Enrique Márquez es candidato presidencial por el partido Centrados. Opositor, no es un recién llegado, se mantiene en carrera y esperanzado en el cambio, a pesar de que reconoce que está lejos en el pelotón, y que dos de los candidatos, Edmundo González y Nicolás Maduro, están bastante distanciados del resto.
“La carrera está en pleno desarrollo, estamos en la recta final, hay un pelotón en el cual me encuentro y hay un par de candidatos que están despegados”, señaló.
“Yo no confío en lo que el gobierno pueda hacer en lo que queda y prefiero quedarme precisamente en función de poder ser una herramienta posible para enfrentar lo que falta de esta campaña, como parte de la oposición, sin convertirme en un obstáculo para el cambio”, indicó.
Explicó en conversación con El Nacional, vía Google Meet, que, aunque está muy clara cuál es la intención de voto del venezolano en este momento hace un trabajo que es útil para el país y para la oposición, por lo que continúa en la campaña “haciendo el trabajo de un opositor que busca consolidar el proceso de cambio”.
“Si en algún momento tengo que tomar una decisión, la tomaré; y si en algún momento tengo que recibir apoyo, lo recibiré”, agregó.
Su posición estratégica y ponderada se entiende debido a la posibilidad de que se suspenda la tarjeta de la Mesa de la Unidad Democrática, basándose en una sentencia del Tribunal Supremo de Justicia que invalidó a la agrupación, y quede sin asidero legal la candidatura de Edmundo González.
Márquez, que en su última gestión pública fue rector principal del Consejo Nacional Electoral (CNE), antes fue dirigente de La Causa R y Un Nuevo Tiempo. Es ingeniero eléctrico egresado de la Universidad del Zulia. Fue diputado a la Asamblea Nacional, elegido en los comicios de 2010 y 2015.
¿Habrá un cambio en el país después de las elecciones presidenciales?
—¿Ha tenido acercamientos con la Plataforma Unitaria?
—Recuerda que yo vengo de allí. Yo soy fundador de la Mesa de la Unidad Democrática en 2008. Desde 2008 a 2015 trabajamos muy duro. En ese tiempo era presidente de Un Nuevo Tiempo, uno de los partidos más grandes de la plataforma. En ese tiempo acumulamos fuerza para llegar en el 2015 a dominar la Asamblea Nacional. Es decir que es difícil que no conozca a los que militan en la Plataforma Unitaria. Por supuesto que tengo relaciones con ellos, con los partidos, con Vente Venezuela, con todos. Tengo relaciones fluidas y, por supuesto, conversaciones para ver la situación del país y poder construir entre todos una solución. También tengo conversaciones con una parte del chavismo. Precisamente mi planteamiento político es la construcción de una nueva centralidad alrededor de la gente y eso implica poder convocar a diversos sectores de un lado y de otro para poder empujar al país de manera definitiva.
—Y con los otros opositores, Luis Eduardo Martínez, Antonio Ecarri, … ¿ha tenido conversaciones con ellos?
—Yo creo que cada uno es un caso diferente. Yo no los agruparía en ningún subconjunto y tampoco los maltrataría con ningún adjetivo. Son personas que eligieron su camino en la política y tendrán sus frutos en función de cómo lo hayan hecho. En este caso, sí tengo y he mantenido conversaciones con todos. Recuerda que mi pasantía de dos años por el CNE me obligó, para cumplir con mis funciones, a estar en contacto con todos los sectores. Habría que ver cuándo comenzó a partirse la oposición, que tuvo que ver mucho con las decisiones de la MUD en el año 2018 de irse a la abstención. Allí comenzó una grieta. Yo, particularmente rompí ese año con la MUD porque consideré que la abstención no era una solución. Parece tonto que continúe una división que fue originada por la abstención, que hoy está exorcizada. Yo abogo por la unidad nacional.
Las coincidencias con Edmundo González
—¿Cree que se pueda dar el entendimiento entre los factores opositores en este mismo proceso?
