La característica más importante del ser humano es saber e investigar. Le es imposible ser estático en la búsqueda del conocimiento de algo, y sobre todo cuando se refiere a esa inquietante interrogación: ¿de dónde vengo, qué hago aquí y para dónde voy”. Y para poder comprender estas interrogantes ha inventado infinidad de dioses, y así darse una respuesta que su conciencia le exige y su consciencia le pide comprender. Nada tiene respuesta, son inefables. Todo está en la comprensión, y está más allá de lo físico. No obstante, nos esforzamos en ser cada día menos ignorantes y fortalecernos mejor. Conocernos a nosotros mismos. No podemos negar, que aparte de la meditación, la filosofía tiene un papel importantísimo en el progreso evolutivo del conocimiento del ser humano. La palabra “inefable” considero que ha sido manipulada más desde la razón que desde la “comprensión”. Cuando nos referimos a lo inefable, y de acuerdo con nuestro conocimiento, se refiere a lo “inexpresable, que no se puede decir”, como si fuera una prohibición. Más lejos de la realidad no pueden estar. Es de conocimiento de todos que nada en este plano es prohibido, solo algunos regímenes y religiones someten las mentes a la prohibición del razonamiento. Nada en el universo es prohibido, solo estamos sometidos a un velo que nos cubre y no nos deja ver la realidad y es por este motivo que vivimos maravillados de la fantasía iluminada del plano. Las instituciones iniciáticas y espirituales se han creado para poder apoyar con pautas y símbolos para que el ser humano, que coloca toda su voluntad de desprenderse y no tener apego, y así poder “abrir consciencia” y ver la realidad desde el fondo de su ser Superior. Todos venimos a este plano a correr el velo que nos cubre: aprendiendo lo “aprehendido”. Todo existe, solo tenemos que correr el velo. No es fácil, los escollos en el camino son muy fuertes: el fanatismo, la hipocresía, el poder, la ambición desmedida y el dogmatismo, solo tenemos que trascender todos estos agrego psicológicos, como lo dice el maestro Samael A. Weber. Es difícil porque cuando trasciendes uno siempre te sale otro, hasta que lo cubras todo con el “desapego”, y logrando ser “libres” se te abre un sendero lleno de luz en el camino. Por inefable entendemos por algo que no se puede expresar, pero no por incapacidad, es algo que no puede decirse, pero no por prohibición, sino por algo que está más allá de lo físico. Cuando no podemos expresar algo es porque no hay palabras para decirlo, ejemplo: cómo describirías a Dios, Ala, Krishna, Jehová, E.G.A.D.U., el amor, la bondad y algo más profundo, la Humildad. Si describes una divinidad, llegas al punto de colocarle características humanas, tales como que es justo, lleno de amor, bondadoso, etc. lo conviertes en antropomorfo y lo que haces es destruir su verdadera esencia. Me llama la atención el pasaje de la biblia, Éxodo 3:14 donde Moisés le pregunta a la Gran Energía Universal, cual es su nombre, y le responde: “Y Dios dijo a Moisés: *Yo soy el que soy. Así responderás a los hijos de Israel: Yo soy, me manda a vosotros*. Como comprendemos, no es que es prohibido nombrar el nombre de la Gran Energía Universal, simplemente no se conoce, por lo tanto no se nombra, solo se comprende dentro de nuestro ser. Es igual cuando nos referimos a la verdad, la cual está más allá de lo físico, y así no los demostró el maestro Jesús cuando estuvo ante Pilatos, Juan 18: 37-38, *”Le dijo entonces Piloto, luego, ¿té eres rey?, respondió el maestro Jesús: Tú dices que soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad; todo el que es de la verdad oye mi voz. Pilatos le dijo: ¿Y qué es la verdad?”*, No hubo respuesta. “Lo que es de la carne, carne es; lo que nace del espíritu, es espíritu,” Juan 3:6, inefable la respuesta. La palabra inefable escapa de la razón. Como hablar de lo que no puede decirse, que es lo que condiciona la palabra Inefable que sea no-diciéndose. Lo que no se puede expresar, queda en la comprensión, y no es susceptible de hacerse ver. Lo inefable es que no se puede expresar con palabras, es increíble, pero hay cosas que no las podemos expresar con palabras, si no con actitudes, como lo es sentirse feliz, en paz y lleno de amor. “La raíz ineffabilis está construida en tres secciones principales, in, fabri y bilis. Primero, el prefijo in-sirve como componente de negación. Por otro lado, la expresión fabri significa decir. Finalmente, el sufijo -bilis se refiere a la capacidad de. En resumen, los tres componentes estructuran el calificativo inefable, que significa “demasiado extraordinario para ser representado con palabras”. (Danna Gabriela Berdugo Martínez – filósofa). Lo inefable es como el punto de partida de todo pensamiento, de filosofar, de develar lo desconocido. El conocimiento devela, o corre el velo de la ignorancia. Nuestra búsqueda de la verdad es un sendero que se parte de la oscuridad del conocimiento hacia la luz de lo inefable. En una lectura, sin autor conocido, me gusto esta expresión sobre la palabra inefable: Es una palabra que se utiliza para describir algo que no se puede describir con palabras. Teología, es el estudio de Dios y las religiones, la palabra inefable se utiliza para expresar una experiencia intensa y profunda espiritual o divino. Es algo que esta más allá de lo físico, mas allá de la comprensión y la comunicación humana. La Masonería, tiene como objetivo: ser libres, abrir consciencia, el conocimiento “inefable” está contenido en sus “Símbolos” de los cuales extraemos el conocimiento por medio de la Comprensión, no por palabras, ni orales ni escritas. El simbolismo es la expresión de lo inefable. Lo que no podemos entender es porque el místico se empeña en hablar de lo que no puede comprender, incluso dice que es inexplicable, por lo tanto busca lo discursivo y lo dramático para dar a entenderla. No es fácil para ellos. Es para el ser humano, que vive preso en la razón, en el dogma, en la mente, comprender lo trascendente: hay que trascender todo esto para comprender. En conclusión, inefable es: “Un principio metafísico que determina la naturaleza de las cosas” (Donald Munro The Concept of Man in Early China, Stanford University Press, 1969).
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