Siguiendo lo dicho en mi más reciente artículo, habida cuenta de que el Consejo de Seguridad de la ONU puede -por “intervención humanitaria»- adoptar medidas aplicables a un país según sus circunstancias, no sería inconveniente para el gobierno de Venezuela aceptar la presencia de una misión de la ONU por varios meses desde junio de 2024, pues la razón primordial es el mantenimiento de la situación factual, en el sentido de evitar el rompimiento de la paz y garantizar la tranquilidad ciudadana.
Así puede realizarse el conteo manual de la votación, que ocupa un tiempo prolongado y hacerse además revisiones, auditorías y otros actos que normalmente se requieren en procesos electorales. La preferencia por el conteo manual en vez de la máquina tramposa se está imponiendo otra vez mundialmente.
Cuando el mecanismo de seguridad electoral de Estados Unidos fue traspasado por Rusia, de inmediato la nación norteamericana puso remedios y nueva legislación para castigar trampas en procesos electorales, pero no ha podido eliminarlas. Si eso ocurre en ese país, también ocurre en Venezuela.
Al aceptar el conteo manual y la presencia de la ONU, el gobierno abre la puerta, ipso facto, a un entendimiento supletorio del acuerdo de convivencia, en cuanto evite bloqueo y permita paseo. No es de esperar que esto ocasione un querrequerre en el Consejo de Seguridad, pues más bien puede prestarse para un toma y dame normal entre Estados Unidos y Rusia, además de otras ventajas obvias de carácter transaccional y transicional, agradables para quienes no estén en la puja liberatoria y queden liberados, que bien liberados serán.
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