—Yo creo que es muy difícil en este mismo proceso porque ha pasado mucho agua bajo el puente y habría que hacer un gran ejercicio de desprendimiento que no encuentro en muchos sectores. No lo veo factible en este proceso, pero sí después porque va a hacer ultranecesario construir una unidad nacional. Eso implica unir los pedazos que tengan que ser unidos de la oposición y también convocar a sectores importantes que han estado en el chavismo, que han soportado todo este proceso durante estos años para poder desarrollar las verdaderas posibilidades del país.
—¿Coincide con lo que dice Edmundo González?
—Sí, claro, yo he escuchado los planteamientos que ha hecho y me parecen interesantes, y espero como venezolano que en un hipótetico gobierno de Edmundo González él pudiera desarrollar esa línea porque es la que conviene al país, es la que siempre debimos tomar. Yo era partidario, por ejemplo, en 2016, cuando la Asamblea Nacional quedó en manos de una mayoría aplastante de la oposición, que tendiéramos puentes para hacer la paz en el país. Eso no fue posible porque ambos bandos, gobierno y oposición, no pudieron construir los puentes. Fue una oportunidad. Espero que en este 2024 no volvamos a perder la oportunidad y que los políticos nos esforcemos en poder construir el país juntos.
El chavismo parece no querer cambio sino que azuza el conflicto
—Usted habla de unir y de tender puentes, pero del lado del chavismo parece más bien que lo que se quiere es azuzar el conflicto, crispar al país.
—Lo que hace Maduro es desesperación, aunque él siempre ha insultado. Es un mal presidente, no une al país sino que divide, por eso es que no puede seguir en el poder. Fue un error obsequiarle los últimos seis años. Ahora hay que hacer el máximo esfuerzo por desalojarlo del poder porque en sus manos el país no va a unirse nunca. No sirve como presidente. Si yo gobierno no voy a seguir con esos mismos parámetros, voy a llamar a la tolerancia e incluso a él lo voy a respetar, como lo he tratado siempre.
—¿Cómo ve las últimas semanas? ¿Cree que podemos llegar a unas elecciones libres y competitivas?
—Ya no son unas elecciones libres. Aquí han pasado demasiadas cosas. Eso ha sido un viacrucis. Lejos de lo que muchos piensan, y sin desmerecer ningún liderazgo, yo debo decir que el gran líder del proceso es el pueblo venezolano que tomó la opción del cambio, y el cambio por el voto. Hay un aprendizaje importante, solo con el voto podemos cambiar un gobierno como este. Ya eso es un avance increíble. Por eso el pueblo ha aguantado el viacrucis de un gobierno abusador, que viola la reglas del juego. Yo preveo que el viacrucis continuará hasta el 28 de julio y que tenemos que estar preparados para enfrentar diversas situaciones que se puedan generar. Le hago un llamado al presidente de la República para que se relaje y entienda que todo tiene su final. Él no puede eternizarse cuando el pueblo ya no lo quiere en Miraflores.
—¿Hay esperanzas de un concurso activo de la comunidad internacional?
—Yo percibo que la comunidad internacional está expectante desde la distancia. Yo creo que el mundo ha dejado de entender lo que ocurre en Venezuela. Me refiero no al gobierno, que es archiconocido, sino al pueblo venezolano. Veo a una comunidad internacional confundida en el papel que tiene que jugar. El pueblo va a tomar su decisión, independientemente de lo que opinen los norteamericanos o los europeos, los brasileños o los colombianos. Es un tema que vamos a resolver nosotros.
—¿Y sobre el CNE qué puede decir?
—Yo percibo que el CNE, a pesar de que está muy desbalanceado y silente frente a las cosas que deberían estarse trabajando públicamente, poco puede hacer en contra de la voluntad popular. No es fácil violar el sistema automatizado de votación, escrutinio, transmisión de datos y totalización. Es un sistema robusto y vamos a tener testigos allí. Lo que debemos hacer es pedirle al pueblo que vote con confianza porque la oposición está en capacidad de cuidar el voto y de impedir que se incurra en arbitrariedades.
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