Hablar de Venezuela es hablar de política. Nuestro país está tan politizado que hasta para escribir un artículo sobre cultura se tiene que dar un breve repaso por el contexto político. Es inevitable, desde la llegada de Chávez la política se fue metiendo en la mente de los venezolanos hasta el punto de que es tema de conversación en cualquier encuentro social. En esta oportunidad, el problema que vengo a plantear es la necesidad de espacios culturales en los medios de comunicación venezolanos. Espacios que se fueron perdiendo por el constante bombardeo de declaraciones políticas y noticias de sucesos, sobre todo relacionadas con la persecución de líderes opositores por parte del chavismo. ¿Ven que la política siempre está presente?
Érase una vez un país próspero donde se hacía periodismo con libertad. Los medios de comunicación podían vender ediciones impresas, contaban con sedes físicas y tenían enormes plantillas de periodistas que se especializaban en diversas áreas. La cultura tenía un espacio importante. El pionero fue El Nacional con su suplemento Papel Literario, el cual, a pesar de todos los obstáculos, se mantiene vivo en su versión online gracias al gran esfuerzo que hace su director, Nelson Rivera. Pero su caso es una excepción. Todo iba como en cualquier país normal hasta la llegada del chavismo al poder, el gran antagonista de esta historia, quienes empecinados en eliminar todo rasgo de oposición persiguieron a la prensa hasta llegar a lo que tenemos en el presente: medios con poco presupuesto, plantillas de hasta tres periodistas, algunos han eliminado hasta sus secciones de opinión y poco a poco han ido reduciendo sus espacios. El apartado de cultura es uno de los primeros que desapareció en la mayoría de los medios. En la actualidad, los medios están exiliados, con sus sedes expropiadas, censurados, sin antenas y sin poder generar ingresos con normalidad. Algo que cambió su forma de percibir ingresos y de mantener su calidad periodística, reduciendo su actividad económica a las noticias más escandalosas y en algunos casos amarillistas. Esa fue la victoria del chavismo, haber acabado con los medios de comunicación hasta reducirlos a lo que son hoy en día. El mayor trofeo, acabar con la iniciativa cultural que tanto poder tiene en la personalidad e identidad de un ser humano.
Sin embargo, decir que no existe espacio para los nuevos artistas sería mentir, todavía hay muchos medios que comparten las creaciones de los artistas: algunos por mérito y otros por ese negocio de relacionismo de medios tan enorme que existe en el mundo del periodismo venezolano. Un negocio que no filtra la calidad de los contenidos, solo cobra por mostrarlos al país, y eso no está mal, lo malo es que muchos medios no revisen lo que se publica y promueve. Aparte de Cusica y Letralia, no hay muchos medios especializados en la movida cultural. Menciono sólo a dos porque son los que conozco. Antes teníamos a Cochino Pop que era un medio con gran alcance y potencial, este dejó de sacar contenidos, ya no existe. Un caso similar fue Rock en Ñ, una producción independiente del Festival Nuevas Bandas donde se grababan acústicos con músicos nacionales.
Mi interés por que se promueva la cultura no es otro que el de darle una identidad al venezolano, en especial a los que fuera de Venezuela intentan conectar con sus raíces. Desde nuestros clásicos musicales y obras literarias de vieja data; hasta nuestras nuevas producciones culturales, son un pedacito de Venezuela necesario para forjar la identidad. Para hacerlo más digerible, la tarea es sembrar cultura para cosechar identidad. Algo fundamental en un país fragmentado por colores, partidos políticos, y ahora dividido entre los que salen y los que se quedan.
Comprendo que es costoso mantener un medio de comunicación en un país como el nuestro, y que un artista nuevo jamás generará más dinero que publicar una noticia sobre una modelo que posó en poca ropa en una revista europea. Pero es necesario que nos pongamos a pensar en la falta que hace renovar a nuestros referentes culturales, abrir nuevos espacios para quienes tengan talento, crear potenciales aportes a nuestra cultura y sobre todo, filtrar el contenido con base en su calidad. En Venezuela hay mucho talento, es penoso que se hable más sobre nuestros artistas en el extranjero antes que en la prensa nacional y local. También que no se les reseñe lo suficiente como para dar a conocer sus trabajos.
Sembremos cultura para cosechar identidad.
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