Haití, el país más pobre de América, está acostumbrado a vivir en crisis. Cuando no son los desastres naturales –como los terremotos o los huracanes–, es la economía, la política o la corrupción. Como en la coyuntura actual, luego de que la Contraloría determinó que durante los 11 años en los que Venezuela le ha suministrado petróleo en condiciones muy favorables bajo el programa Petrocaribe, se han perdido al menos 2 millardos de dólares, y uno de los señalados es el presidente Jovenel Moise.
Esto ha ocasionado violentos brotes de protestas desde hace seis meses, que se han intensificado en las últimas semanas y en los que, según analistas, hay un claro interés de sectores políticos en tumbar al mandatario.
Moise, empresario vinculado a actividades agrícolas y a quien le gusta que le digan el ‘hombre de las bananas’, pues ese negocio es el más exitoso que ha emprendido, fue acusado de recibir varios millones de dólares de Petrocaribe a través de su empresa, Agritrans, para varios proyectos sociales que no ha ejecutado, pero la situación actual también tiene que ver con la falta de atención e inversión a una región afectada por huracanes que golpearon el territorio en 2018.
El programa Petrocaribe fue creado a mediados de 2005 por el entonces presidente venezolano Hugo Chávez, para ofrecerles petróleo a pequeños países de Centroamérica y el Caribe a precios subsidiados, con créditos tan blandos y sin intermediarios que la comercialización que esos amigos hacen con ese crudo les deje jugosas ganancias.
Eran otros tiempos. En 2005, cuando se creó Petrocaribe, Venezuela producía 2,5 millones de barriles diarios y Chávez se daba el lujo de dar crudo en ganga. En la actualidad, la cifra de producción diaria del país es de 741.000 barriles, y en rápida caída.
De esa manera, desde ese año Venezuela ha tenido en diferentes organismos internacionales votos incondicionales de países que apoyan sus iniciativas o bloquean los intentos de castigo o de rechazo a sus políticas, que en materia social o de derechos humanos cometen sus autoridades.
Eduardo Gamarra, especialista en política latinoamericana y profesor de la Universidad Internacional de Florida, le dijo a El Tiempo que el programa Petrocaribe financió “desde 2008 a Haití y llegó a tener una importancia muy grande, más que toda la ayuda de la comunidad internacional en su conjunto”.
El académico considera que los recursos que el país caribeño ha obtenido, alrededor de 600 millones de dólares al año, le permitieron hacer inversión social, y en el caso del terremoto de 2010, que ocasionó 316.000 muertes, fueron vitales, y más cuando nunca se concretó la prometida ayuda internacional por 11 millardos de dólares.
Lo del desvío de dinero del programa venezolano, en el caso haitiano, es otra cosa. Justamente, lo que reveló recientemente la Contraloría de ese país.
Y es que el gobierno chavista diseñó ese programa de ayuda y solidaridad a sus amigos políticos sin condiciones de transparencia, motivo por el cual “los gobiernos de René Préval, Michel Martelly y Jovenel Moise hicieron uso discrecional de los recursos y no han rendido cuentas”, asegura Gamarra.
Adicionalmente, en ese país caribeño es tradicional la “volatilidad social, una clase política depredadora e instituciones débiles que, sumada a la caída de los recursos, tiene en una situación complicada al presidente”, dice el académico.
Pero, además, hay dos elementos graves que configuran el mapa crítico de Haití: la alta dependencia de la ayuda internacional, pues prácticamente todas las ONG del mundo tienen presencia en el país –tanto que muchos lo llaman el ‘país de las ONG’, y, como dice Gamarra, “al resto del mundo le importa poco lo que pasa allí”.
Un tema estructural
Los problemas señalados, con los que conviven los 11 millones de haitianos, se han convertido en una especie de círculo vicioso, pues al tener una débil economía basada en más de 50% en la agricultura de subsistencia, “las ayudas no son puntuales sino estructurales, por lo que hay una masa importante de la población que vive única y exclusivamente de esa ayuda”, le dice a este diario Carlos Malamud, analista principal para América Latina del Real Instituto Elcano, de España.
El investigador considera que la debilidad institucional, la falta de una sociedad civil que aporte soluciones, una economía poco eficaz, la corrupción y el narcotráfico explican por qué el país está así. Añade: “Moise puede caer o salvarse; todo dependerá de su capacidad de desactivar la crisis y hacer que la presión social amaine, pero con hechos creíbles”.
“Chávez logró más influencia que EE UU”
“Con Petrocaribe, el entonces presidente venezolano Hugo Chávez logró tener más influencia y lealtades que Estados Unidos, con lo que redujo la importancia del que consideraba ‘el imperio’ ”, le dijo a El Tiempo Adam Isacsson, experto de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos.
El analista dice que “Venezuela gastó muchos millones de dólares en una apuesta que le hizo ganar una fuerte influencia, y eso se vio en la OEA, pues nunca se pudo actuar contra ese país por el voto de sus socios políticos”.
Isacsson considera que Petrocaribe no es un programa transparente, pues se presta para la corrupción. “Se vio claramente en Nicaragua, El Salvador y en Haití”, y se pregunta “qué puede estar pasando ahora, porque sabemos que a Cuba sigue llegando petróleo, pero debe haber bajado por la caída de la producción venezolana”.
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