La victoria electoral de la oposición democrática el 28 de julio (28J) es el resultado de múltiples factores: políticos, como la unidad opositora; sociales y económicos, como el deseo de cambio de una población empobrecida por 25 años de oprobio; electorales, como la movilización del electorado, su motivación y la organización necesaria para concretar ese triunfo. Por lo tanto, la discusión acerca de si la elección se gana con movilizaciones y concentraciones u organización de militantes y simpatizantes en las mesas electorales el 28J, es una falsa discusión, pues todas esas acciones son necesarias y el triunfo es el resultado de la combinación virtuosa de todas ellas.
Campaña vs Organización
Sí, es cierto, se gana o pierde en las mesas electorales (ME), pero para defender los votos, lo primero es lograr que haya votos, que la gente se motive y vaya a votar y para eso es la campaña electoral, con sus concentraciones, movilizaciones, reuniones, procesos de captación de electores, procesos de educación electoral para que la gente sepa votar y obviamente con la indispensable organización que apoye el día de la votación a los electores y a los “testigos”.
Todo lo que se está haciendo es necesario: el candidato en actos puntuales, entrevistas y reuniones con sectores del país; los dirigentes y líderes políticos incorporados a la campaña electoral, recorriendo y motivando a los electores; y los militantes de los partidos y de las organizaciones de la sociedad civil −a nivel internacional, regional y local− enseñando a los electores a votar y a verificar sus votos y trabajando en la organización a desplegar en la campaña y en las mesas electorales el 28J. Por supuesto los venezolanos en el exterior apoyando a los que van a votar allí y para que los que no puedan hacerlo −por habérseles negado ese derecho− apoyen a sus familiares y amigos para que lo hagan en Venezuela. Es decir, todos al unísono, para motivar a los electores, apoyarlos y defender el resultado. Ninguna de esas tareas −y otras no descritas− son más o menos importantes que otras, todas son necesarias y lo deseable es que cada quien se dedique a aquello que sabe hacer mejor y para lo que tiene más destrezas. Pero veamos a continuación algunos temas críticos que han salido a la discusión.
Observadores electorales
A algunos les preocupa que solo contaremos con la “observación electoral” interna −observadores nacionales−; probablemente con la observación del Centro Carter, y por confirmar, con una Misión de Expertos de las Naciones Unidas y por último, con algunos invitados de partidos políticos internacionales. No vamos a estar “solos” el 28J. Estará sobre nosotros la mirada del mundo; sobre todo, de nuestros principales vecinos, Brasil y Colombia −a quienes ya sabemos que afectan mucho los desplazamientos humanos producto de nuestros problemas políticos internos− y en general estaremos bajo escrutinio de todos los países americanos y europeos; y eso no es poca cosa; como tampoco lo es la presencia de la prensa internacional, cuyos corresponsales vendrán en masa a ver y reportar lo que ocurra en el país.
Tareas importantes
Por tanto, no puedo dejar de insistir en que hay dos tareas importantes el 28J; la principal, lograr que los electores vayan a votar. Lo dicho: si no hay votos, no hay nada que defender. Por lo tanto, además de estimular a los electores, hay que apoyarlos, facilitarles la tarea, estimularlos para que no se desanimen con las dificultades que encuentren, que pueden ser varias. En buena medida la votación será resultado de la campaña electoral que se está llevando adelante; la del candidato y la de los lideres recorriendo el país, informando y formando a su gente y, sobre todo, insuflándoles o avivando en todos la esperanza de que el cambio político es posible.
La segunda tarea es la organizativa. Constituir los equipos que apoyarán a los electores y a los “testigos electorales”; éstos últimos pieza fundamental, pues son los que observarán y denunciarán en las actas si hay algunas irregularidades, que informarán a los comandos de los partidos y que recogerán los resultados y los harán llegar con prontitud al lugar que se les asigne para ello. Sobre este último tema, el de los “testigos”, se ha desatado una discusión en redes sociales, que denota una preocupación que es loable que se tenga, pero que tenemos que evitar que se convierta en uno de los tantos “mitos” que se generan en estos procesos y que no contribuyen a estimular el voto, sino todo lo contrario.
Centros de votación y mesas electorales
Ciertamente, lo deseable es conseguir que la oposición democrática tenga “testigos”, si no es posible en todas las ME, del país y del exterior, al menos en más del 95% de ellas. Es natural la preocupación de algunas personas por la composición y distribución de los Centros de Votación (CV), que ya se conoce cuantos son y donde estarán ubicados, pues el Registro Electoral, como estaba pautado, se dio a conocer el 1 de junio (Gaceta Electoral 1507, 1/06/2024 – https://bit.ly/3X7AZap). Eso sin duda ayuda al trabajo político, porque sabemos dónde van a estar los CV y como nos ha ido históricamente en ellos; todos los partidos saben de sobra dónde tienen sus seguidores y sus votos y son los primeros interesados en mantener esa votación, pues no olvidemos que en 2025 tendremos elecciones parlamentarias, regionales y locales.
Pero el detalle completo, en cuanto a la organización que tenemos que desplegar, con relación a los “testigos electorales” y los equipos que los apoyarán, sólo la podemos hacer, con entera precisión, cuando sepamos, con igual precisión, el número de ME; y sobre eso aun no tenemos información definitiva. Desde luego, la que tenemos hasta ahora −y las experiencias anteriores− nos sirven para iniciar el trabajo de selección de “testigos” y preparar sus equipos de apoyo; y ya eso se está haciendo y además se están formando instructores y facilitadores que capacitarán esos “testigos”.
