Los neototalitarismos destruyen los países y continentes ante la abyecta mirada de «democracias», las cuales inundadas en una anomia política, solo se resignan a ver morir a los pueblos en su historia y en sus tejidos sociales, viendo como la pobreza, la migración y las violaciones de derechos humanos recaen sobre hombres, mujeres y niños, sin más justificación que la saciedad del poder de unos pocos.
Los neototalitarismos destruyen los países y continentes, y nos llevan a guerras internas y externas, sean militares, políticas o sociales, donde solo los «baños de sangre» son los testigos de las desgracias que dejan el dolor y el sufrimiento de miles y miles que solo deseaban libertad y democracia.
Los neototalitarismos destruyen los países y continentes porque solo demuestran que ellos serían «invencibles» en sus acciones de imponer por las malas sus designios sobre las mayorías que se niegan a tenerlos como ejes de poder sobre sus vidas, imponiendo cárcel, persecuciones y torturas a quienes jamás avalarían el dolor de su gente y su pueblo.
Los neototalitarismos destruyen los países y continentes arrasando con todas las riquezas naturales de las naciones. Sus aliados son aquellos que también tienen en sus «hojas de vida», el cómo se mantienen en el poder arrodillando y asesinando a sus opositores, desatando la barbarie y la protervidad de sus acciones ante inocentes víctimas.
Los neototalitarismos destruyen los países y continentes pisoteando cualquier Constitución y sus leyes, porque éstas solo son simbolismos ante la voluntad de la cúpula de un poder, que se distribuyen sus «acciones» en aparentes astracanadas de «legalidad», cuyos libretos solo son vacuidad jurídica, pero si de mucho dolor histórico.
Los neototalitarismos destruyen los países y continentes, conforme fue en Suramérica la liberación que grandes como Simón Bolívar y José de San Martín dieron a nuestras naciones, o Francisco Morazán levantaron las banderas de la libertad en Centroamérica, es decir, los neototalitarios no aman la historia de Independencia, las aniquilan porque ellos destilan el odio contra la libertad de pensamiento, y el amor de los pueblos por esas libertades.
Los neototalitarismos destruyen los países y continentes, sobre la base de artilugios y monocromías semánticas. Sus discursos son bazofia ideológica que acaban con la educación de cada país, y la reducen a su mínimo nivel de significado, porque saben perfectamente que la auténtica existencia de los ciudadanos está en la educación con autonomía del pensar, y con sentimientos de orientación hacia el bien y la justicia.
Los neototalitarismos destruyen los países y continentes, cuando enarbolan sus excrementos ideológicos, con una protervidad que lleva a las sociedades al ilotismo, y en donde nadie puede oponerse ante los designios de los usurpadores del poder. Sus vitrinas las demuestran con presos políticos, y con el control de todas las instituciones, y sus fríos, pero malévolos discursos en afirmar que ellos tienen todo el poder contra lo que sea, y contra quien sea.
Los neototalitarismos destruyen los países y continentes, mientras un mundo lleno de contrariedades y escasas ideas piensa que esos son grupos circunstanciales de una historia que «tarde o temprano» saldrán del poder «por fuerza de sus pueblos», y mientras tanto esos mismos pueblos son socavados en sus luchas, cuando al final, solo les queda la resignación, porque hasta las fuerzas para luchar han sido convertidas en rescoldos.
Los neototalitarismos destruyen los países y continentes, y dentro de tanto dolor, son esos pueblos los que quedan marcados, estigmatizados y hasta señalados como «criminales» por luchar por los espacios de volver a encontrar los caminos de la esperanza y los sentidos del amor.
Los neototalitarismos destruyen los países y continentes, y mientras esa maldad avanza en los subrepticios esquemas de un poder, los pueblos que son atizados por tantas y tantas injusticias, aunque no se rindan, son llevados hacia la (auto)destrucción y su muerte.
@vivassantanaj_
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