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Sobre el ataque ucraniano en Kursk

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¿Qué tener en cuenta ante una acción sorpresiva como la del oblast de Kursk? ADVERTENCIA: Quedo atento a los aportes de los “expertos” opinólogos que tanto abundan.

Hay dos situaciones que se deben dar en simultáneo. Por un lado un comando que organice cuanto antes la situación de los que han estado en contacto con el enemigo. La otra y esta es fundamental, “calibrar” adecuadamente frente a qué se está. Hay también dos posibilidades: se está frente a una incursión o bien frente a una ofensiva. No son cosas iguales aunque se sirven de herramientas similares, como bien saben los “expertos”.

Una incursión busca generar pánico en el enemigo, distraer fuerzas, causar bajas y daños para posteriormente replegarse a las propias líneas; una incursión se mueve siempre en el filo de ser cortada su línea de escape. Una ofensiva es otra cosa. Busca posicionarse en el terreno, destruir tropas y causar daños importantes, y pretende posicionarse en un lugar que genere problemas severos al menos para la conducción del enemigo (estoy siendo brutalmente ramplón, jamás a la altura de los análisis de los opinólogos).

Para volver “al pasado” podemos decir que ejemplos de incursiones han sido algunas famosas como el desembarco en Dieppe de Agosto de 1942, la de los “Chindits” de Wingate en Birmania durante 1943 y 1944. Ejemplos de ofensivas “sorpresivas” han sido la del Kaiser en 1918, la de las Ardenas de 1940 y la de 1944. Otro ejemplo fue Bagration de los soviéticos de 1944 pero de eso mis haters no saben nada.

Ahora bien la diferencia fundamental entre incursión y ofensiva es la finalidad tal como les dije antes. Sin embargo una ofensiva que carezca de capacidad logística para ser sostenida puede convertirse en una incursión “de facto” y en punto a ello replegarse lo más rápidamente posible para salvar lo que se pueda. Tales los casos de la ofensiva del Kaiser de 1918 y la de las Ardenas (o Bulge para los angloparlantes) de 1944.

En los dos ejemplos anteriores protagonizados por los alemanes, se dieron cosas que son muy coincidentes con la situación general de Ucrania (salvo para los “expertos”). Veamos las mismas: 1) Se busca incidir sobre un punto del enemigo con escasa atención del mando de este; 2) Las tropas empleadas son una fracción importante de las fuerzas, en general se apela “a lo mejor que hay”, pero al mismo tiempo se tiene la limitación que deben mantenerse masivos contingentes de tropas en sectores alejados de donde se combate para contener al enemigo que retiene la iniciativa y el “tempo” de la guerra.

En los dos casos la acción logra generar caos y pánico entre el enemigo. En 1918 se pensó que los alemanes llegaban a Paris. En 1944 gente muy ignorante pensaba que se harían de Amberes (busquen en el mapa, por favor). Toda esa “construcción” de objetivos posibles de ser alcanzado se basaba en el efecto combinado de la sorpresa y del pánico. En modo alguno se pensaba en las capacidades logísticas del enemigo para “sostener” las acciones. Lo mismo pasa en el oblast de Kursk. Ahora los “expertos” hablan de la caída de la ciudad de Kursk, e incluso otros piensan que el camino a Moscú está expedito (la ignorancia en estas latitudes es inagotable y conmovedora).

Sería genial para nosotros ser muy popular entre los deseos ingenuos de muchos escribir cosas como “la ofensiva ucraniana es imparable y Moscú caerá”, “Las tropas rusas piden una revolución y que Putin sea derrotado”, “Los rusos colocan flores en los  cañones de sus fusiles y piden pan y paz”.