Faltan 20 días para que comience, ante el CNE, la acreditación de los “testigos”, que se inicia el 28 de junio, de acuerdo al cronograma electoral, y finaliza el 27 de julio; por lo tanto, que no tengamos aún la lista definitiva y completa de los mismos, no es un problema significativo; habida cuenta, además, que los partidos políticos suelen hacer una “carga masiva” de todos sus “testigos” en un mismo día, una vez que se abra el periodo de acreditación, y mientras tanto van “depurando” sus listas y sobre todo guardándolas celosamente para evitar saboteos y complicaciones. En conclusión, no nos podemos dormir, pero estamos con tiempo suficiente a pesar de la angustia de algunos.
Trabajo adelantado
Más bien creo que, si es verdad lo que se comenta en redes sociales, que tenemos cubiertas más del 35% de las supuestas ME −que aún no sabemos cuántas son− es un gran adelanto. Con eso no subestimo nada; sé lo que enfrentamos y que hay que montar los equipos para apoyar esos “testigos”; solo digo que hay tiempo y sobre todo conocimientos y experiencia de sobra. Lo que falta es conocer el número exacto de ME que tenemos que cubrir. Además, resalto la observación que me hizo un amigo periodista: Es la primera vez que este tema se discute a profundidad, antes del día de la votación, pues siempre se discutía después, para explicar porque habíamos perdido o para justificar por qué no teníamos todas las actas para probar que de verdad habíamos ganado: “Es que no cubrimos todas las mesas con testigos electorales”, decíamos. Espero que la discusión de ahora sirva para cubrir está vez todas las ME y no para desmoralizar a los votantes.
“Mitos in crescendo”
Sobre las tareas a desarrollar por parte de los “testigos” ya he insistido en ocasiones anteriores (Ver Testigos Electorales 1 y 2: https://bit.ly/4dTnhxO y https://bit.ly/3Rb5Izv) y como está allí dicho, los testigos lo que van a hacer es enviar los resultados a través del mecanismo que se designe, registrar en el acta las eventualidades que se produzcan en la ME y que perjudiquen al candidato unitario, e informarlo de inmediato a su comando respectivo. Pero, un “testigo” en la ME, o varios, no son los que van a defender los votos y los resultados; eso es tarea de todos y sobre todo es un tema que también hay que encarar y resolver; pero, eso no se va a hacer en discusiones de grupos de WhatsApp, por redes sociales o por esta vía. No generemos un “mito” con los “testigos electorales”.
Las cifras “frías”
Hay otro punto que quiero tratar con relación a los “mitos”, pero para ello es preciso considerar el contexto de las cifras de esta elección, al menos las que ya conocemos. De acuerdo con el RE definitivo, tenemos 21.323.253 electores en Venezuela y 69.211 en el exterior, para un total de 21.620.705; que se distribuirán en 15.863 CV en Venezuela y 106 en el exterior, para un total de 15.969 CV. Como ya dije, aún no sabemos el número de ME; pero dependiendo del número de electores por mesa que decida el CNE – entre 900, 950 o 1.000− podremos tener entre 21.300 y 23.700 ME. Pero esos son los números fríos; los datos calientes y realistas son otros.
Las cifras “calientes”
Primero, desde el punto de vista del personal a organizar, los datos que conocemos nos permiten estimar que necesitaremos entre 61.000 y 74.000 “testigos”, considerando un principal y dos suplentes y dependiendo del número de votantes por ME que al final se defina; pero como tenemos tres partidos −MPV, MUD y UNT− podemos acreditar entre 191.000 y 213.000 “testigos electorales”.
Segundo, no sabemos con precisión cuantos electores hay en el exterior, a los que se les privó su derecho político al voto, pero los estimamos, conservadoramente y redondeando, en 4 millones; lo cual nos disminuye la cifra de electores en Venezuela a 17,6 millones; tampoco sabemos cuál será la cifra de abstención, suponemos que bajará −por el nivel de interés y polarización que nos dicen las encuestas−, pero la podemos estimar en 25%, es decir 4,4 millones; lo que nos deja un electorado de 13,2 millones a repartir entre dos opciones principales −sumando a la oficial la de los partidos judicializados−. Esos 13,2 millones de electores, son nuestro objetivo.
¿Dónde ganaremos?
Y aquí es donde creo necesario que aterricemos y no construir “mitos”. Por ejemplo, se ha hablado mucho de Centros de Votación con una o dos ME, que supuestamente favorecen al gobierno, pues siempre obtienen en ellos una alta votación; ciertamente, son CV más fáciles para movilizar votantes y algunos de ellos para intimidar a nuestros electores y personal electoral. Por supuesto que tenemos que hacer esfuerzos importantes para cubrir esos CV y tener “testigos” en esas ME y en las más remotas, más inaccesibles y en donde siempre ha perdido la oposición; pero con realismo; porque no es cierto que allí no sacamos ningún voto; y ciertamente en esta ocasión todo indica que subiremos considerablemente nuestra votación en ellos, como para que nuestro triunfo dependa de nuestra votación en los centros en donde histórica y tradicionalmente se vota por el oficialismo.
Conclusión
Nuestra preocupación debe ser asegurarnos que en los centros donde siempre hemos ganado −y eso incluye el exterior− no se pierda ni un solo voto, por confusión, dejadez o abstención. Es allí donde aseguraremos el triunfo el 28J, en donde hay que arreciar nuestra campaña de motivación, de educación electoral para evitar confusiones, de movilización y apoyo a los votantes. Que no falle o se pierda un solo voto en esas ME, en Venezuela y en el exterior.
https://ismaelperezvigil.wordpress.com/
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