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La inmigración, el talón de Aquiles de Kamala Harris

Por El Debate
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A la mujer con más poder del mundo las olas migratorias le han afectado sobremanera en su mandato. Hasta el punto que tuvo que trasladarse a México para ver en junio de hace tres años a Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el presidente de la nación hermana.

Aquella cita diplomática consiguió blanquear la imagen de AMLO. Aunque el mandatario mexicano, de origen español, también sufrió un lapsus parecido al de Biden con Zelenski cuando se dirigió a él como Putin, en la pasada cumbre de la OTAN.

El político mexicano, en el momento de estrecharle la mano a la vicepresidenta estadounidense, a la que aupó al cargo de «presidente». No obstante la sempiterna sonrisa de Kamala Harris no se inmutó.

Debido a que a la política le interesaba mantener una buena relación con el presidente hispanoamericano. Un rol diplomático complejo que es el mismo que Barack Obama otorgó en su momento a Biden para que digiriera la inmigración. Como se puede comprobar, un tema clave que lo suelen «pagar» con una candidatura presidencial.

Tras México, Harris también visitó Guatemala donde les dedicó mensaje lacerante a los viajeros inmigrantes que se aventuraran a cruzar la peligrosa frontera: «No vengan más a EE UU; los devolveremos».

La paradoja es que la demócrata copiaba los mensajes agresivos de Trump para crear un muro imaginario que detuviera, o por lo menos menguara, las olas migratorias.

Una táctica que le funcionó al expresidente y que ha pretendido retomar, en su versión algo más mesurada, Kamala. Pero, los récords han proseguido uno tras otro con picos a finales de año «en un aumento sin precedentes».

Tanto que desde los puestos fronterizos, como de los albergues para migrantes, narran a este periódico que el hacinamiento es insostenible.

En aquella época, México y Guatemala eran clave en los esfuerzos del gobierno estadounidense para frenar el arribo de migrantes a su país. Metidos en este desbordamiento considerable destacan los centroamericanos.

Sobre todo desde Guatemala, Honduras y El Salvador, denominados el Triángulo Norte. Desde hace meses que cubanos, venezolanos y haitianos copan los caminos.

Hay que incluir a los mexicanos, que ante la pobreza y la inseguridad, eligen travesías más arriesgadas en su huida. En épocas mejores, elegían más el coche para alcanzar el sueño americano.

Porque comparten una frontera de más de 3.000l kilómetros que se ha convertido en la más transitada -tanto de personas documentadas como ilegales- del mundo. Además, de la más peligrosa.

Esta línea terrestre de más de 3.000 kilómetros, también ofrece un pantagruélico acuerdo económico que les une: Estados Unidos es el primer inversionista de México y los mexicanos aportan más de 300.000 millones de dólares a los sacas estadounidenses.

Sin embargo, más que la economía, el presidente Joe Biden le asignó la tarea más ingrata: la inmigración. Por esta razón, Kamala ahora debe reestructurar su imagen para que los republicanos dejen de atacarla con una hiriente denominación: «La zar de la inmigración».

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