Un equipo de arqueólogos ha descubierto los secretos de una ciudad bíblica que se encontraba dentro de la conocida como «Tierra Prometida» donde los israelitas se establecieron después de que Moisés los sacara de Egipto. La Autoridad Israelí de Antigüedades ha dado ha conocer sus últimos hallazgos en Zanoah, mencionada en el Antiguo Testamento, que revelan muros de piedra, cerámica y otros artefactos que datan de hace más de 3.200 años.
La Biblia afirma que los israelitas llegaron a la Tierra Prometida, también conocida como Canaán, en torno a 1406 o 1407 a.C. tras vagar 40 años por el desierto. Ahora, los expertos podrían tener pruebas físicas que apoyen este relato bíblico de Moisés. Entre los objetos hallados se encuentra un asa de tinaja rota en la que aparecía el nombre de un rey descrito en la Biblia, lo que aporta más información a la historia del Éxodo y posteriores libros como el de Josué donde se menciona la ciudad de Zanoah
¿Cuáles fueron las pruebas sobre Moisés que encontraron?
En 2019, los investigadores empezaron las excavaciones en la zona, pero no dieron a conocer sus hallazgos hasta este año. El equipo descubrió muros formados con hileras de grandes rocas blancas, que creían que eran muros de contención de terrazas agrícolas utilizadas para crear zonas llanas para la siembra y para proteger el suelo más empinado de la erosión.
También se extrajeron del suelo cerámicas conservadas, una de ellas con un sello en el mango que decía «del Rey», para honrar el reinado del rey Ezequías en Judá en el año 701 a. C. La vida de Ezequías está descrita en el Libro de los Reyes, capítulos 18-20. En el Libro segundo de las Crónicas, se dice que el rey reabrió el Templo de Salomón, conocido como «el Primer Templo» y construido en el lugar donde Dios creó a Adán.
El paisaje estaba plagado de fragmentos de cerámica, de los que aproximadamente 20% databan de la época en que se dice que llegaron los israelitas tras 40 años de vagar por el desierto. El resto se fabricó a lo largo de los 900 años siguientes. Fragmento decorado de un cuenco cosmético de piedra caliza blanca.
Por otro lado, se encontraron otros artefactos como cuencos y jarras, una de las cuales tenía perforaciones que hacen pensar que podría haber sido utilizado como linterna. También se descubrieron objetos de metal.
Sin embargo, los investigadores no especificaron cuándo fueron fabricados, sólo que se trataba de joyas de bronce, como un fragmento de anillo y un pendiente. Otros restos encontrados incluyen herramientas de hierro, clavos de varios tamaños y tiras de bronce utilizadas para soldar hierro.
«Si bien es probable que algunos de los hallazgos se originaran en las ruinas y luego fueran arrastrados pendiente abajo a lo largo de los años, la mayoría de los hallazgos, especialmente aquellos que datan del período bizantino temprano, se relacionan con actividades agrícolas realizadas en las laderas de la colina», dijeron los investigadores. El gran número de hallazgos indica la importancia del yacimiento «y pone de relieve [su] significado potencial», concluyeron.
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