Los ingenuos no sólo no tienen idea de procedimientos militares, teoría de guerra, historia militar y/o geopolítica. Directamente desconocen todo sobre la manera en que Rusia ha peleado sus guerras desde su primer Zar hasta el presente. Rusia no es invencible, nadie lo es, pero tipos mucho más capaces que los opinólogos latinoamericanos fracasaron: Carlos XII de Suecia en el Siglo XVIII, Napoleón (el genio militar más importante de Europa sin dudas) en 1812, el Imperio Alemán casi, casi entre 1914 y 1917, y Hitler entre 1941 y 1945. Difícilmente la nación más corrupta de Europa, sin fuerza aérea operativa, con enormes problemas logísticos y un desastre gigantesco para cubrir bajas pueda hacerlo. Pueden quedarse tranquilos. Estoy en absoluta minoría. En Latinoamrérica los “expertos” están convencidos de la derrota total de Rusia. Son los mismos del exitosísimo Crimea Summer Festival 2023. Gente que sabe mucho y al final no sabe nada.

Cierro esta semana con otra entrega de recomendaciones de mi “inútil biblioteca”: GUERRAS JUSTAS por Albert J. Bellamy, ¿En qué circunstancias es legítima una guerra?, ¿De qué modo debe ser regulado el uso de la fuerza?, ¿Cuáles son las guerras “justas” en las que está justificado luchar y matar?. Desde el saqueo de Jerusalén por los cruzados cristianos en 1099 hasta la violencia genocida en los Balcanes y en el África subsahariana, muchos conflictos armados se han convertido en matanzas masivas. Guerras justas constituye un análisis exhaustivo, riguroso e imprescindible acerca de la legitimidad de las guerras y los nuevos problemas éticos que plantean; ORDEN MUNDIAL por Henry Kissinger, presenta una profunda y original reflexión sobre las causas que originan la armonía y los conflictos en los asuntos globales. A partir de su inmensa experiencia como uno de los principales estadistas del siglo XX, asesor de presidentes, conocedor del mundo, observador y participante en los temas centrales de política internacional de último medio siglo, Kissinger expone en esta obra su visión del reto fundamental del siglo XXI: cómo construir un orden internacional compartido en un mundo con perspectivas históricas divergentes, plagado de conflictos violentos, tecnología desbocada y extremismo ideológico; EN CONFIANZA por Anatoly Dobrynin, es un libro de aventuras basado en la vida real, por medio del cual nos enteramos detalladamente de las circunstancias que rodearon las grandes pugnas y los acontecimientos más importantes entre los Estados Unidos y la Unión Soviética durante la llamada Guerra Fría. Dobrynin llegó a Washington en 1962 como embajador soviético y permaneció como tal durante los mandatos de Kennedy, Johnson, Nixon, Ford, Carter y Reagan. Respetado y admirado por ambos bandos, participó en la preparación de todos los encuentros de alto nivel entre los líderes de las dos naciones, desde el primero, que tuvo lugar en Ginebra en 1955, hasta el último, entre Gorbachov y Bush en 1990. Las memorias que presenta son una oportunidad inmejorable para comprender la compleja naturaleza de la historia soviético-norteamericana y una advertencia para no cometer los mismos errores que marcaron a la Guerra Fría; EL GRAN TABLERO MUNDIAL por Zbigniew Brzezinski, un aspecto central de la obra es su análisis del ejercicio del poder en la masa continental euroasiática, en la que se concentra la mayor parte de la población, de los recursos naturales y de la actividad económica del planeta. Con una extensión que abarca desde Portugal al Estrecho de Bering, desde Laponia a Malasia, Eurasia es el “gran tablero” en el que los Estados Unidos deberán ratificar y defender su supremacía en los próximos años, enfrentándose a la tarea de gestionar los conflictos y las relaciones en Europa, Asia y Oriente Medio, evitando el surgimiento de una superpotencia rival que amenace sus intereses y su bienestar, y clarificando el mapa de las ramificaciones estratégicas de esas nuevas realidades geopolíticas: ¿por qué Francia y Alemania están destinadas a desempeñar papeles fundamentales mientras que Gran Bretaña y Japón no?,¿por qué el hecho de considerar a China como una amenaza podría convertirse en una profecía autocumplida?, etc. Con sus originales y sorprendentes conclusiones, Brzezinski da un espectacular vuelco a las ideas preconcebidas sobre el tema y sienta las bases de una nueva y estimulante concepción del papel de los Estados Unidos en el mundo futuro.

@J__Benavides

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