Efectos Internacionales
A más de 10 días de la realización de las elecciones presidenciales que han fracasado en la tarea principal de traer paz y normalidad a la sociedad venezolana a objeto de asegurar su bienestar socioeconómico, como bien señaló el presidente de Brasil en sus importantes observaciones, sobre la necesidad imperiosa de realizar un evento comicial transparente y verificable, que traería como consecuencia el retorno de millones de emigrantes de todas partes del mundo, especialmente de los vecinos países suramericanos, lo cual al día de hoy, muy al contrario de lo esperado, amenaza con ser otro capítulo de la crisis política nacional y regional sin un fin a la vista a corto plazo.
Es un hecho inevitable para el gobierno nacional que el caso de Venezuela será un tema central de la campaña electoral estadounidense y ambos candidatos van a competir por ofrecer las medidas más contundentes contra el gobierno nacional en su sentido más amplio, con la diferencia de que Kamala Harris, por ser candidata de gobierno, se verá obligada a instrumentar en tiempo presente lo que señale como castigo político.
Por ello, las nuevas sanciones pueden apuntar contra instituciones enteras del Estado en vez de empresas públicas puntuales, por lo cual no sorprendería que se sancione al Poder Ciudadano, al Poder Electoral, además de cuerpos de seguridad y defensa, ya sea que tengan o no responsabilidad alguna sobre el crispado ambiente político nacional actual.
Para quien no entienda cómo es esto, se explica fácil:
Congelación de cuentas bancarias, prohibición de entrada y persecución de amigos, conocidos y familiares de las personas pertenecientes a dichas instituciones que vivan en esos países, por parte de sus órganos de seguridad.
Estos inconvenientes son muy graves en momentos en que prácticamente toda familia en Venezuela tiene un porcentaje importante de sus integrantes viviendo en el exterior, con el detalle de que la inmensa mayoría de ellos vive en países cuyos gobiernos apoyaron a Juan Guaidó y ahora con casi seguridad apoyarán a Edmundo González Urrutia en esta coyuntura actual, ya que lo cierto es que un porcentaje muy bajo de venezolanos viven en las 46 naciones cuyos gobiernos han reconocido la victoria electoral de Nicolás Maduro.
Por la misma razón, semejantes medidas de condena colectiva pueden llevar a la renuncia de miles de funcionarios al servicio del Estado para evitar estas condenas, especialmente cuando reciben unos sueldos paupérrimos que son realmente simbólicos en muchos casos, como ocurre en el sector educativo, por lo cual la reducción de la economía nacional de la última década, que perdió 70% de su tamaño, sería mucho mayor ante la fuga de científicos, técnicos, gerentes, personal especializado y en fin, todo aquel que desea conocer los países que tienen conflictos políticos con el gobierno nacional, bien sea por turismo o por conocer a sus nietos o ver a sus familiares.
Continuar con la crisis política nacional es exponernos a una ola de sanciones mucho peores a las del pasado y hacer pagar un costo político muy elevado a los gobiernos de Lula y Petro, que han defendido en todo lo posible al gobierno de Maduro, teniendo que hacer una salvedad política muy importante en ambos casos.
En la inmensa mayoría de los países que han reconocido el triunfo electoral de Nicolás Maduro no existe una opinión publica libre ni prensa independiente, por lo cual no tiene efecto político alguno esta decisión, como sí la tiene en los países democráticos, donde los partidos socialistas que apoyan al gobierno nacional, de Europa y América, tienen que soportar los ataques inclementes de la prensa, los defensores de derechos humanos y de las grandes empresas tecnológicas que también están en conflicto con el gobierno de Venezuela, al punto de tal vez unir a enemigos personales como Zuckerberg (dueño de Facebook, Instagram) y Musk (dueño de X) en un frente común.
No tengo duda de que esta presión llevó a la radicalización del discurso de la clase política de Chile, lo que ha unido a su presidente Boric con la máxima líder generacional del Partido Comunista C. Vallejo, quien fue más lejos al comparar abiertamente a Maduro con Pinochet, rompiendo una relación política de décadas, sin la cual no se entiende incluso la llegada del actual gobierno chileno al poder.
El costo político interno y externo para Brasil y Colombia va a ser muy elevado políticamente para ambos presidentes y casi con seguridad, puede llevar incluso a la perdida de la influencia y prestigio alcanzado personalmente, pues las críticas y condenas van a ser muy duras y van a llevar a la próxima administración estadounidense a confrontar con ambos gobiernos en todos los foros internacionales, esperando sus procesos electorales presidenciales para intervenir en forma indirecta. Este es el precio a pagar por el apoyo al actual gobierno nacional que puede ser muy alto para los dirigentes de izquierda de sus partidos, pero que serían un gran apoyo para políticos como Bolsonaro y Alvaro Uribe, que serían los factores políticos internos a considerar por parte de los demás países occidentales, no olvidando que el gobierno de Milei tendría una excusa para atacar todos los días al gobierno de Brasil y poder justificar una salida del Mercosur, dando al traste con el mecanismo de integración regional más exitoso a nivel regional.
El gobierno de México se salva de sufrir estas consecuencias, debido a la elección reciente de su nueva presidenta antes de las elecciones presidenciales del 28J en Venezuela, pero no deben abusar de su posición principista de usar el argumento de la No Intervención en asuntos internos de otras naciones, para defender el gobierno de Maduro, de la misma forma forma como defienden al gobierno de Cuba de Díaz-Canel, puesto que el costo político, puede salir a final, salir cobrado en forma indirecta, a través de sanciones a empresarios y empresas mexicanas relacionadas con Venezuela.
En este conflicto geopolítico, los países del Caribe, que han apoyado a los gobiernos revolucionarios en reciprocidad con la inmensa ayuda financiera y material que han recibido desde 1999, tienen por primera la posibilidad real de ser objeto de sanciones contundentes por parte del gobierno estadounidense, especialmente en el caso de una segunda administración Trump, que podría ser muy agresiva en materia comercial y financiera con los gobiernos hostiles a su política exterior.
En fin, se aproxima un huracán de sanciones contundentes si no se resuelve por la vía política la actual crisis política.
Todos los empresarios de Venezuela y también aquellos que desean invertir en Venezuela, van a tener que pensar muy bien cómo manejar sus inversiones actuales y futuras en un ambiente de persecución global, como el que practica contra el comercio internacional de la Federación Rusa, después de la invasión de Ucrania, por lo cual seguramente muchos funcionarios gubernamentales, seguramente deben estar vendiendo sus bienes inmuebles y traspasando sus recursos financieros desde la Unión Europea, Estados Unidos y otros países de gobiernos hostiles a los países de gobiernos favorables al actual gobierno como la Federación Rusa, República Popular Democrática Corea (Corea del Norte), Bolivia, República Árabe Siria, Cuba, Nicaragua o los países del Golfo Pérsico, con el grave peligro de que suelen alinearse con Estados Unidos, cuando este gobierno «saca los dientes», lo cual no es mucha garantía para proteger sus bienes.
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