un papel impreso por Maduro anunciando el resultado que todos sabemos, resultado que ni el propio Elvis Amoroso se creyó. Gracias a la astucia, inteligencia y organización de María Corina Machado, en pocas horas teníamos las actas montadas en una página web donde podíamos ver como Edmundo González Urrutia era el nuevo presidente de Venezuela.  

Luego del supuesto resultado que dio el sujeto Elvis Amoroso, era lógico que la gente indignada saliera a protestar y Maduro cumplió con lo que había anunciado, es decir, un baño de sangre. Venezolanos asesinados, todo por el enajenamiento de un hombre cegado que no quiere ver, divorciado completamente de la realidad, pero como dijo alguna vez Shakespeare: “El infierno está vacío, todos los demonios están aquí”. Vemos ahora al dictador desnudo, asustado, pero dispuesto a todo para estar en Miraflores. Vemos a Jorge Rodríguez, unos de los demonios tutelares de Maduro, hablando en una “supuesta Asamblea Nacional” del cerebro, sus funciones, y de cómo Marck Zuckerberg creó Facebook para adueñarse del planeta, y Elon Musk quiere adueñarse de Venezuela. Jorge Rodríguez declara abiertamente que no le importan las sanciones ni el aislamiento internacional, que ellos son expertos en esas situaciones. Lo que dice en pocas palabras Jorge Rodríguez es que —Venezuela es nuestra, de aquí no nos vamos—ellos quieren llevar a Venezuela a la cubanización total. 

La represión ha sido y está siendo brutal; los miles de presos políticos, los jóvenes menores de edad que están presos y amenazados a campos de trabajos forzados, desaparecidos, casas marcadas con una X al mismo estilo de los nazis y con todo eso el pueblo no tiene miedo, el pueblo vivía con miedo; pero luego del 28 de julio el venezolano dejó el miedo para vivir con certeza de que ganaron y que Maduro se va. ¿Cuándo se va? Eso es difícil de responder, pero la certeza de que el venezolano se cansó de estos demonios: de su retórica donde ellos son los ángeles celestiales y que toda la culpa la tiene el imperio, X, Instagram, WhatsApp, Elon Musk etc… Y que toda la derecha venezolana es un grupo de terroristas, drogadictos, diablos y diablas que solo quieren el poder para enriquecerse. El sábado 17 de agosto será una fecha histórica, las manifestaciones en todo el mundo repudiando al dictador elefantiásico, donde acorralado, histérico, gritaba en Miraflores que María Corina Machado tiene un pacto con la iglesia satánica de Estados Unidos y que ella usa un medallón debajo de su camisa, que ese medallón es de la iglesia satánica de Detroit. Estos delirios del dictador de Maduro son solo bobadas que tienen como objetivo meterle miedo a las pocas personas que tienen al frente y que algunos otros le creerán y otro no, ya que sabemos que todos los que estaban en Miraflores el sábado son empleados públicos y personas que tienen todavía un beneficio de la dictadura. Maduro y su combo declaran que ellos son la revolución, la Revolución de los Ángeles; que esa rebelión que hizo el difunto Chávez fue una rebelión de Ángeles. Todas estas declaraciones son más palabras de un dictador desesperado, de un dictador que sabe que se ha hecho un gran fraude electoral y que está descubierto. El tiempo es la cruz de todos: estamos a las puertas de que Venezuela sea libre y comencemos a construir la Venezuela soñada, alejada de intoxicaciones comunistas, pero sobre todo alejada de demonios con poses y máscaras de ángeles.

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