Hasta el 2030 México va a necesitar inyectar en su industria energética un aproximado de 150.000 millones de dólares para reformar, modernizar y prácticamente reconstruir su sistema eléctrico que es casi obsoleto y que no recibió la atención en este último sexenio. Y si es que quiere estar marchando a nivel y exigencia de los nuevos paradigmas de la transición energética.
Veamos: como “punto de partida” de la industria energética podría ser la denominada nacionalización del sector (Adolfo López Mateos 1958/1964) que, dados los elementos de juicio posteriores, se podría afirmar que no fue la respuesta a una sociedad y economía en crecimiento; por ello es que, ante la falta de capacidad eléctrica, México abrió puertas a capitales privados. El presidente Enrique Peña Nieto (2013) instaló una reforma energética que hoy, una decena de años después, necesita un remozamiento general. En ese momento se crearon esquemas legales -en el marco ceñido de la carta constitucional- para permitir inversiones y capitales privados en la generación eléctrica. Obviamente con el advenimiento de esta última administración gubernamental se detuvo todo intento de estimular la presencia de capitales privados en la industria eléctrica; de manera que el Estado readquirió un monstruoso protagonismo en el sector. Ganó la ideología por sobre el mercado y perdió la gente y la industria. Menos inversiones en energía es menos crecimiento, menos trabajo y menos oportunidad.
Recientemente hubo elecciones presidenciales y creemos que es la oportunidad precisa para un cambio de rumbo en la agenda energética mexicana: la idea central es sacar la ideología de la energía y que Estado/empresas privadas garanticen suministro eléctrico a los ciudadanos.
Probablemente haga falta que en el Congreso haya una “pausa de debate ideológico” y se dé paso a un debate técnico para lograr definir una nueva Ley de Energía y Transición Energética, más allá de un simple programa y que se constituya en piedra angular de una nueva política energética hasta 2040.
Para construir esa política energética hace falta tomar en cuenta: algunos facts que todo latinoamericano puede observar sobre la economía mexicana, en relación a la energía:
- Hubo crecimiento de demanda eléctrica (3,5% en relación a 2022) y se prevé que esa demanda eléctrica va a escalar hasta 4% siempre y cuando se permita un estado de libertad y atracción de capitales a la industria (demandante de electricidad). En 2022 alcanzó la cifra de 333.662 GWh (ver Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional (Prodesen).
- La capacidad de generación eléctrica total de México está constituida por el siguiente mix sus fuentes de generación eléctrica (en 2023): Gas natural: 51,7%; Carbón: 14,8%; Hidroeléctrica: 19,4%; Eólica: 11,2%; Solar: 2,4%; Nucleares: 0,5% (Latin America Energy Outlook 2023 AIE).
- Considerando ese consumo y esa proyección la demanda debe ser satisfecha. Y el estado no es la mejor respuesta, deben participar de toda la cadena eléctrica los privados, con regulación clara y atractiva, para generar electricidad para poner a disposición del mercado: generación de energía que sea limpia (vale decir de fuente renovable: solar, eólica, principalmente), dado que actualmente esa generación está por debajo de las metas de México (De acuerdo con la Secretaría de Energía,2023) únicamente 24% de la generación eléctrica -incluyendo generación distribuida- fue limpia. Este porcentaje se encuentra definitivamente lejano del compromiso de lograr 35% del mix generado por fuente limpia (compromiso ante Acuerdo de París).
- Se debe atacar de frente el problema: falta de inversiones en generación eléctrica renovable. Y falta de inversiones en upgrade de la actual infraestructura eléctrica del país. Y atención al crecimiento de la electromovilidad: en 2022 se vendieron 51.065 vehículos eléctricos e híbridos, en 2023 ventas incrementaron casi 45% alcanzando 72.524 unidades; lo que demuestra el compromiso ciudadano por la transición energética y por colocar su granito de arena en ésta dinámica. Falta que el estado siga estimulando inversiones privadas en éste acápite.
