La líder del partido de extrema derecha Marine Le Pen ha dado dos golpes mortales a las organizaciones de izquierda y de centro izquierda al obtener sendas victorias en las legislativas europeas y en las recientes elecciones en Francia para determinar quién liderará el Congreso acaba de imponerse el Partido Comunista y el resto de la izquierda alentados por Emmanuel Macron, colocando a Jean-Luc Mélenchon como la primera opción derrotando a Marine Le Pen. Esa jugada del presidente Emmanuel Macron, quien había perdido dos elecciones legislativas con Marine, deja a Francia pendiendo de los extremos peligrosamente.
¿Qué significado tiene esto para Francia y para el mundo? Para nadie es un secreto que en distintas partes del planeta la denominada “derecha” ha logrado superar a sus adversarios, lo que implica un despertar en el nacionalismo, el conservadurismo y la ausencia de la diplomacia y las buenas maneras para solucionar los problemas o conflictos que amenazan con un enfrentamiento global entre las dos corrientes más importantes del pensamiento moderno (izquierda y derecha) en sus diversas acepciones. Así que Francia decidió que era mejor la extrema derecha que la extrema izquierda en la batalla por el control total.
En lo inmediato el Partido Comunista impedirá con su mayoría que Francia continúe apoyando a Ucrania y este resultado favorecería a Vladimir Putin y a los enemigos de la libertad. Si a eso sumamos que en Irán triunfó el centro reformista hay que concluir que aún el mundo no se ha aquietado y las batallas continuarán.
Ya Italia había decidido dar un paso al frente, y después de muchos años al frente del gobierno la izquierda sufrió una derrota ante el liderazgo conservador, firme y decidido de Giorgia Meloni, quien posteriormente arrasa en las legislativas para escoger los diputados que representarían a su país en el Parlamento Europeo.
Los temas casi siempre son los mismos: un rechazo a la agenda progre que pretende imponer una nueva concepción de los géneros que conforman la especie humana, los temas de migración y su inocultable pretensión de hacerse de mayoría musulmana en Europa, lo que los teóricos de la conspiración han llamado “la islamización de Europa para imponer el islam con la religión mundial”.
Y es que las demostraciones de violencia, permisividad o apoyo ante el derrumbe de valores y principios, y la grotesca corrupción de los líderes de la izquierda y especialmente los que ocupan posiciones de gobierno, han dejado la puerta abierta a liderazgos que sugieren una vuelta al pasado y un muro de contención a la ya cada vez más creciente confusión de roles y principios de los dos géneros aceptados desde la creación, veamos qué sucederá cuando se realicen las presidenciales. Aún hay mucho camino por recorrer y muchas cosas por sorprender.
El autor es abogado. Especialista en gobernabilidad y analista político
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