The Apprentice («El aprendiz»), una de las películas más destacadas en la competición del pasado Festival de Cannes, toma prestado el título del reality show que protagonizó durante años Donald Trump y le da la vuelta.
En el filme el aprendiz es el propio Trump, un joven hombre de negocios curtido en los pasillos del poder y muy influenciado por un abogado sin escrúpulos llamado Roy Cohn.
Hoy en día Cohn es conocido por las lecciones que le dio a Trump, pero incluso antes de eso ya era una figura descomunal y de gran influencia en la política y la cultura de EE.UU.
Cohn era un hombre gay que persiguió a otros homosexuales para sacarlos de sus puestos gubernamentales en lo que se conoció como el Terror Lila de la década de 1950. A lo largo de su vida, se dedicó a intimidar a mucha gente.
Murió de sida en 1986, insistiendo públicamente en que tenía cáncer de hígado y negando hasta el final que fuera gay, a pesar de llevar a sus amantes a eventos públicos.
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A lo largo de los años ha sido presentado como un personaje furioso y amenazador en la obra de teatro Angels in America, de Tony Kushner, y en la reciente miniserie Fellow Travellers.
Incluso fue la inspiración para el desagradable abogado anónimo de cabello azul que defiende al Sr. Burns en «Los Simpson».
La revista Esquire señaló que Cohn «galopó a través de la segunda mitad del siglo XX como un malévolo Forrest Gump».
«Vida vampírica después de la muerte»
Thomas Mallon escribió en 2006 la novela Fellow Travellers, en la cual se basa la citada miniserie.
«Una sorpresa (no evidente cuando comencé la novela hace 20 años) es que Cohn acabaría por tener una vida vampírica después de la muerte gracias Trump», le dijo Mallon a la BBC.
Cohn sigue regresando de entre los muertos, dice Mallon: «Si se tiene en cuenta que afectó personalmente el pensamiento y el comportamiento de Trump, uno se da cuenta de que Cohn ha tenido un impacto -aunque en intervalos- sobre el país, durante 70 años«.
Cohn fue, en algunos aspectos, brillante. Apenas tenía 20 años cuando como fiscal adjunto en 1951, ayudó a diseñar la condena y ejecución de Julius y Ethel Rosenberg por ser espías soviéticos, y reconoció haber utilizado conversaciones ilícitas con el juez del caso para obtener la pena de muerte.
Poco después, se hizo conocido como asesor principal del comité del senador Joseph McCarthy que expulsó a supuestos funcionarios comunistas del gobierno estadounidense.
En Nueva York durante las décadas de 1970 y 1980, salía de fiesta al famoso club nocturno Studio 54, y ejercía influencia como amigo de famosos y poderosos, incluidos Barbara Walters, Andy Warhol y Ronald y Nancy Reagan.
Como abogado, representó tanto a jefes de la mafia como a Trump, y semanas antes de morir fue inhabilitado por, entre varios delitos, defraudar a algunos de sus clientes.
También era muy conocido por su costumbre de robar comida del plato de otras personas, incluso en los restaurantes más elegantes. (¿Narcisismo o simplemente malos modales en la mesa? Probablemente ambos).
Donald J. Trump
Su alianza con Trump comenzó a principios de la década de 1970, cuando el gobierno estadounidense demandó al expresidente y a su padre por discriminar a los inquilinos negros en los apartamentos que administraban.
Cohn hizo que Trump contrademandara al Departamento de Justicia.
El caso se resolvió con un acuerdo e inició un patrón de litigios que ayudó a definir la carrera de Trump en los negocios y más tarde en la política.
Un artículo de The Washington Post sobre la influencia de Cohn que se publicó durante la campaña presidencial de 2016 en EE.UU., tenía el titular «El hombre que le mostró a Donald Trump cómo explotar el poder e infundir miedo», y resumió la lección que le dio el abogado al futuro presidente como «una fórmula simple: atacar, contraatacar y nunca disculparse».
Cohn también era un experto en la manipulación de los medios.
Su figura se analiza en el documental de 2019 «¿Dónde está mi Roy Cohn?».
Aunque no se centra en Trump, la película toma su título de uno de sus ahora famosos comentarios. Cuando el que fuera fiscal general Jeff Sessions se recusó de una investigación centrada en la posible interferencia rusa en las elecciones de 2016 (una decisión que Trump consideró desleal), supuestamente preguntó enojado: «¿Dónde está mi Roy Cohn?».
La pregunta de Trump se ha convertido en un elemento recurrente de los artículos recientes sobre su equipo legal, a propósito de su juicio penal en Nueva York, en el que fue declarado culpable.
El documental incluye muchos clips de archivo de Cohn de la década de 1950 y posteriores.
Con una calma escalofriante, se jactaba en un programa de televisión en la década de 1970 de que sus clientes estaban contratando con él lo que él llamaba el «valor del miedo», porque sus oponentes sabían que tendrían que enfrentar «todo tipo de consecuencias terribles».
En la cultura popular
Cohn prácticamente había desaparecido de la conciencia pública hasta que se estrenó Angels in America en 1991.
Una de las decisiones acertadas de Kushner en su obra teatral visionaria fue representar a Cohn en su lecho de muerte, una metáfora de la hipocresía de la era Reagan.
Al Pacino ofrece una de sus mejores actuaciones en la miniserie Angels in America de Mike Nichols como un Cohn lleno de convicción, comprometido con sus propias mentiras, pero con un toque de patetismo. Es un paciente que le grita al médico que le diagnostica sida: «Lo destruiré» si vuelve a mencionar el sida.
Ese Cohn insiste, como en la vida real, en que no es gay aunque se acostaba con hombres, porque era poderoso y, decía él, «los homosexuales son hombres que no tienen influencia».
Los aliados de Trump tienen una visión diferente de la personalidad y las tácticas de Cohn, aunque rara vez lo nombran.
Una excepción la hizo el exasesor de Trump, Steve Bannon, quien escribió un prólogo para la reedición en 2023 de la biografía de Cohn escrita por Nicholas von Hoffman titulada Citizen Cohn.
En el prefacio Bannon escribe que Cohn es «una de las figuras más extraordinarias, demonizadas e incomprendidas de la política del siglo XX».
Luego menciona las acusaciones contra Trump y dice que «el presidente está contraatacando», tal como habría hecho Cohn. «¿Es de extrañar que el presidente Trump pregunte ‘¿Dónde está mi Roy Cohn?'», escribe Bannon.
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