La película En las profundidades del Sena se encuentra entre las más vistas del mundo en la plataforma de streaming de Netflix desde que se puso en línea la semana pasada. La producción se estrenó el 5 de junio y muestra a un tiburón gigante como protagonista de una amenaza mortal en el tradicional río de la capital francesa. Para evitar una catástrofe, la científica Sophia tiene que enfrentarse a tragedias de su propio pasado.
El largometraje, dirigido por el cineasta francés Xavier Gens, está repleto de escenas de acción, explosiones e inmersiones en el corazón de París. Las escenas muestran cómo el animal se reproduce en las profundidades.
Ambientada en el verano de 2024, la trama se desarrolla durante lo que en la ficción se describe como el Campeonato del Mundo de Triatlón del Sena. En una trama que parece muy actual, la bestia amenaza a los competidores de la carrera acuática que se celebrará en las aguas del famoso río francés, obligando a las autoridades a una lucha contrarreloj.
La actriz Bérénice Bejo, ganadora del Oscar a la mejor actriz de reparto en 2012 por la película The Artist, interpreta el papel de una científica que se enfrenta a una nueva especie de tiburón amenazador. Debe encontrar la manera de neutralizar al animal y garantizar la seguridad de los competidores y espectadores del evento, al tiempo que lidia con la incredulidad de las autoridades y el pánico de los residentes de París.
Estreno en vísperas de los Juegos de París 2024
A medida que se acercan las pruebas de triatlón y natación en aguas abiertas en el río Sena de los Juegos de París 2024 en julio, cualquier parecido entre la película y el certamen parisino es pura coincidencia. La producción de Netflix se basa únicamente en la ficción. Hasta la fecha no se ha registrado ningún avistamiento de tiburones en el río Sena, asegura Sébastien Brosse, investigador del Centro Nacional de Investigación Científica francés (CNRS) y profesor de biología animal, en una entrevista con el diario Le Monde.
La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, ha prometido bañarse en el Sena y espera que su zambullida convenza a los parisinos escépticos sobre la calidad del agua. Sin embargo, en vísperas de las competencias olímpicas en París, sigue habiendo preocupación por la calidad del agua, sobre todo en caso de fuertes lluvias, pero no por la presencia de animales, y menos aún de animales de ese tamaño.
En la práctica, hay muchos más riesgos para los atletas de contraer enfermedades por la contaminación del agua, como temen algunos nadadores en vísperas de los juegos. La atleta brasileña Ana Marcela Cunha fue una de las que cuestionó la organización del maratón acuático allí, afirmando que «el Sena no está hecho para nadar».
Hasta ahora, sin embargo, el comité organizador dice que «no hay plan B» y solo propone que en caso de contaminación se aplacen las carreras.
Aunque la existencia de tiburones en el Sena es ficticia, en 2022 se perdió en sus aguas una beluga enferma, lo cual movilizó a las autoridades para sacarla del lugar en condiciones de seguridad. El animal no sobrevivió tras una larga operación de rescate.
Según el IFAW, el argumento de la película En las profundidades del Sena no difiere mucho del clásico de 1976 Tiburón, que según la ONG ha contribuido a dañar la imagen de los tiburones en la memoria del gran público.
«Tiburón en peligro»
A veces amenazados de extinción, los tiburones «desempeñan un papel esencial», señalan los defensores del medioambiente, que quieren cambiar la imagen del escualo de dientes afilados.
«Ellos capturan el carbono, no los humanos», advierte la ONG en su comunicado. «El cambio climático es el verdadero horror de la realidad», añade el texto.
La película parece tener «el objetivo de mostrar al tiburón como una víctima de la humanidad», poniendo de relieve el declive de su hábitat, reconoce Barbara Slee, responsable del programa internacional del IFAW, en un comunicado de prensa. Sin embargo, «nos encontramos una vez más con una película que se basa en esta imagen poco favorecedora de la especie, presentando a los tiburones como un depredador amenazante, los malos de la historia, cuando en realidad somos nosotros quienes los cazamos hasta ‘extinguirlos», explica.
Hay más de 1.000 especies de tiburones y rayas en el mundo, más de 50% de las cuales están amenazadas o casi en peligro de extinción, subraya el Fondo.
Cada año se matan más de 100 millones de tiburones en la pesca comercial, aproximadamente el doble de lo que científicos estiman que es sostenible, según la misma fuente.
Los ecologistas señalan que los tiburones ayudan a preservar la salud de los ecosistemas marinos, lo que permite al planeta resistir mejor el cambio climático.
La ONG concluye su declaración afirmando que si no se toman medidas urgentes, ciudades como París, Londres, Berlín y Ámsterdam podrían acabar bajo el agua en el futuro, debido a la elevación de los océanos provocada por el calentamiento global.
Por Maria Paula Carvalho
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