Ante ese panorama, resumido de forma muy apretada sin considerar otros elementos de la industria energética como el petróleo y el mismo gas natural, sólo dedicándonos al sector eléctrico, me adscribo plenamente a los constantes reclamos de Coparmex (Confederación Patronal de la República Mexicana) que, adicionalmente, presentó interesante propuesta para revolucionar el sector energía: “Luz limpia para todos los mexicanos”.
Sencillamente no puede haber sociedad moderna, no pueden haber empresas y emprendimientos exitosos si no se tiene un sistema eléctrico confiable, de bajo costo de operación altamente competitiva con tecnología de punta.
Para ello se requiere un Estado que regule y permita inversiones privadas. El Estado no puede ser empresario, definitivamente.
Entonces, lo que necesita el país es; a) una ley que sea la piedra angular de una nueva política energética que permita nuevas inversiones en construcción de plantas de generación eléctrica solar, eólica y también termo eléctrica de gas (menos contaminantes y considerado elemento de transición de acuerdo a la Unión europea); b) inversiones privadas para nuevas construcciones, modernización y ampliación de redes de transmisión; c) nuevos sistemas para una mejor distribución de la electricidad en ciudades, pueblos, industrias, hogares y d) inversiones privadas para construir en el país centros de datos (de manera de hacer atractivo el país ofreciendo electricidad permanente, de suministro confiable a costo razonable porque que utilizan mucha energía) y continuar estimulando la electromovilidad.
Un par de datos adicionales que subrayo del constante reclamo de los emprendedores, empresarios e inversionistas en México y cuyos datos precisos están circulando en la red: empresas pierden hasta 3,5% de sus ventas debido a cortes de suministro eléctrico y por cada hora sin electricidad, se estima la pérdida de alrededor de 200 millones de dólares (según Consejo Nacional de la Industria Maquiladora y Manufacturera de Exportación de México). Esto es una barbaridad porque esas pérdidas las paga el ciudadano y finalmente el país porque se vuelve menos atractivo para instalar industrias. La industria, comercio, servicios y turismo necesidad electricidad eficiente, a bajo costo, de procedencia verde y con flujo permanente.
Obviamente habrá que fortalecer la Secretaría de Energía y a la CFE (comisión federal de Electricidad) hoy a cargo de un dirigente que está anclado en el pasado y que además es pro fósil (el propio cartonista lo Monero Rictus lo dibujó con exquisita precisión) CFE debe ser reformada para que sea como una empresa privada, aunque el accionista principal sea el estado; debe tener un Board of Directors de unas siete personas todas independientes al partido que ejerce el gobierno; y de entre esos siete designar un CEO presidente ejecutivo; vale decir que la principal empresa eléctrica del país sea conducida con todas las reglas de una corporación privada.
La nueva política energética, con su brazo ejecutor la Secretaría, debe estar atenta a apoyar en estimular la incorporación de inversiones en las siguientes áreas críticas; a) generación; b) transmisión; c) distribución; d) energía renovable; e) transición energética; f) hidrógeno verde. Todas éstas áreas van a requerir, por el sexenio que ya empieza, cerca de 150.000 millones de dólares.
Especial subrayado en relación a México que tiene proyectos de hidrógeno verde. Cuya Asociación Mexicana de Hidrógeno AMH2 identificó dos decenas de proyectos con inversiones superiores a 70.000 millones de dólares. (MexicoIndustry) (Radio Intereconomía). Son oportunidades que únicamente se van a poder ejecutar con participación de empresas y capitales privados.
Fuentes
«México necesita inversión privada para modernizar su sistema eléctrico»
«Reforma eléctrica mexicana e incumplimiento de Acuerdo de París»
«Corea del Sur apunta al futuro, México al pasado»
https://bitlysdowssl-aws.com/opinion/corea-del-sur-apunta-al-futuro-mexico-al-pasado/
@BorisSGomezU
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