El capítulo de la novela que se lee en Venezuela cada vez que hay elecciones presidenciales es la reiteración de que no podemos esperar resultados distintos, si se continúa haciendo lo mismo. Esa es la historia de cuatro elecciones presidenciales y un referéndum revocatorio durante los tiempos revolucionarios a partir de 1998. No están incluidos en esta reseña ni el referéndum aprobatorio para la reforma constitucional de 2007 ni las elecciones parlamentarias de 2015. En ambos eventos hubo triunfos para la oposición, pero no estaba en riesgo el poder del régimen. Nunca lo estuvo. Después hicieron contraataques a su manera y revirtieron la derrota. Esa parte del relato durante los cinco eventos electorales desde los tiempos del referéndum revocatorio de agosto 2004, siempre han mantenido el mismo formato y se han constituido después de los anuncios de la tendencia irreversible desde el CNE en un gran momento de depresión para quienes aspiran el cambio político en Venezuela y la realidad de que el monstruo rojo rojito de la revolución bolivariana sigue vivo políticamente. Que continuará chupando la sangre y la vida a los 30 millones de venezolanos a la manera del conde Drácula de la novela de Bram Stoker mientras no se le dispare la bala de plata, se le corte el cuello y luego se le entierre la estaca en el corazón. Esa secuencia se logra haciendo las cosas de una manera distinta para alcanzar resultados distintos.
La edición de ese capítulo debe alterar el orden de las escenas. La novela actual contiene una escena uno que es una rueda de prensa opositora anunciando con gestos corporales y sonrisas el triunfo sin presentar los resultados. La número dos contiene los anuncios oficiales del CNE con la famosa tendencia irreversible y sus porcentajes y números. La número tres es la misteriosa desaparición del liderazgo opositor hasta que 24 horas después reaparecen denunciando un fraude sin los argumentos y los soportes de este, que son el 100% de las actas de escrutinio – léase bien el 100%– y los resultados de la totalización a nivel de mesa, de centro, de parroquia, de municipio, de estado y a nivel nacional. Esas son las tres escenas que al final arrojan los mismos resultados en la vida eterna del vampiro del socialismo del siglo XXI para continuar con el azote de los venezolanos. Ese capítulo hay que reescribirlo, actualizarlo y eliminar algunos párrafos si se quiere disponer de otros efectos.
La defensa del voto reside en el antes, el durante y el después del 28 de julio de 2024. Y la clave está en la eficiencia de la actuación de los integrantes del padrón electoral y de los comanditos antes, durante y después del 28J en las 28.180 mesas electorales con todos los testigos y sus suplentes, y los miembros de mesa afines a la oposición; alertas antes, durante y después del evento electoral. Las 28.180 actas de votación con los resultados, inmediatamente después del cierre de las 28.180 mesas electorales debe volar en tiempo real a través del espacio digital a los centros de totalización del centro electoral, de la parroquia, del municipio, de los estados y a nivel central en una sala situacional, donde, en tiempo real se irán manejando los resultados. En algún momento de la tarde, en Caracas, en Washington, en Tananarive, la capital de Madagascar, en Katmandú o donde sea que se instale ese centro de totalización se debe tener un número exacto que indique la tendencia irreversible. Lista para ser anunciada con las 28.180 actas de las mesas electorales. ¿Eso se puede hacer? Se asume que sí. La única condición es la presencia de los testigos de mesa en el 100% de las mesas y el establecimiento de las responsabilidades desde el centro electoral de Santa Cruz de Unare, en la parroquia Zaraza, en el municipio Pedro Zaraza, en el estado Guárico –para colocar un ejemplo– y hasta el destino final del acta en Caracas, en Washington, en Tananarive, la capital de Madagascar, en Katmandú o donde sea que se instale ese centro de totalización. ¿Eso se puede hacer? ¡Sí! Y si no se hace entonces quienes tienen la responsabilidad del plan de la defensa del voto pasan a la categoría de cargacatres y se va a repetir el capítulo de la novela tal cual como la hemos leído en los eventos anteriores en que el régimen se acredita la victoria sin ningún tipo de consecuencia.
Una edición de los párrafos que incluya la alteración de la secuencia de las escenas y la inclusión de otra puede muy bien refrescar y cambiar el final histórico. Con la disposición de la tendencia irreversible en mano, a una hora oportuna de la tarde, la primera escena de ese capítulo reformado debe ser el anuncio y la difusión de los números exactos desde Caracas, desde Washington, desde Tananarive la capital de Madagascar, desde Katmandú o donde sea que se instale ese centro de totalización sin ruedas de prensa con sonrisa Pepsodent, luego viene la siguiente con los anuncios del CNE favoreciendo al régimen y la tercera, será la denuncia del fraude con las 28.180 actas de votación en mano con los números finales ya totalizados, y la disposición de defender esos guarismos al tenor de lo que establece la Constitución nacional en el artículo 5 “…la soberanía reside en el pueblo, etc. etc.”. El anuncio oportuno con las 28.180 actas solo está condicionado a que el padrón electoral y los comanditos hagan presencia eficiente y firme en el 100% de las mesas y los centros electorales.
La novela de Stoker que ha sido adaptada al cine, el teatro y a la televisión muy bien se puede adecuar a estas elecciones presidenciales del 28J en Venezuela en el final del conde, en el que el rito exige una ristra de ajos, un crucifijo de oro, una bala de plata y al final enterrarle en el corazón una estaca después de cortarle el cuello. Eso lo vuelve polvo. Eso solo se logra con la presencia eficiente y firme en las 28.180 mesas electorales, la disposición de las 28.180 actas de resultados el 28J en tiempo real en Caracas, en Washington, en Tananarive, la capital de Madagascar, en Katmandú o donde sea que se instale ese centro de totalización y el anuncio oportuno de esos resultados antes de que lo haga Elvis con la tendencia irreversible.
¿No se puede? Entonces el Drácula revolucionario le seguirá chupando la sangre a todos los venezolanos.
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